De sonsonetes y rimas

¿Por qué sonsonete? El diccionario dice que seguramente provenga de sonsonear (del latín: "consonare": sonar juntamente). Entre otros significados están: sonidos resultantes de golpes pequeños y repetidos; tonillo de desprecio o ironía, y palabras o tarareo que se repite en forma molesta. Pero el que nos interesa se debe a que en algunos dichos se busca ex profeso la rima; de allí el llamarlos sonsonetes, por la presencia de la consonancia: hecho y derecho; contante y sonante; sin paular ni maular; a traque barraque; en fin, dijo Serafín; viva Fernando y vamos robando; sin oficio ni beneficio...

¿Quién no ha escuchado o leído expresiones de este tenor?: Déjate de tantos dimes y diretes; Son todos tejes y manejes; No dijo ni tus ni mus; Atribuyó culpas a troche y moche; Habla sin ton ni son; Se armó un toletole fenomenal; el socio quería quedarse con el oro y el moro; Están todo el día tira y afloja. Los giros subrayados varían, en un mismo idioma, según los lugares o regiones, usos y costumbres, y la especial visión que tengan los hablantes respecto de la realidad. Muchos nacieron del hecho de unir vocablos, a modo de refuerzo y, en general, para reflejar o contrastar acciones, fenómenos, objetos o personas. Los hay surgidos de onomatopeyas, es decir, de la reproducción o imitación, mediante la voz humana, de sonidos de la naturaleza, de seres animados e inanimados, como: triquitraque, quiquiriquí, frufrú, tictac, cricrí, tintín, tintirintín, etcétera. Puede tratarse también de fórmulas de repetición, carentes de sentido y de explicación, como ocurre con: zurriburri, rifirafe, gorigori, tipitapa, tiquismiquis, zimpizampa, biribiri. A medida que fueron apareciendo, se los escribía separados por un guión; pero luego se los unió en una sola palabra.

Es tal el número de estas expresiones nacidas por énfasis del sonido que trataremos de poner orden, agrupándolas según las motivaciones que llevaron a su creación, multiplicación y empleo. Apuntamos:

1. Las que son restos de canciones infantiles: Aserrín, aserrán, los maderos de San Juan... Antón, Antón, Antón, pirulero/ cada cual, cada cual atienda su juego.../ La farolera se tropezó/ en la calle se cayó.../ Mambrú se fue a la guerra/ mirontón, mirontón, mirontela.../ En casa del tío Vicente/ hay mucha gente.../ y otras por el estilo.

2. Las que se dieron en situaciones relevantes y se las aplica en otras parecidas. De algunas se sabe el origen preciso, por ej., Toletole: proviene del bíblico "tolle eum, tolle eum" (quítalo, quítalo) con que el pueblo excitaba a Pilatos a que crucificara a Jesús. Se la emplea repetida y significa "gritería y gran confusión". "Tomar uno el tole" es partir aceleradamente. A trochemoche o a trochimochi indica hacer alguna cosa mal, sin atención; disparatada e inconscientemente. El giro alude al que cortaba leña en el monte contra las precisas disposiciones de la ley: cortaba la encina por el pie, "trochar" (o tronchar), y devastaba sin dejar brotes, "mochar" (o desmochar). Por fas o por nefas: por una cosa o por otra, por esto o por aquello; también: a tuerto y a derecho. Nos remite a los días del año: los había fastos (de buen agüero) y también, nefastos (funestos, infaustos). Se formó con los apócopes de las dos palabras. Asimismo, las siguientes: bóbilis- bóbilis, a toma y daca (toma, pero también dame); Al toma, todo el mundo asoma; al daca, todo el mundo escapa; íViva Fernando y vamos robando!; por arte de birlibirloque; de ceca en meca y de zoca en colodra, etcétera.

3. Las que expresan ruido, bullicio, confusión, algazara, toques de instrumentos: tantán, tantarán, tantarantán, taratántara, zambomba-(bo), pam-pim-pum, triquitraque, rasrás, trantán, traque-barraque, rifirrafe, chocorrochoca, chipichape, zipizape, zurriburri, churriburri, zurribanda, chiquichaque, chirrisquear, carrasquear, cháchara, chaschaschá, zinquizarra, zunzurrunear, zinquizarra, etcétera.

4. Se refieren a acciones, actitudes de las personas: mondo y lirondo, orondo y lirondo, sin chistar ni mistar, con el oro y el moro, a la noche chichirimoche (mucho), a la mañana chichirinada (nada), ni chuz ni muz, soquismoquis, ni charla ni maula, ares y mares, zorrocloco, zorronglón, zurumbático, chiquilicuatro, chisgarabís, zascandil, zurcirbullir, zurinerear, zunzurrunear, etcétera.

5. Al modo, a la manera en que se dan las cosas: así que asá, por ce o por be, ceta por bayeta, de pe a pa, por hache o por be, ce por ce, de cabo a rabo, sin ton ni son, en zigzag, dúmbili-dámbola, tamarrizquito, tamarruzquito, cuzquito, chichito, chipilín, chirivín, etcétera.

6. A voces, gritos y acciones de animales: runrún, miau-miau, guau-guau, runrún, pío-pío, clo-clo, pit-pit, cocorocó, verraquear, verraquera, barraquera, a traque barraque, cri-cri, tope donde topare, zunzún, cuchichiar, chicharrear.

Pero el fenómeno que desvela a los especialistas es la presencia de m en el segundo elemento de expresiones binómicas, no habiéndose encontrado hasta el momento una explicación razonable, si no es por causa meramente imitativa: corriente y moliente, ni chuz ni muz, toca-moca, ágilis-mójilis, titos y mitos, fulano y mengano, picos y micos, codillo y moquillo, sin hiel ni miel, tira-mira, paja por meaja, ducho y machucho, través y mantravés, ni crudo ni menudo, zóldico-máldico, chirlos-mirlos, siri-miri, Zanquil-Manquil, piante ni mamante, toca-moca, seco y merendeco, ni charla ni maula, oxte y moxte, soquis moquis, toquis-moquis, a macho y martillo, o a macha y martillo (a machamartillo), y muchas de las transcriptas arriba.

Enrique José Milani