¿"Tener razón" o "tener la razón"?

Imaginemos una discusión sobre determinado tema. En medio de la misma alguien alega: -Yo tengo razón- para significar que la verdad o evidencia está de su lado. Entonces su interlocutor o alguien que participa de los dimes y diretes, haciendo alarde de picardía y saber lingüístico-psicológico le espeta: -Querrás decir que tenés "la razón". Pues bien, a partir de este momento muchos salieron a corregir apenas aparecida aquella expresión: -Vos no tenés razón; lo que vos tenés es la razón. Y al final ¿quién tiene razón? Vayamos por parte. Una cosa es la razón: facultad de discurrir, acto de discurrir el entendimiento; y otra es la frase "tener razón", que significa estar en lo cierto. Por lo tanto el que dijo: Yo tengo razón, para significar que la verdad estaba de su parte, se expresó correctamente; y el que lo corrigió perdió una hermosa oportunidad para quedarse callado.

Hay varias expresiones de este tenor que no necesitan el artículo: por ej.: dar razón, atender o no a razones, entrar en razón, fuera de razón, llenarse o cargarse de razón, meter a alguien en razón, ponerse en razón, dar a luz, echar luz, sacar a luz, salir a luz, tomar sol, tentar suerte, y muchas más.

Sin apretar los dientes. Se oyen a menudo frases como estas: Siempre que querramos, lo podemos lograr. Cuando querramos salir de esta situación, tendremos quien nos ayude. La forma verbal "querramos", dicha apretando los dientes como para que nadie dude de que lo que se desea o quiere es de verdad, no es la que corresponde. A pesar de que nuestras ganas o deseos sean muy grandes, debe privar la mesura y la suavidad en la pronunciación de las formas del presente de subjuntivo del verbo "querer", y entonces exclamar: Siempre que queramos, lo podemos lograr; Cuando queramos salir de esta situación, tendremos quien nos ayude.

El Pte. de Suj. de querer se conjuga: quiera, quieras, quiera, queramos, queráis, quieran. No hay que confundirlas con las del futuro de indicativo, que conllevan la vibrante múltiple erre: querré, querrás, querrá, querremos, querréis, querrán. El potencial también contiene erre: querría, querrías, querría, querríamos, etc. Entonces cuando queramos emplear correctamente las formas del subjuntivo, no apretemos los dientes.

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Dos verbos que se las traen. Estos ponen a prueba nuestro conocimiento respecto de la conjugación y uso de los verbos. Hay en la lengua española, registrados en el Diccionario Oficial, cerca de 20.000 verbos. Los hay regulares e irregulares, defectivos, muy raros o anómalos, impersonales (o propiamente, unipersonales) por naturaleza y ocasionalmente; reflexivos, cuasirreflejos y recíprocos. Como vemos, las clases son muchas y todas tienen su correspondiente conjugación. Saberlos emplear como corresponde es la piedra de toque del buen decir.

Volviendo a los dos (en realidad cuatro) que nos ocupan, hablaremos de "asolar" y "apostar". Asolar tiene dos significaciones claves, y según sea una u otra, varía la conjugación. Cuando proviene del latín assolare, derribar, y significa: destruir, arruinar, arrasar, echar por tierra, derribar, se conjuga con el diptongo ue en algunas personas: asuelo, asuelas, asuela, asolamos, asuelan, asuele, asueles, asolemos, asuelen, asuela tú, asuelen ellos, etc. (el sustantivo "suelo" da la clave para su conjugación). En cambio, si se forma de a y sol: secar los campos, o echar a perder sus frutos, el calor o una sequía, entonces se conjuga sin el diptongo: asolo, asolas, asola, asolamos, asolan; asole, asoles, asolen, etc., porque "sol" impone la forma para conjugarlo.

¿Qué pasa con "apostar"? También tiene dos conjugaciones, según el significado elegido. Si quiero expresar: hacer apuesta, es decir, pactar entre sí los que disputan por dinero o por cualquier otra cosa; arriesgar tal o cual cantidad de dinero respecto del resultado de un juego, contienda deportiva, etc., lo conjugo: apuesto, apuestas, apuesta, apostamos, apuestan; apueste, apuestes, apostemos, apuesten, (la clave es el sustantivo "la apuesta"). Si quiero significar: poner una o más personas o caballerías en determinado puesto o paraje para algún fin, conjugo: aposto, apostas, aposta, apostamos, apostan; aposte, apostes, apostemos, apostéis, aposten, etc. Por ej.: Apostan policías detrás de las vallas de contención. Las caballerías se apostaban cada dos o tres leguas para que los correos pudieran ser renovados. El sustantivo "posta" (casa o lugar donde están las postas) y el verbo "postar" (poner personas o caballerías en determinado lugar) sugieren las formas correctas.

Enrique José Milani