El "nono" de barrio Roma
Peleó en la Primera Guerra Mundial y luego sentó raíces en el barrio Roma y trajo a toda su familia a Santa Fe.

El amigo Pablo Gigliotti tiene dos o tres raíces muy profundas y arraigadas. La primera, es haber mantenido la tradición "familiera" de sus antepasados; la otra tiene que ver con el fútbol y con su querido Colón, al que sigue de cerca a pesar de que ahora no forme parte, como alguna vez lo fue en aquellos viejos tiempos de Italo Giménez, de la vida activa como dirigente del club.

Siempre Gigliotti nos acerca cosas que tienen que ver con la ciudad, con su querido barrio Roma y, en este caso, un recuerdo familiar de su "nono" Bruno De Fazio, que llegó a la Argentina en 1925 con las mismas ganas de trabajar y progresar que tuvieron tantos inmigrantes italianos en nuestras tierras.

El "nono" Bruno nació en Decollatura, en la provincia de Catanzaro, en Calabria, al sur de Italia. Luego de haber vivido los horrores de la Primera Guerra Mundial, de la que participó y recibió una medalla que lucía con mucho orgullo, decidió dejar Italia para buscar un mejor porvenir en estas tierras, llegando a Santa Fe.

Acompañado por su hermano Juan y su hijo Angel, se radicó en el barrio Roma. Al poco tiempo, Angel regresó a Italia para casarse, porque allá había quedado su novia. Y acompañado por su hermano menor, Luis, emprendieron el regreso meses más tarde. También llegó su hija Angela, ya casada, que le trajo a la Argentina a su primer nieto.

En Italia habían quedado la nona Angela María, el tío Emilio y la tía María, esta última ya casada. Entre 1946 y 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, llegaron Angela y Emilio. Al poco tiempo lo hizo María junto a su esposo Miguel y a sus tres hijos: Gina, José y Angel. Todos, sin excepción, se radicaron en el barrio Roma.

Bruno fue obrero municipal y gozó de muy buen concepto entre sus compañeros de trabajo y funcionarios. En el barrio era conocido como el "nono" Bruno y así, con su bonhomía y hombría de bien, se fue ganando el cariño de los vecinos.

En 1949, al cumplir las bodas de oro, logró el gran objetivo de reunir en su casa a toda la familia y descendientes. Allí, en Vera al 3600, se produjo un acontecimiento que llenó de orgullo y emoción a todos los familiares. Fue una verdadera fiesta, en la que tampoco faltaron los vecinos.

"El `nono' Bruno me llevaba, de chico, a recorrer avenida Freyre, el puerto, la plaza España, el palomar, el puente Colgante, el parque Oroño y la Costanera. Puedo decir que mis mejores recuerdos de la niñez están emparentados con la figura del `nono' Bruno. Y que gracias a él fui conociendo los distintos rincones de mi ciudad", señala con mucha emoción don Pablo Gigliotti, quien al superar ya los 70 años rememora todavía aquellos tiempos y la figura de su querido "nono".

La vida de Bruno se fue apagando de a poquito, casi como una vela. Hasta que un día de 1974, a la edad de 95 años, decidió su partida. "Aquel momento fue muy duro para todos, no sólo para la familia sino para los vecinos que tanto lo querían. Pero hoy, luego de tantos años, sentimos la alegría de recordarlo y el ejemplo que nos dejó por ser tan querible".

Enrique Cruz (h)