Haciendo juego de equipo, terminaron terceros, con el otro Astra, el dueto integrado por Marcelo Bugliotti y David Muffato (el brasileño en el último turno que le tocó conducir, dejó pasar a Menu para que la marca y Ledesma sumen más puntos en el torneo).
A esta competencia hay que analizarse en dos tramos:
1) En realidad, lo que más sobresalía a nivel competición y campeonato propiamente dicho, era la primera parte de la carrera. �Por qué?, porque los 28 (de 59) giros iniciales eran los que otorgaban los "porotos" más importantes. Salvo Eliseo Salazar que largó desde el arranque y después se subió Julio Infante, todos los demás autos fueron tripulados por los pilotos titulares.
2) El resto de la prueba -desde la vuelta 29 al final- repartía solamente 7 puntos al primero, 4 al segundo y 2 al tercero.
Así pues, con cierto retraso (estaba previsto para las 12.20 y se puso en marcha a las 12.45), se prendió el verde; pero inmediatamente tuvieron que abortar la partida -la final, ya era a 58 rondas-, porque el embrague del Focus de García (que largaba en primera fila, junto al poleman Martín Basso), defeccionó y debió arrancar en la segunda oportunidad desde los boxes. Inmediatamente, tomó la punta el Honda de Basso, pero Diego Aventín (por problemas de temperatura en su Focus), también quedó detenido en la grilla, siendo excluido después por recibir ayuda externa. Conclusión, su compañero, el ex campeón Daniel Cingolani la miró siempre desde afuera. Otro tanto ocurría con Pedro Comito, quien no pudo regresar al TC 2000, puesto que al santafesino Ezequiel Toia (corrían juntos) se le rompía el motor del Honda.
Mientras Basso, Ponce de León, Silva, Fontana -que se venía con todo-, Furlán Yannantuoni y Ledesma luchaban por la punta, se producía un toque ente Bainotti y Belloso.
Y Fontana pasaba autos. Primero daba cuentas de Silva y era tercero, en la 18 lo superaba a Ponce, hasta que restando poco menos de un giro para cumplir con el parcial más importante, rebasó la línea del rafaelino Basso y se quedó con los 20 puntos. "Martincho" era segundo con el Civic, Ponce de León tercero con el Focus.
A todo esto, Furlán dejaba la carrera por problemas de caja (y al brasileño "Nonó" Figueiredo sin correr) en el Mitsubishi. Por su parte, Fineschi entraba en trompo con el Honda y dos de los tres Peugeot 307 eran una sombra. Tanto Ortelli, como Zaniratto, padecían problemas diversos.
Desde la vuelta 26 y si no entraba el Auto de Seguridad (AS), los equipos tenían hasta la 36 para hacer el cambio de pilotos. Bajo ese régimen, estuvo un poco la clave de la segunda parte. Fontana, siempre en punta, quiso pasar a su ocasional coequiper, Ezequiel Baldinelli (que ya había tomado la conducción del Corolla en reemplazo de Vuyovich), pero el jovencito ofreció resistencia y no sólo que no le cedió el paso, sino que llevó a que Fontana por esquivarlo para no chocarlo, se fuera a la leca. Ello provocó la entrada del Pace Car...
Mientras "Fontanita" lloraba ante la impotencia de quedar a pie y dejar en la misma condición a su amigo, el afamado Kelvin Burt (corrieron juntos en la Fórmula Nippon japonesa), la cosa se ponía interesante.
A todo esto y también por evitar una mancha de aceite, Basso se fue de pista, le pegó a un cartel y el Civic apareció en la recta principal con un fuerte golpe en el techo y el parabrisas. Pero ello no impidió que su coequiper, Antonhy Reid, llevara al Honda al sexto lugar final.
La otra cara y como una bendición era para el equipo Ford, Ponce de León (tercero hasta ese momento), estaba a unos 500 metros del ingreso a la recta -aproximadamente a la altura de la bajada del Tobogán- y fue simultáneo: mientras hacía su ingreso el AS, Ponce de León iba a los pits por el cambio de piloto. Conclusión: el nuevo conductor del Focus, Patricio Di Palma, quedaba rápidamente primero en carrera. Sus perseguidores eran Rickard Rydell (dupla de Silva); el brasileño "Cacá" Bueno (con Yannantuoni); Mufatto (de Bugliotti); Menu (de Ledesma) y José Di Palma (con Belloso).
Y así, mientras Jordi Gené (hermano de Marc), era otro de los prestigiosos visitantes que daba muy pocas vueltas y estacionaba el Polo de Tuero a un costado de la pista, llegaba la bandera a cuadros.
Patricio Di Palma superó cualquier expectativa, haciendo su debut en el TC 2000 y en uno de los mejores equipos de la tecnificada categoría, -como ya lo hiciera con Emilio Satriano, cuando ganaron unas "2 Horas del TC"-, el Berta Ford Motorsport, no defraudó. La confianza depositada en él, le posibilitó a Gabriel Ponce de León, que la obtención de la corona por parte de Christian Ledesma, se prolongue al menos hasta la próxima cita de Rafaela del 14 de noviembre venidero.
Eso le costó a la petrolera traer el Williams-BMW de Fórmula Uno y toda la logística que ello supone, para que el español Marc Gené efectúe durante sábado y domingo, una exhibición en el autódromo Oscar Gálvez de Buenos Aires.
El español salió a girar (como lo hizo el sábado), con el Williams-BMW, con neumáticos Michelin -especialmente traído a la Argentina por parte de la empresa Petrobras. Las primeras tres vueltas (esta vez en total, anduvo cerca de la docena de giros), fueron muy rápidas, estableció para el circuito n� 9 del autódromo capitalino un tiempo (extraoficial), de 1 minuto 01 segundo 70 centésimas. Lo que sí impresionó, más allá de la sofisticada técnica, fue la velocidad final alcanzada (algo así como 315 Km. en el final de la recta).
Posteriormente y siempre bajo la supervisión por el Ing. Richard Stanford, jefe del operativo de la escuadra de Fórmula Uno, que estuvo compuesta por un plantel de 12 personas, sumado a Reginaldo Goncálvez, coordinador técnico entre Petrobras, Williams y BMW, el catalán (de 30 años nacido en Sabadell), paró el auto en la recta principal y ensayó una largada para júbilo de la multitud.
Luego, el que se sumó a la pista fue el Honda Civic del equipo patrocinado por la petrolera, conducido por el "Pato" Silva.
Hicieron una largada en forma conjunta y el F-1 fue más veloz en 24 segundos con referencia al Honda de TC 2000. Como parte del "show" cada uno se superó en un par de oportunidades.
Con José Froilán González, uno de los tantos invitados especiales, como testigo, Gené puso el broche de oro dando algunas "vueltas de cabriola" o "quemando caucho" como se dice comúnmente, ante el delirio de la gente.
Sin pérdida de tiempo, anoche mismo el ibérico emprendió el retorno a su país para prepararse y hacer las próximas pruebas del equipo Williams, previstas para este mes.
Más allá de la carrera propiamente dicha, este festival automovilístico que estaba bajo la lupa de propios y extraños, no sólo tuvo una convocatoria fenomenal, sino que además puso de manifiesto una vez más, que cuando comienza a trabajarse seriamente, la resultante es altamente positiva.
Por supuesto que siempre hay temas puntuales por corregir (incluso lo recalcan sus dirigentes), pero al ser la primera vez que se corren los "200 Km. de Buenos Aires", la experiencia fue fascinante.
La idea de traer el Williams-BMW que ganó la última carrera del calendario 2004 de la Fórmula Uno a manos de Juan Pablo Montoya en el GP. de Brasil -esta vez conducido por el tester del team, Marc Gené-; sumado a la invitación a cinco pilotos europeos de gran nivel y media docena entre brasileños, chilenos y colombianos, más la mayoría de los mejores pilotos argentinos, fue un acierto manifiesto.
Más allá de que nunca se sabe cuánta gente abona su entrada (en todas las categorías de Argentina y en el lugar que se corra, ocurre desde siempre, que se toma esta información como si fuese un "secreto de estado"), ni cuántas ingresan gratuitamente a través de diversas maneras, hay muchísimo público que se acerca cada vez al automovilismo deportivo. En este caso específico, fue notoria la multitud. Es indudable que cuando a la gente se le ofrece un buen espectáculo, ésta responde masivamente. Para que se repita.
Daniel Monticelli