River Plate empezó a decirle adiós al torneo Apertura de Primera División mucho antes de lo pensado. Jugó un flojo partido en el estadio José Amalfitani, se encontró con un Vélez Sarsfield que resultó superior durante casi todo el desarrollo y perdió por un 1-0 que lo alejó del líder Newell's Old Boys cuando sólo restan seis puntos por jugar.
Vélez, en cambio, se dio un gusto grande después de las pálidas de las últimas fechas y quedó a tres unidades del puntero, a la espera de ganar los dos partidos que le faltan y de que Gimnasia y Esgrima La Plata e Independiente le den una mano cuando enfrenten a Newell's.
River estuvo lejos de su nivel cuando estuvo con once jugadores y fue muy poco lo que hizo al quedar con diez por la expulsión de Gastón Fernández a los 6 del segundo tiempo tras una apresurada decisión de Gustavo Bassi, de flojo trabajo. Vélez lo supo aprovechar muy bien y, con una gran entrega y algunas dosis de fútbol, volvió a ganarle como local después de ocho años y hasta pudo hacerlo con una diferencia mayor si no hubiera desperdiciado tantos contragolpes.
Hay un dato que grafica claramente el mal primer tiempo que jugó River. Su única llegada clara fue a los 37, cuando ya perdía 1-0 por aquél gol de Rolando Zárate. Javier Gandolfi metió un pase en profundidad y el remate de Maximiliano López salió desviado. Antes y después, River entregó la imagen de un equipo confundido y sin ideas. Al principio, cuando Vélez se dedicó a estudiarlo, nunca consiguió profundidad. Y a partir de los 25, a medida que Vélez comenzó a crecer y a animarse a más, a sus dificultades ofensivas se le sumaron serios problemas en el mediocampo y en la última línea.
Vélez se hizo fuerte a partir de la firmeza de Hernán Pellerano, de los anticipos de Leandro Somoza, de las trepadas de Jonás Gutiérrez y Marcelo Bravo y de la movilidad de Lucas Valdemarín.
Hubo diez minutos, entre los 25 y los 35, durante los que Vélez apuró a un River por demás confundido y lo metió contra su campo. Un tiro libre de Zárate pasó por encima del travesaño y Franco Costanzo protagonizó dos tapadas bárbaras ante una entrada franca de Somoza y un cabezazo del Roly.
Y a los 31 llegó la apertura. Hubo un centro de Valdemarín, Eduardo Tuzzio se durmió y Zárate llegó por detrás del defensor para empujarla al gol. Cuatro minutos después Vélez casi aumentó con un remate cruzado de Gutiérrez que Costanzo alcanzó a mandar al córner.
Al minuto del segundo período, Costanzo, por lejos el mejor de su equipo, le tapó un mano a mano a Valdemarín. Inmediatamente, Javier Mascherano la perdió en la medialuna y el toque a colocar de Zárate pasó apenas alto.
Las esperanzas de River empezaron a morirse a los 6. Fue cuando Fernández le hizo una infracción a Gutiérrez para amarilla, pero Bassi le mostró la roja directa y River se quedó con uno menos. A partir de entonces, al conjunto millonario le costó una enormidad llegar con peligro al arco rival, al punto que la única chance que tuvo para empatar, remota por cierto, fue un disparo de media distancia del capitán Marcelo Gallardo que atajó Gastón Sessa.
Llamó la atención que, a los 27, Leonardo Astrada mandara a la cancha al paraguayo Nelson Cuevas por Maxi López. River tenía escasa presencia ofensiva y ya a esa altura tenía que matar o morir. Recién sobre los 24 el director técnico incluyó al colombiano Jairo Patiño y a José Sand como reemplazantes de Cristian Ledesma y Gandolfi.
Pero las cosas siguieron sin cambiar y Vélez pudo haber ampliado la diferencia con un zurdazo de Marcelo Bustamante que dio en el palo derecho y con varias réplicas mal resueltas.
Vélez se quedó con toda la alegría y River parece haber quedado demasiado lejos del sueño del bicampeonato. Ahora, únicamente un milagro lo salvará.
Eduardo Tuzzio, Lucas Mareque; Javier Mascherano, Cristian Ledesma, Luis González; Marcelo Gallardo; Gastón Fernández y Maximiliano López. Director técnico: Leonardo Astrada.
Un grupo de hinchas de Vélez Sarsfield atacó anoche a piedrazos el micro que transportaba al plantel de River Plate, provocando destrozos en una de la ventanillas de la parte superior y astillando parte del parabrisas del
rodado.
Tras la agresión, perpetrada a la salida del Estadio José Amalfitani, no se reportaron heridos en la delegación riverplatense, que debió abandonar el lugar veinte minutos después, bajo una fuerte custodia policial.