Boca Juniors consiguió el 41º Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones de Básquetbol, al vencer en la final a Delfines de Miranda (Venezuela), el que ostentaba el título de tricampeón, por 92 a 87, según consigna el sitio Webasketball.

El equipo argentino ganó el partido de principio a fin y se hizo dueño merecidamente de su primer título internacional. Sin dudas fue el mejor partido de los cinco que necesitó Boca para su consagración.

El equipo fue de menor a mayor durante el torneo y terminó con un sólido esquema colectivo en cancha para no sufrir demasiados contratiempos durante los cuarenta minutos, pese a la dureza del partido.

Cierto es que la formación venezolana ratificó ser un gran conglomerado de jugadores consagrados, pero que en este certamen al menos tuvieron poca disposición equipista. Delfines en ningún momento pudo hilvanar una actuación como la que esperaban sus seguidores para conseguir el tetracampeonato.

Medianamente la formación caribeña tuvo problemas para definir buena parte de sus juegos y en ninguno de ellos brilló. De todas formas esto no empaña lo efectuado por Boca; por el contrario, el equipo de Sergio Hernández fue lo suficientemente inteligente y capaz de anular las variantes individuales de los venezolanos, las mismas que lo habían depositado a la final.

Con mucha autoridad, el elenco boquense se consolidó en las primeras acciones, sacando provecho de los ataques rápidos y gozando de la puntería de Paolo Quinteros, autor de tres triples durante el primer cuarto.

Contrariamente a lo que fue casi una constante en el campeonato, esta vez Boca empezó bien concentrado desde el inicio. Muy sólido en defensa, prácticamente anuló la posibilidad del tiro exterior a Diego Guevara y a Víctor David Díaz, obligando a Delfines a mantenerse con la potencia de Richard Lugo debajo del cesto (ocho puntos en el primer cuarto y doce al cabo del primer tiempo).

Durante el segundo cuarto, el quinteto auriazul obtuvo su primera diferencia interesante cuando sacó siete de ventaja apenas transcurridos los dos primeros minutos (26-19) que se estiró a ocho (31-23) cuando a 5.54 Paolo Quinteros conseguía su cuarto triple por entonces. Hasta ese momento el xeneize se mantuvo sólido y concentrado en defensa y con un buen trabajo de Martín Leiva en las zonas cercanas a los tableros. Quizás su único punto flojo era la gestación del juego, aspecto que mejoró sustancialmente con el ingreso de Festa, más el hecho de no disponer de un extranjero determinante (¿será Raheim Brown el jugador que necesita Boca?), ya que incluso con ambos aditamentos pudo haber sacado ventajas más decisivas.

De todos modos Delfines, con algunos arrestos de Lugo y de Díaz, metió una ráfaga favorable de 12-6 cerrando el primer tiempo de la mejor manera posible y con posibilidades intactas.

En el tercero Boca siguió ejerciendo el control conceptual del partido. Esta vez sustentado en una conducción muy agresiva de Sebastián Festa (4 puntos), apareció Fernando Malara (6 puntos) y se produjo un feliz ingreso de Alejandro Burgos (4 puntos y 3 rebotes) que prácticamente borró de la cancha a Richard Lugo (no convirtió puntos en el segundo tiempo).

Las ofensivas de Delfines empezaron a estar bien comandadas por Luis Julio (10 puntos) pero de todas maneras nunca pudieron inquietar al solvente trabajo defensivo xeneize.

Cuando promediaba el período hubo una jugada clave: doble de Malara y falta innecesaria de Lugo. Después el venezolano le pegó un codazo a Festa con el partido paralizado y se ganó una falta técnica. Malara facturó la bonificación y el base los dos libres que le permitieron a Boca escaparse otra vez a seis para poner el tanteador 48-42.

Al rato Burgos metió un gancho largo e hizo que el xeneize sacara su mayor ventaja por entonces, 52:42.

Ya en el cuarto de cierre, Delfines terminó de sufrir el otro golpe de gracia cuando Diego Guevara acumuló su quinta personal frente a Festa en medio de un ataque por la zona pintada.

Los venezolanos se partieron en dos y sólo se mantuvieron con la fuerza y la experiencia de Víctor David Díaz (14 puntos). Basado en el espectacular accionar de Fernando Malara (11 puntos en el último chico) con el acompañamiento de Burgos ambos llevaron a Boca a su mejor momento (66-54, la máxima ventaja del partido) después de aprovechar otro doble con bonificación.

Delfines no se entregó pero nunca bajó los cinco puntos de distancia. Boca manejó bien el cierre y después se puso a festejar. Se lo merecía. Había jugado su mejor partido del torneo y terminó haciendo historia.

Luego de un largo festejo las autoridades procedieron a la entrega de premios. Paolo Quinteros recibió la mención de MVP y se convirtió además en el mayor goleador (27.4) y en el mejor triplero del certamen.

En la final el natural de Colón, provincia de Entre Ríos, cosechó otros seis: tres en el primer cuarto, dos en el segundo y otro en el cuarto.

Deportivo San José de Paraguay le ganó a Uberlandia por 92 a 91 y terminó tercero, igualando la performance de Olimpia en 1979. Fue un gran torneo para el equipo guaraní, el que se alzó con la medalla de bronce.

Provincial Llanquihue finalizó quinto al ganarle a Guácharos por 93 a 79 y Piratas de Colombia, séptimo, ganándole a Regatas de Lima.

La ronda final del Campeonato Argentino de Clubes que organiza la Confederación Argentina de Básquetbol (Cabb) y clasificará a tres de los cuatro equipos que llegaron a esta instancia para el torneo de la categoría "B" de la Asociación de Clubes de Básquetbol, se jugará entre el 17 y 19 del corriente en Bragado, en el oeste de la provincia de Buenos Aires.

Así quedó definido en la licitación que se llevó a cabo en la Cabb, en presencia de los delegados y en reunión que encabezaron el secretario general, Simón Getzel, y el integrante de la Comisión de Campeonatos Argentinos, José Mastrofilippo.

Están clasificados para esta instancia decisiva los equipos de Ciudad de Bragado, Unión de Santa Fe; Acción de Sáenz Peña, Chaco e Instituto De Paolis de Mendoza.