Un James Bond sin licencia para matar
Soñó con ser espía al servicio de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, pero su incapacidad para asesinar hizo que optase por otro camino. Este hecho provocó que Fleming se dedicara a escribir las aventuras del más famoso héroe contemporáneo, el Agente 007, y se convirtiera en el escritor de éxito que hoy conocemos. Ahora se cumplen cuarenta años de su adiós definitivo.

Periodista, agente de bolsa, atleta, políglota, amante de la naturaleza y asesor del jefe de la Inteligencia Naval Británica, son algunos de los conceptos que hacen que nos imaginemos como era Ian Lancaster Fleming (Londres, Reino Unido, 1908).

Conocido en todos los países por ser el creador del espía con licencia para matar, James Bond, su faceta como escritor destacó sobre las demás a los ojos de la sociedad. Sin embargo, fue el espionaje lo que le marcó su vida y reconoció que escribía por dinero.

Nació en el seno de una familia adinerada, bien considerada en la alta sociedad inglesa. Su educación fue impecable: la elitista Eton, la academia militar de Sandhurst (ridiculizada en sus novelas) e internados en Munich y Ginebra, fueron los lugares donde Fleming pasó su infancia y la adolescencia.

Pero Fleming no encontró el gusto al estudio y comenzó su carrera periodística, trabajando como corresponsal de la agencia Reuters en Moscú. Se sospecha que fueron éstos sus inicios en el espionaje.

Espía con escrúpulos

La Armada Real británica se fijó en las capacidades de Fleming. En aquella época tenía la agilidad de un atleta, era un hombre alto y de aspecto atractivo. Sobresalía en todos los niveles del entrenamiento de un agente secreto. Uno de sus antiguos instructores comentó "su punto fuerte era el manejo de la pistola y de la metralleta, y era el primero de su clase en cuanto a la utilización de explosivos y sabotaje se refería".

Las autoridades inglesas sometieron a Fleming a un riguroso escrutinio y le nombraron ayudante del Almirante John Godfrey, director del Servicio de Inteligencia Naval, en 1939. El escritor, tiempo después, reconoció que fue este militar el modelo para crear el jefe de James Bond, el personaje de "M".

Fleming fue enviado a la base de entrenamiento secreta para agentes de espionaje aliados, ubicada en los alrededores de Oshawa (Canadá), creada por un agente de enlace del espionaje inglés en América del Norte, William Stephenson. Allí, aunque Fleming era mayor que el resto de sus compañeros, se le autorizó a realizar un cursillo de acción que se impartía en la escuela.

Para concluir el curso, era imprescindible realizar una misión: matar a un espía nazi o a un doble agente. Pero ninguno de los alumnos sabía que era todo un simulacro. Stephenson admitió que el supuesto agente, al que tenían que "matar", no era más que uno de los instructores alojado en un hotel determinado, que había sido antes oficial y policía, capaz de evitar un disparo que se le hiciese desde ocho o diez metros de distancia.

Se le explicó a Ian Fleming en qué consistía la misión que pondría punto final al curso y se le proporcionó una pistola. En la habitación contigua a la del instructor, que supuestamente tendría que ser asesinado, se encontraba Stephenson, quien recordó que cuando Fleming llegó, estuvo parado ante la puerta mucho tiempo, tembló y dio media vuelta para volver a bajar por las escaleras. No concluyó su misión.

El creador de 007 reveló tiempo después en una entrevista: "Pensé mucho en aquel hombre, al que iba a sorprender y asesinar. Me pregunté cómo podía Stephenson estar tan seguro de que aquel tipo era un espía. Me pregunté si me habrían dicho un número de habitación equivocado, mataría a un inocente. Estaba muy preocupado. Demasiado, diría yo".

Stephenson escribió que el teniente Ian Lancaster Fleming era uno de los discípulos con mejor calidad que habían pasado por su centro. Pero, a pesar de sus notables éxitos, ninguno de sus instructores, incluido el propio Stephenson, pensaron que Fleming fuera a ser un espía eficaz.

Soportando el fracaso, Ian regresó a Inglaterra y se dedicó a dirigir comandos y numerosos agentes en una serie de exitosas operaciones contra los nazis. No pudo matar a un hombre a sangre fría, pero se convirtió en experto en establecer y dirigir operaciones militares.

Entre sus muchas misiones, ideó una operación de sabotaje contra los puestos de espionaje alemanes en España durante la Segunda Guerra Mundial, según unos documentos que salieron a la luz en 1997. Se llamó la operación "Goldeneye", título en la que el actor irlandés, Pierce Brosnan, se metió por primera vez en el papel de James Bond.

Creador de un mito

La consagración de Ian Fleming como novelista ocurrió en los años 50. Al romperse su sueño de ser agente secreto, creó el personaje ficticio de 007, James Bond, nombre de un ornitólogo, autor de uno de los libros fetiche de Fleming, "Aves de las Indias Occidentales". Le pareció que era lo que necesitaba para nombrar a su espía, "breve y poco romántico, pero masculino".

El escritor inglés siempre recalcó que James Bond no era su imagen autobiográfica, aunque sí recurrió a sus propias experiencias para construir el personaje.

Sus aventuras en los entrenamientos, las actuaciones de distintos agentes en campo extranjero y las anécdotas de cuartel fueron plasmadas en los relatos de las aventuras de 007.

"Pienso escribir la novela de espionaje capaz de terminar de una vez por todas con las novelas de espionaje. He conocido a hombres que hicieron algunas de las cosas atribuidas a James Bond, pero no conozco a nadie que haya realizado todas las que yo le atribuyo a él" comentó en una entrevista el escritor.

En 1953 escribió el primer libro del Agente 007, "Casino Royal", un total fracaso en un primer momento. "Pensé que todos mis sueños se habían desvanecido de un golpe de una vez por todas. Estuve tentado a abandonar mi incipiente carrera literaria, pero un día, en un acto rabioso, me puse de nuevo a la máquina para crear "Doctor No", como segundo volumen de la serie Bond" explicó en una entrevista.

Ambas novelas pasaron desapercibidas, hasta que el productor Henry Saltzman llevó a James Bond al cine, "Doctor No" (1962) fue la primera de las veinte películas de 007. De este modo Fleming se convirtió en escritor de gran éxito, traducido a infinidad de lenguas.

Hasta la muerte del escritor, el 12 de agosto de 1964, hace ahora cuarenta años, a causa de un infarto al corazón, se vendieron más de catorce millones de ejemplares de sus novelas, sólo en Estados Unidos.

Buscando al perfecto James Bond

Los productores querían un actor que encarnase a la perfección el personaje de James Bond. Y lo encontraron. Sean Connery fue para Fleming la viva imagen del agente 007. "Desde Rusia con amor" (1963), "Goldfinger" (1964) o "Sólo se vive dos veces" (1967), fueron algunas de las películas en las que Sean Connery se convirtió en espía de la Inteligencia británica.

Un día el actor escocés decidió abandonar su personaje más popular. "Quiero hacer más cosas en el cine" argumentó. George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton y Pierce Brosnan han sustituido al que fuera la primera imagen de James Bond en las primeras siete películas.

También el último actor en interpretar al agente, el irlandés Pierce Brosnan, parece decir adiós al personaje. Después de haber rodado cuatro películas de 007, "Goldeneye" (1995), "El mañana nunca muere" (1997), "El mundo nunca es suficiente" (1999) y "Muere otro día" (2002), la prensa australiana está convencida de la sustitución de Brosnan por Eric Bana, protagonista de "The Hulk". Pero se barajan también otros nombres como Ewan McGregor o Jude Law.

Aún con todo esto, estamos seguros de que los relatos de Ian Fleming seguirán siendo un éxito rotundo, tanto en papel como en cine. Incluso cuarenta años después de la muerte de su autor, James Bond continúa siendo un referente en los relatos de aventuras.

Valentina Alvarez de la PedrosaFotos: EFE