Sin merecerlo ninguno de los dos, River Plate y Boca Juniors consiguieron triunfos que les permitieron mantenerse ahora como únicos punteros del torneo Apertura, al cabo de la quinta fecha que será recordada por el aclamado y necesario regreso al fútbol profesional del supercrack Ariel Ortega, pero no por los malos arbitrajes, que ya son habituales sin que la AFA haga nada para corregir tan grave problema. En el partido que cerró la fecha, Boca Juniors se impuso con mucha angustia y sin justicia 2-1 a Gimnasia y Esgrima La Plata con goles de Diego Cagna y Carlos Tévez en el segundo tiempo, mientras que el conjunto mensana se había puesto en ventaja sobre el final de la primera parte mediante un penal de Claudio Enría. El árbitro internacional Horacio Elizondo tuvo una muy pálida tarea, especialmente en el aspecto punitivo, ya que amonestó a seis jugadores de Gimnasia y a uno solo de Boca, cuando, sobre todo en el primer tiempo, varios locales desplegaron un juego violento, que incluyó un evidente ensañamiento contra el mellizo Gustavo Barros Schelotto, quien tuvo que ser retirado en camilla y reemplazado antes del descanso. Justamente, Barros Schelotto venía siendo la gran figura de la cancha, pero sobre su humanidad cargaron arteramente y con impunidad arbitral Rolando Schiavi, Alfredo Cascini, Fabián Vargas y Claudio Morel Rodríguez, que lograron el objetivo de sacarlo de circulación. Su salida fue un gran alivio para Boca y un déficit sin solución para Gimnasia. Un rato antes, River le propinó a Racing otra de sus clásicas "camiseteadas". Cuando parecía vencido y rendido ante la notoria superioridad de su rival, de súbito, anotó dos inesperados goles en el epílogo que le dieron el inmerecido triunfo 2-1 en un colmado estadio de Avellaneda. Racing se puso en ventaja promediando el complemento con un notable cabezazo de su figura de siempre, el delantero Lisandro López, mientras que en los minutos finales Lucho González y José Sand aprovecharon fallas defensivas y dieron vuelta el marcador. De esta manera, River ratificó un histórico parternalismo sobre Racing, cuyo entrenador Ubaldo Fillol llegó a reconocer que la derrota de su equipo le causó una "sensación horrible". Faltando poco para el final del primer tiempo y cuando Racing pugnaba por abrir la cuenta, el árbitro Gabriel Favale, también de flojo desempeño, interrumpió el partido diez minutos aguardando la devolución de una pelota que finalmente quedó en poder de la hinchada de River, que antes ya se había quedado con otra. Esta circunstancia perjudicó a Racing, ya que enfrió su ímpetu. River y Boca lideran el torneo con 13 puntos, mientras que Estudiantes es todo un sorpresivo escolta con once, tras derrotar en La Plata a Instituto de Córdoba.
"Racing fue más que River y en el balance jugó mejor, pero lo importante es que River nunca se dio por vencido y sobre el final hasta pudo haber hecho un gol más. Ellos no supieron aprovechar el contragolpe para definir el partido cuando estaban en ventaja. Después del gol de Racing, nos costó armar jugadas de peligro, pero con el empate seguimos buscando y encontramos más espacios que nos posibilitaron el segundo gol e incluso la chance de anotar otro".
De Leonardo Astrada, técnico de River Plate.