Un día de libertad
En el penal de Las Flores, los internos organizaron y compartieron un festejo del Día del Niño con sus hijos y familiares.

¿Qué conocemos de la cárcel? Que hay barrotes, que hay hombres y mujeres cumpliendo una condena. Que hay revueltas, que hay motines, que hay violencia. Eso es lo que trasciende las fronteras del encierro. Es lo único que los medios reflejan de la vida que transcurre privada de libertad. Pero en la cárcel también pasan otras cosas. Y son los propios internos los que se esfuerzan para hacer un poco más soportables las horas en soledad y aislamiento.

En el Penal de Las Flores, la Biblioteca General San Martín es un espacio donde los internos no sólo toman las decisiones, sino que promueven la lectura, resuelven gestiones administrativas relacionadas con la marcha de sus condenas y facilitan la relación con las autoridades del Penal. Pero, lo más importante es, sin dudas, que organizan actividades para recibir a sus seres queridos. Es en ese marco donde el domingo pasado celebraron el Día del Niño, con sus hijos y demás familiares.

Los integrantes del Club de Lectores tuvieron a su cargo la organización del encuentro que abarcó desde las primeras horas de la mañana hasta las seis de la tarde. En los patios del penal, los internos compartieron juegos con sus hijos y mateadas con sus familias, hasta que el color y el ritmo quebraron el tono gris y el silencio habitual del lugar con la llegada de la murga. Y entonces, una sonrisa compartida acortó distancias.

Roberto Coronel y Eduardo Bournissent, integrantes de la Biblioteca, explican que estos encuentros, además de significar un cálido momento para compartir con la familia, "es una forma de que la sociedad conozca la otra faceta de la realidad de las cárceles y lleguen, de alguna manera, estas cosas que también suceden y que escasamente se difunden".

Fotos: Flavio Raina