Dueño de todo, menos del gol

A las agarradas anduvo el "Bichi" con Casteglione durante toda la tarde. El "20" fue protagonista de una jugada dudosa y le sirvió un pase-gol a Blanco. Foto: agencia Télam.. 

Colón cometió el pecado de perdonarle la vida a un Arsenal que sólo se defendió. La "pifia" de Blanco fue la más clara, pero Gandín, Fuertes y Moreno también tuvieron situaciones para marcar. Estévez no fue habilitado y Pineda firmó el contrato en la cancha y hoy comienza a entrenarse.

Buenos Aires (Enviado Especial).- En este fútbol argentino tan rico y abierto en esquemas y estrategias, Colón y Arsenal son dos equipos perfectamente diferenciables. Con Basile, Colón será un equipo que saldrá a buscar los partidos (ayer lo hizo). Y Arsenal, con un técnico que conoce las limitaciones de su plantel, tratará de jugar con el error y la desesperación del rival (como intentó hacerlo). Por eso salió un partido absolutamente previsible en el que nada ni nadie sorprendió. Colón fue el "dueño" de la pelota y la usó correctamente en el primer tiempo aunque no tan bien en el segundo. Arsenal se encerró atrás, achicó espacios, amontonó gente y sólo dejó a Denis allá arriba para pescar algún pelotazo.

En este concierto, el que no debía fallar era Colón. �Por qué?, porque a estos equipos, como Arsenal, no hay que perdonarlos. Hay que liquidarlos cuando se presenta la primera oportunidad. Y Colón no lo hizo. Dejaron pasar las suyas Fuertes y Gandín en el primer tiempo, también lo hizo Blanco (terrible "pifia" tras un centro de Fuertes en lo que fue la jugada más clara de gol) y por milímetros no se le mete a Limia un remate abajo y esquinado de Moreno y Fabianesi. Muchas concesiones para un rival contra el cual hay que ser implacable. Y Colón no lo fue.

Un "gasto" sin correspondencia

Si Colón hubiese jugado mal, posiblemente al partido lo perdía. Ya le pasó en el torneo anterior, cuando con Maturana y ante el mismo rival jugó un pésimo partido y se fue derrotado de la cancha de Racing. Pero cuando un equipo hace el gasto, tiene la pelota casi todo el tiempo, ataca y no concreta, la cotización del punto baja y ya el resultado no tiene el mismo gustito que si se hubiese dado en otras circunstancias.

Además, Colón venía de jugar un partido parecido ante Estudiantes en el que tampoco supo resolver lo que todo el mundo sabía, a priori, que podía pasar. Y ya van dos equipos lleno de actitudes defensivas y especuladoras que le complican la vida y no le permiten sumar de a tres. Aspecto en el que Basile tendrá que colaborar, desde lo táctico, para que no se transforme en un "boomerang" para su pretendida y demostrada actitud ofensiva.

Estudiantes y Arsenal no serán los únicos que saldrán a esperarlo a Colón. Esto es tan previsible que representa una obligación -para el técnico y el plantel- buscar todas las variantes para que aquellos que regalan tanto (la pelota y el terreno) no se salgan con la suya y terminen robándole puntos que Colón, con más agresividad y contundencia arriba, los tendría que ganar. Sobre todo ayer, porque enfrente tuvo a un Arsenal que no le creó una sola ocasión de gol.

Mientras duró el toque y las piernas respondieron...

Me gustó el primer tiempo de Colón. Prolijo en el trato de la pelota, saliendo siempre por abajo desde el fondo, con una excelente predisposición de Grisales (fue la figura en el primer tiempo) para adueñarse de la pelota, con un Moreno y Fabianesi recuperado en su nivel después del bajo desempeño contra River y Estudiantes, con un Giovanny movedizo y un Gandín "corajudo" y encarador.

Al equipo le faltó el gol, argumento tan simple como fundamental en el fútbol. Todo lo demás lo hizo correctamente, pero sin esa necesaria correspondencia en el arco rival. Y como si esto fuera poco, a la anemia de gol que mostró ayer, se le sumaron un par de jugadas dudosas adentro del área en las que Maglio hizo la vista gorda: una contra el "Cata" Díaz y la restante contra Fuertes, que terminó con la amonestación al "Bichi" por su airada protesta.

En ese lapso -el del primer tiempo- duró el toque y respondieron las piernas. Después, el equipo se fue cayendo cuando entró en otra de las cuestiones previsibles que planteaba el partido: la posibilidad de que el correr de los minutos lo hiciera entrar en la impotencia y la consecuente desesperación.

Aquí es donde se observaron un par de detalles que no pasaron desapercibidos:

* 1) El declinar físico de algunos jugadores (Gandín no fue el único), que le hicieron bajar el ritmo al equipo y contribuyeron a la exclusiva misión de achicar espacios y evitar riesgos en su arco que tuvo Arsenal durante todo el partido.

* 2) Las pocas variantes que tenía Basile en el banco. �Por qué lo armó con tres jugadores (Imhoff, Chitzoff y Capurro) con características más defensivas que ofensivas?, �por qué no hizo entrar a alguno de ellos, al menos para darle un poco de aire a un equipo que se fue desinflando en todos los aspectos? Es cierto que son apreciaciones que se hacen con todo puesto (el resultado y el trámite). Pero está claro que, en la previa del partido, todo lo que se dio formaba parte de la previsibilidad. Y ante esta circunstancia, Basile sólo tenía un jugador con características netamente ofensivas: Ismael Blanco.

"Antes, la soplaba y entraba"

Treinta y dos minutos del segundo tiempo. Fuertes se escapa por la izquierda, se lleva a la rastra a un rival, la tira al medio y Blanco ingresa solo y con todas las posibilidades de someter a Limia. En otros momentos, el "Sungui" no perdonaba. Ayer, ni siquiera le pegó a la pelota: pifió el remate y el balón siguió su trayectoria.

-�Qué pasó, Ismael?

-No sé. El "Bichi" me la dio bien y pensé en pegarle fuerte al primer palo, al derecho de Limia. No sé si me picó mal o qué. La cuestión es que le erré y no lo puedo creer.

-�No estaba bien la cancha?

-Desde afuera parecía que estaba bárbara, pero cuando entré me di cuenta de que había unos pozos impresionantes. Es posible que no me haya picado bien, pero tampoco quiero buscar excusas.

-Antes, esas pelotas iban adentro, �no?

-Bueno, yo estoy tranquilo porque me tocó entrar en los tres partidos y tuve situaciones. Ante River y Estudiantes fueron dos cabezazos que se me fueron arriba, y hoy tuve ésta que nos habría dado la victoria.

-Son las rachas de cualquier goleador...

-Antes, le pegaba con cualquier cosa o la soplaba y entraba. Ahora tengo las mismas posibilidades y me quedo con las manos vacías. Pero no me tengo que volver loco ni mucho menos. Ninguno de los muchachos me dijo nada y tampoco Basile. Sé que era un partido cerrado y no se podía fallar, pero lamentablemente me tocó a mí y por eso me voy con un poco de bronca.

Enrique Cruz (h)[email protected]