Nicasio Oroño: un gobierno transformador

El corondino Nicasio Oroño había nacido en 1825, se casó con Joaquina Cullen y murió en Buenos Aires hace 100 años, el 12 de octubre de 1904. Sus restos fueron trasladados de inmediato a Santa Fe con Honores Provinciales y descansan en un Mausoleo del Cementerio Municipal que ha sido declarado Monumento Histórico Provincial.

Tuvo una rudimentaria instrucción sistemática altamente compensada por su formación autodidacta. En su juventud la familia fue perseguida política de Rosas y tuvo que trabajar durante su extrañamiento en Corrientes, para ayudar a la manutención de sus hermanos menores.

Concretó una intensa y variada carrera política: fue Jefe Político de Rosario electo por unanimidad, Convencional Nacional 1860, Legislador nacional por varios períodos y Director de la Oficina Nacional de Tierras y Colonias.

Interesa recordar especialmente sus gestiones como Gobernador de la Provincia de Santa Fe: delegado entre el 11 de febrero y el 13 de marzo de 1864 y Titular desde el 22 de febrero de 1865 y el 12 de 2 de 1868.

Con su acción como gobernador puso en evidencia su condición de estadista ya que no se circunscribió al manejo de la cosa pública sino que previó, creó, afianzó e instrumentó los medios para el cumplimiento de las leyes que dictaba. Formó parte de una generación de gobernadores y funcionarios provinciales que diseñaron y gestionaron un conjunto de políticas públicas cuya continuidad en el tiempo permite -desde la perspectiva histórica-, hablar de un verdadero proyecto provincial.

Estas políticas comprendieron:

* Recuperación de tierras y corrimiento de las Fronteras: la defensa de las fronteras se seguía haciendo mediante fortines y cantones establecidos sobre una línea que se movía según se ganaban o perdían tierras.

En esta órbita se propuso la conquista definitiva del Chaco, para lo cual levantó un Empréstito de 60.000 pesos, voluntario entre particulares, al cual fue uno de los primeros en contribuir. La expedición se haría conjuntamente con fuerzas de Santiago del Estero, pero se debió diferir por levantamientos producidos en otras provincias.

* Ocupación de la tierra mediante el establecimiento de colonias: esta política era posible merced al arribo de contingentes inmigratorios generados por la salida de Europa de gran número de emigrantes que carecían de futuro económico en ese continente por falta de tierras para producir, así como de otras alternativas de trabajo. Oroño alentó el sistema promovido por empresarios e impulsó el establecimiento de numerosas colonias en el borde costero de la provincia. Realizó importantes previsiones legales en materia de urbanización, tal como la que obligaba a prever en la traza de cada colonia los terrenos para escuela, templos, plaza, oficinas públicas, etc. los que luego debía donar el fundador al estado. También alentó la inmigración espontánea. Especial mención merece la instancia que abrió para la instalación de colonias indígenas con solares de 25 varas de frente y 30 de fondo que se entregarían a las familias de este origen, con lo cual les reconoció derechos a la par que a los extranjeros, lo que constituye un mensaje valioso, considerando las posturas de rechazo a los naturales y criollos, a las que fueron proclives otros hombres del liberalismo de la época.

CAMBIOS

Los cambios en materia productiva planteaban la necesidad de generar medios para su comercialización, sobre todo para la exportación, ya que en esta etapa de la globalización, conocida como división internacional del trabajo, la pampa húmeda argentina cumplía el papel de proveedora de materias primas para Europa.

Ferrocarriles: ante la necesidad de contar con medios ágiles, económicos y con capacidad para trasladar importantes volúmenes de carga desde las colonias del oeste hasta los puertos de embarque, desarrolló -en 1866- uno de los primeros proyectos de Ferrocarril a las Colonias: el Gran Chaco. Mariano Cabal era el capitalista y Adolfo Mansilla gestionó el convenio y proyecto técnico, que alcanzaron etapas muy avanzadas de gestión, sin embargo, en la década del 70 se frustró, probablemente por la demora del PE nacional en conceder ciertas autorizaciones.

Puerto: las obras de infraestructura: caminos, puentes y puertos eran necesarias para completar el circuito producción-exportación, entre las diversas obras que se encararon estuvieron los trabajos en el muelle del puerto de la ciudad de Santa Fe.

Transformación cultural: la promovió estableciendo que, en cada colonia fundada, aceleradamente se estableciera la escuela. En 1866 se dictó la ley de obligatoriedad de la instrucción primaria, adelantándose a la nación, el control del cumplimiento de los padres estaba en manos de los Jueces de Paz o el Municipio. En caso de incumplimiento serían castigados como vagos y mal entretenidos. En su gestión se levantó un censo de escuelas en la provincia y se creó una comisión que debía garantizar que en todo lugar donde hubiera 10 niños, se estableciera una escuela.

Modernización del Estado: la estructura administrativa y gubernamental debía acompañar la evolución socio-económica que estaba ocurriendo en Santa Fe. Entre las normas dictadas merecen citarse la ley fijando el Control del Estado sobre las Escribanías Públicas y sus archivos y la prohibición de venta de las mismas. También marcó rumbos precursores con la Ley de pensiones Civiles para antiguos servidores o sus viudas -en 1867- en las consideraciones analizaba las obligaciones que los gobiernos contraen para con los empleados civiles que han acreditado haber prestado sus servicios durante distintos períodos e incluso haber dedicado una parte de su vida en bien de la Administración. Expresaba que la obligación surge de la misma ciencia de la Administración que establece que los gobiernos la tienen con sus servidores y en virtud de la noción de equidad de la Economía Política.

TRASCENDENCIA HISTÓRICA

La que mayor trascendencia histórica adquirió fue la ley de matrimonio civil que dio origen a un fuerte enfrentamiento con el Obispo José Gelabert y Crespo y, a la vez, justificó el levantamiento del Club del Pueblo que intentó, con la revolución provincial de 1867, el derrocamiento de Nicasio Oroño y del Grupo "cuyista" que lideraba junto con sus cuñados, José María y Patricio Cullen.

El Iriondismo -conocido como Club del Pueblo-, era conducido por Simón de Iriondo y a él pertenecerían los sucesivos gobernadores provinciales entre 1868 y 1890.

Ambos grupos políticos eran desprendimientos del viejo Partido Federal, los padres- Santiago Oroño, Domingo Cullen y Urbano de Iriondo- habían colaborado con Estanislao López y más tarde ambos se habían vinculado con el poder urquicista, también encarnaban un mismo estamento social. Compartían el ideario liberal económico pero ninguno había evolucionado en materia de derechos políticos de manera que compartían formas violentas de practicarla, basando su poder en el control del sufragio, elecciones viciadas y el dominio de los subordinados. Gobernaron alternativamente a la Provincia durante el ciclo 1855 -1890, cuya impronta fue la transformación positiva de todo el territorio provincial, de allí el reconocimiento como generación del progreso por su acción decidida de gobernar para crecer, construir y evolucionar.

Entre ellos un lugar preferente ocupa Nicasio Oroño por su desempeño en el poder ejecutivo con una amplia comprensión de los requerimientos legislativos de ese tiempo, marcando el rumbo de la historia provincial para los años del siglo XIX que restaban recorrer.

Ana María Cecchini de Dallo