Fiesta Monumental
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Ayer, por más que vio enfrente a un Belgrano ganador y más allá de que el escenario vibraba de emoción, Atlético le tiró encima su presente fiestero, le recordó su envidiable numerología y le enrostró su fabuloso nivel individual y su notable funcionamiento colectivo. Con eso lo aplastó. Lo humilló. Lo enterró. Sí, justo a Belgrano que venía de ganar el clásico cordobés de todos los tiempos. Atlético se puso a un punto del líder Huracán que jugaba hoy con la CAI.
Brown repitió el equipo que había ganado en Mataderos . Y jugó a ser protagonista, tal como acostumbró a su legión de seguidores tras aquel paso en falso de las primeras fechas.
Los tres del fondo (Ruis Días, Celaya y Tomassini) eran impasables. Pietravallo y Zanabria, codo a codo, parecían mucho más que dos en el medio. Semino era una delicia jugando y haciendo jugar. Méndez, el enganche o carrilero, según se movía y colaboraba con los volantes, hizo lujos, puso pelotas de gol para Del Bono y Mendoza que se "comieron" la cancha dejando muy preocupados a los defensores cordobeses que no sabían cómo controlarlos.
Todo este arsenal futbolístico sumado al servicio de uno de los que están arriba no resultó fácil de soportar. Belgrano le hizo partido un ratito apenas. Hasta que llegó la primera conquista: toque de Del Bono para que Mendoza la ponga contra un palo ante la desesperada salida de Sanzotti. Cinco minutos después, Bevacqua aprovechó un error defensivo de Atlético que quiso hacer la salida rápida y no hizo otra cosa que servir un balón para que el delantero definiera ante la tapada de Barovero, poco trabajo para el "1" de Rafaela, pero rendidor: le tapó un mano a mano a Torres. Ahí Atlético ya no cabía en once camisetas. Daba la impresión de que eran 12, 13 ó 14 contra 11: Méndez y Semino comenzaron a mandar; Gareis también se animó; Del Bono la pidió (así le llenaron los tobillos de patadas); Mendoza fue generoso moviéndose para el equipo. Rafaela era un verdadero y fuerte equipo de esta divisional con prensiones serias de pelear cosas importantes.
El segundo llegó a los 39 y el vuelo hacia el éxtasis en la gente tuvo estas escalas: centro desde la equina de Méndez y Del Bono con todo el tiempo del mundo, la mandó a guardar antes que se acomode Sanzotti.
A Belgrano se le soltó la cadena. Bastante tuvieron que ver los errores propios: más allá de la pobreza futbolística, el DT y su equipo -eso contagió a la hinchada- parecieron más preocupados por agarrárselas con el árbitro que por intentar el empate.
La suerte de uno y otro ya estaba echada. Faltaba ver a cuántos goles llegaría el celeste de barrio Alberdi. A los 30 del segundo llegó el de Semino (Del Bono y Méndez se hicieron los distraídos en una jugada de pelota parada, tocaron para que el volante dispare con precisión y convierta el tercero). Increíblemente Artime, recién ingresado amagó con retirar al equipo
En disconformidad con Raúl Bertinotti, que ayer volvió a dirigir en la Perla del Oeste después de mucho tiempo.
Quedó tiempo para que ingresaran Mánquez y Marclay y manejaran la pelota junto al resto. Para que bajara el "ole-ole" de esta loca-loca-gente de Atlético. Para que Semino le sirva una pelota en los pies a Mendoza, después de una jugada de lujo, y el delantero convierta ante la mirada de Sanzotti.
Estos partidos en los cuales Atlético acumula puntos con riesgos mínimos, tienen sus fundamentos. Aclaremos que la diferencia de ayer no admite objeciones. Parecía desmesurada la cifra final, pero más o menos. Hizo cuatro goles, pudo meter un par más. Sí, es cierto, cuando Belgrano bajó los brazos y ya no mostraba respuestas físicas, Atlético fue dueño y señor en un terreno que le pertenecía.
A esta altura del campeonato -lo que viene es Tiro Federal y Gimnasia de Jujuy-, Atlético de Rafaela se olvidó de cómo era dejar puntos en el camino y ya es uno de los escoltas. Es feliz y tiene ganas de serlo mucho más. Ahh, tiene con que...
Atlético de Rafaela 4
Belgrano 1
Juan Carlos Haberkon