Un siglo de siembra
La escuelita N° 37 "Manuel Belgrano" de Campo Crespo, distrito de Recreo, cumplió cien años. Sus propios alumnos y docentes cuentan aquí su historia, jalonada por el desarrollo de las quintas, una actividad productiva, social y cultural que signó su tarea educativa.

Contar la historia de una escuela significa entrar en la historia de una comunidad que se desarrolla en un contexto local, provincial y nacional. De esta manera, nos sumergimos en los finales del siglo XIX, en una nación que buscaba "el progreso" y en una provincia que ofrecía las mejores condiciones para eso: Santa Fe.

¿Qué existía entonces en la zona donde actualmente está la localidad de Recreo? Terrenos vírgenes, campos extensos en manos de Ignacio Crespo, quien -mucho antes de ser gobernador- pidió permiso al gobierno para establecer una colonia agrícola en 1885. En el mismo año, una solicitud similar realizó José Aldao en tierras vecinas, más al norte.

El gobierno aprobó esos pedidos y entre 1887/88 comenzó el tendido de la vía férrea Santa Fe-San Justo, la que luego llegaría a Reconquista. La instalación de la estación en el límite de las dos colonias completó la activación de la zona.

Fue así como, asentadas las primeras familias de inmigrantes, cinco años después las dos colonias se unificaron. Y el 30 de abril de 1890 se aprobó el plano del nuevo pueblo: Recreo.

La presencia de la escuela pública en las colonias estaba prevista en las normas de colonización, junto con el establecimiento de un juez de Paz.

Agricultura e inmigrantes se conjugaban en esa imagen de progreso que tenían los dirigentes de entonces, pero había que completar esa "revolución progresista". Y en 1893 se inauguró el ferrocarril, dando un nuevo dinamismo a esa zona.

En ese proyecto nacional y provincial también se contemplaba la necesidad de integrar a los hijos de colonos extranjeros a la cultura local. Por esa razón, el 23 de abril de 1896, durante el gobierno de Luciano Leiva, se creó la Escuela Mixta de Colonia Crespo, cuyo director interino fue Juan Sattolo.

Según testimonios rescatados de la tradición oral, el establecimiento educativo funcionaba en una casa vecina, hasta que en 1904, Sebastián Scarafía donó un terreno a favor del Consejo de Educación destinado a escuela. En el mismo año se levantó la primera aula y se inauguró el nuevo edificio escolar; por eso, en este 2004, la comunidad educativa conmemora el centenario del funcionamiento de la actual escuela N° 37 Manuel Belgrano, en el solar que ocupa desde hace un siglo en la comunidad de Recreo Sur.

La etapa fundacional

Si observamos la ubicación de la escuela, podemos afirmar que tenía una importancia estratégica en aquella época. Equidistante de lo que hoy es la ruta nacional 11 hacia el este -aunque todavía esta ruta no estaba construida-, y sobre todo, del Camino Viejo a Esperanza -hacia el oeste-, cuyo tránsito y actividad eran preponderantes entonces, la escuela se transformaba en un vínculo para la comunidad y todos colaboraban desinteresadamente con ella.

Los vecinos se sumaban a las fiestas patrias, que eran vividas como verdaderas celebraciones, durante las cuales la escuela se convertía en un ámbito de reunión comunitaria.

En esos días había un solo maestro, que viajaba desde Recreo en sulky para dar clases. Luego hubo otros que venían desde Santa Fe y debían pagar pensión en casas cercanas, ya que el servicio ferroviario no era diario.

Justamente para resolver el problema que padecían los docentes por la distancia y la falta de transporte, en 1914 el mismo donante del terreno, Sebastián Scarafía, construyó al lado del aula una pieza con una cocina para albergar al docente. Lo inauguró la señora Tarducci, la primera maestra residente que tuvo la institución escolar.

La escuela tenía, en sus primeros años, una matrícula de 25 alumnos, número que variaría por razones laborales. Recordemos que en las zonas rurales los niños colaboran en el trabajo de sus padres, pero, además, las frecuentes ausencias eran producto del mal estado de los caminos en días de lluvia.

Durante el gobierno de Enrique Mosca, en el año 1921, se impuso al establecimiento el N° 37 y el nombre de Manuel Belgrano, quien consideraba fundamental la creación de escuelas que generaran amor al trabajo, porque -según su pensamiento- "en un pueblo donde reina la ociosidad toma lugar la miseria".

Crecer es la tarea

En la década del cuarenta, la información hallada registra la existencia de dos aulas más, una población escolar que seguía siendo oscilante -entre 70 y 80 alumnos- y la aparición del ómnibus, que facilita la llegada hasta la intersección de la ruta N° 11 y el camino principal, desde el cual los maestros deben caminar 1 kilómetro y medio hasta la escuela.

Pero lo más interesante de esta época es la designación de la biblioteca de esta escuela como filial N° 40 de la Biblioteca Pedagógica del Consejo General de Educación. Esto motiva a vecinos y al recientemente creado Centro de Ex Alumnos a recaudar fondos para la compra de libros, organizando festivales y beneficios.

Esta sucesión de fechas y fríos decretos fue acompañando el crecimiento de la zona. Con el tiempo, el entorno rural fue cambiando y eso influyó en la escuela. Las tierras de los antiguos colonos se fueron subdividiendo y aparecieron las quintas y los medieros. El movimiento económico se desplazó hacia la ruta 11 y la población creció junto con la matrícula de la entidad escolar.

En los años sesenta, la existencia de una población flotante originaria de las provincias del norte del país y de Bolivia, que llegan a la zona para realizar tareas de recolección estacional, determina una notoria oscilación en la cantidad de alumnos. La realidad de la comunidad cambiaba y con ella la escuela, que iba demandando nuevas aulas y nuevos cargos docentes. Por supuesto que acompañaban a este crecimiento la asociación cooperadora, el club de madres y los ex alumnos, a los que se sumaban industrias y comercios instalados en Campo Crespo (tal como se conoce a Recreo Sur).

En el año 1960, el vecino Carlos Rudi donó un terreno para campo de deportes al sur de la escuela, demostrando una vez más la solidaridad del pueblo.

En la década del '70, el comedor escolar es una realidad y en los años 80, nuevas secciones y cargos amplían la tarea educativa.

Hay registro de infinidad de notas dirigidas al Ministerio de Educación, solicitando la ampliación del edificio, argumentando el aumento de la matrícula, que llegaba a 271 alumnos en 1974. La apertura, al año siguiente, del comedor escolar, dio respuesta a uno de aquellos pedidos, cubriéndose una necesidad social desde la institución.

Epoca de cosecha

Hoy, cien años después de que se inaugurara su actual edificio, el siglo XXI encuentra a la comunidad escolar dentro de la Educación General Básica, con ciclos completos que van desde el nivel inicial hasta noveno, dentro de la Ley Federal de Educación.

En 1999 se incorporó el octavo y en el 2000, el noveno año. Esto significó no sólo un aumento de la matrícula y del personal docente, sino también la ampliación del edificio. En estos días, asisten a la escuela 490 alumnos, desde las dos secciones de preescolar hasta noveno. En total son 9 secciones de EGB completas, con sus respectivas áreas.

También continúa la tarea del comedor -inaugurado en 1975-, al que diariamente concurren 330 alumnos para recibir la copa de leche y el almuerzo. Son atendidos por 2 ayudantes de cocina, 1 ecónoma, 1 cocinera y 1 celadora.

Pero además de las actividades concentradas en el establecimiento, hay otras de extensión a la comunidad, como por ejemplo la sala de tecnología, que abrió sus puertas a padres y alumnos para que realicen distintos talleres. El año pasado, el trabajo se centró en la utilización de materiales de desecho y en este período están dedicados a la mimbrería.

Por su parte, los talleres de música se abrieron por inquietud de algunos chicos que deseaban aprender a ejecutar instrumentos musicales. Hoy, no sólo se enseña a tocar guitarra, flauta y bombo, sino también a bailar folclore, y se organizó un pequeño coro.

Otro de los orgullos de la escuela N° 37 es el Club de Niños Pintores, que en este 2004 cumple 20 años de trabajo. A este espacio de creación asisten, en forma voluntaria, alumnos que concurren a clases una vez por semana, en contraturno. La matrícula alcanza hoy las 60 personas que trabajan divididas en cuatro grupos, y desarrollan actividades de pintura, dibujo, grabado y modelado, para las cuales utilizan no sólo materiales específicos de la disciplina, sino también de desecho.

Lo cierto es que, durante estos cien años, esta escuela sembró. Como en los campos que la rodean. Los dos son lugares de siembra, que con el tiempo recogen su cosecha: frutos maduros de las quintas y jóvenes preparados para enfrentar el futuro.

Por supuesto que en esta historia falta "la otra historia", la que cada uno puede escribir en su interior, recordando anécdotas y vivencias que marcaron en su corazón el paso por la escuela N° 37. Pero, como dice el lema: "Los abundantes frutos cosechados son testigos de la buena semilla esparcida durante un siglo".

Visita jujeña

La Subcomisión de Cultura organizó un intercambio de cartas escritas por los alumnos, con las otras escuelas Manuel Belgrano del país. No sólo recibieron muchas cartas felicitando por el centenario, sino también la visita, el día del acto central, de 21 docentes y 29 alumnos de la escuela N° 1 de San Salvador de Jujuy. Esta escuela recibió su decreto de creación en 1896 -el mismo año que la escuela N° 37- y en 1905 inauguró su edificio propio.

"La experiencia fue inolvidable, porque no sólo organizaron stands sobre sus proyectos escolares, sino que también nos invitaron a realizar proyectos en común que nos unirán en la distancia", cuentan docentes y alumnos de la 37.

La directora del establecimiento, Nidia Farfán, explicó que la escuela se encuentra frente a la plaza principal de San Salvador de Jujuy, por lo tanto recibe alumnos del centro de la ciudad. Entre los proyectos que presentaron en los stands se encuentran:

  • Protección de las yungas: se denomina yungas a las selvas de montaña nublada. Si bien ya se han creado parques nacionales y provinciales en estas zonas para proteger el ecosistema, los chicos desde la escuela contribuyen con la concientización de la población en pos de la reserva de la biósfera.
  • Protección a la plaza Belgrano: los alumnos presentaron proyectos ante la Municipalidad local y ante la Asociación Protectora Belgraniana, para que no permitan ingresar a la plaza a manifestantes por temas sociales.
  • Stand sobre la provincia de Jujuy como Patrimonio Histórico de la Humanidad, declarada así por la Unesco: construcción de maquetas mostrando los pucarás de Tilcara y diversas costumbres de la zona.
  • Memoria de la celebración

  • Las actividades del centenario comenzaron el pasado 4 de mayo, con el acto de lanzamiento donde participó toda la comunidad. Ese día, en el patio de la escuela, se descubrió una placa recordativa y se plantó un ibirá pitá, árbol de la selva misionera. A partir de entonces, alumnos y docentes acompañaron los festejos a través de distintas actividades de recreación, como desfiles de máscaras, dramatizaciones y espectáculos de títeres. Además, todos los días durante el izamiento y arrío de la bandera, cantan el Himno a la Escuela, que es la canción del centenario, cuya letra y música fue compuesta por alumnos y docentes (ver aparte).

  • Para los festejos, la comunidad educativa se organizó en distintas subcomisiones: la de Homenaje (encargada de organizar todas las celebraciones), la de Cultura (se contactó con distintas escuelas que llevan el nombre de Manuel Belgrano en todo el país), la de Recreación (previó distintas actividades recreativas), la de Ornamentación (encargada de decorar los distintos actos), la de Festejo (organizó el Almuerzo del Reencuentro) y la de Prensa y Difusión (que informó sobre el centenario a toda la sociedad).
  • El acto central fue el 5 de setiembre, con la participación de autoridades y todos quienes que de uno u otro modo estuvieron o están vinculados con la escuela. Se expusieron fotos antiguas y objetos de la época. En el acto protocolar dirigieron palabras emotivas no sólo las autoridades invitadas, sino también una ex alumna, un ex docente y un ex directivo. Alumnos y docentes bailaron el pericón y un coro formado por alumnos y ex alumnos, docentes y ex docentes cantó el Himno a la Escuela. El reencuentro se completó con un gran almuerzo al que asistieron alrededor de 800 personas, quienes disfrutaron recordando entre lágrimas y sonrisas, su paso por la escuela N° 37.
  • Texto: Subcomisión de Prensa y DifusiónEscuela N° 37 Manuel Belgrano