Después de la goleada de Boca sobre Vélez, River Plate tenía que ganar para defender la punta. Y ganó, al cabo. Pero sigue primero a duras penas, después de superar 2 a 1 a Arsenal casi sobre la hora en una actuación más preocupante que alentadora. Sus únicos méritos fueron haber dado vuelta un partido que se le presentó por demás complicado desde el arranque y su insistencia para no dejar de buscar nunca, pero igual sigue en deuda futbolística. De entrada nomás, Arsenal ejerció una presión que maniató a River y que le permitió mantenerlo lejos del arco de Limia. Asfixiado por el incansable trajinar de su humilde rival, River no supo qué hacer con la pelota, al punto que no elaboró ninguna jugada asociada en la primera mitad. Tuvo una sola chance de gol y fue a los 25, cuando Gabriel Pereyra le metió un gran pelotazo a José Sand, quien cayó derribado por Limia. Un claro penal que Claudio Martín, de muy floja labor, no sancionó. Era penal y expulsión del arquero por último recurso. Antes del primer cuarto de hora, Arsenal estuvo cerca de la apertura con un tiro de media distancia de Quinteros y con un remate alto y cruzado de Santiago Hirsig, de valioso aporte por el sector derecho.
Pero el 1 a 0 llegó a través de su arma más peligrosa: la pelota parada. Primero avisó Patricio González con un cabezazo apenas desviado tras un tiro libre de Núñez a los 32. Siete minutos más tarde, y ante la pasividad de la defensa visitante, el paraguayo metió otro centro que Casteglione (lleva convertidos cinco goles) mandó hacia la red, impactando el balón con su espalda. Un "pequeño" detalle: estaba en off-side. Leonardo Astrada mandó a la cancha a Jairo Patiño y Maxi López en el complemento para que se juntaran con Marcelo Gallardo. Pero River volvió a arrancar dormido y Arsenal casi aumenta con un tiro libre de Núñez apenas alto y con un mano a mano que Mazzoni definió desviado.
River encontró el empate en la jugada siguiente, a los 9. Gallardo probó desde afuera, Limia no pudo retener, Maxi se tiró al piso y Mariano Brau terminó metiéndola contra su propio arco. La visita comenzó a tener mayor presencia en el mediocampo. Y siguió buscando, aun sin claridad. Lo tuvo Pereyra con un zurdazo desviado y Sand con un remate que salió alto. En el área de enfrente, Costanzo salvó el gol a los 38, al taparle un cara a cara a Quinteros. A los 40 minutos, el árbitro volvió a ignorar un clarísimo penal en contra de Sand, derribado cuando iba a convertir. Hasta que a los 43, Maxi López recibió de espaldas al arco, giró y definió con gran categoría para que River se llevara de Sarandí tres puntos tan festejados como inmerecidos, aunque si hubiera habido un árbitro ecuánime, acaso no hubiese sufrido tanto.
"El resultado no me engaña: estamos lejos del mejor nivel". De