Cómo proteger la calidad del agua subterránea
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El agua subterránea es un recurso vital para el suministro económico y seguro de agua potable en el medio urbano y rural, y juega un papel fundamental en el bienestar del ser humano y de muchos ecosistemas acuáticos, por ser una reserva estratégica.
A escala mundial, los acuíferos -formaciones geológicas que contienen recursos hídricos utilizables- están experimentando una creciente amenaza de contaminación causada por la urbanización, el desarrollo industrial, las actividades agrícolas y emprendimientos mineros.
Por ello existe una gran necesidad de llevar a cabo campañas proactivas y acciones prácticas destinadas a proteger la calidad natural del agua subterránea, que por lo general es excelente.
Nuestra ciudad no es ajena a esta realidad. Sin embargo, no cuenta con un estudio que contemple zonas de vulnerabilidad de acuíferos y posibles cargas contaminantes producto de las actividades humanas.
Por ejemplo, si se sabe que un sector determinado tiene alta sensibilidad a ser afectado por contaminantes, obviamente que allí no podrán radicarse determinadas industrias o una planta de relleno sanitario. Si se desconoce esta información -como ocurre en Santa Fe- seguramente puede estar afectándose la calidad del agua subterránea.
Antes de dialogar con El Litoral, Mónica D'Elia y Marta Paris, docentes e investigadoras en Geohidrología de la facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, presentaron formalmente una guía de Protección de la Calidad del Agua Subterránea, destinada a empresas de agua, autoridades municipales y agencias ambientales.
Participaron representantes de los municipios de Esperanza y Santo Tomé -Santa Fe estuvo ausente-, comunas de San Guillermo y Villa Trinidad, Ministerio de Asuntos Hídricos, Cámara de Senadores, Emasa, Enress, Proinsa, Ente Regulador de Servicios Sanitarios de Tucumán, Aguas Provinciales, INA.
La guía fue realizada junto a Stephen Foster, líder del World Bank y vicepresidente de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos; Ricardo Hirata, profesor de hidrogeología en la universidad de San Pablo, Brasil; y Daniel Gomes, consultor de Waterloo Hydrogeology Inc-Canadá.
Las especialistas explicaron que las aguas subterráneas se originan principalmente por exceso de precipitación que se infiltra directa o indirectamente en la superficie del suelo. Como consecuencia, las actividades humanas en la superficie pueden constituir una amenaza a la calidad.
Vale aclarar que se considera que este recurso ha sido contaminado cuando se superan los valores que indica la Organización Mundial de la Salud para el agua potable.
Entre las causas potenciales del deterioro de la calidad del agua subterránea, enumeraron la contaminación del acuífero, a partir de una protección inadecuada de los más vulnerables contra descargas y lixiviados provenientes de actividades humanas; y la contaminación de la cabecera de pozos de extracción, por la construcción inadecuada que permite el ingreso directo de agua superficial o subterránea poco profunda contaminada. Se cree que éste último puede ser frecuente en nuestra ciudad, especialmente en la zona norte y este (Colastiné, etc.) donde muchos pobladores se abastecen de pozos hechos sin planificación alguna.
"Lo cierto es que durante mucho tiempo los recursos hídricos subterráneos han sido abandonados a su suerte, ya sea por desconocimiento, por falta de capacidad, por sobredimensionar la capacidad que tiene el suelo de atenuación para con los contaminantes. De este modo, no se han tomado los recaudos necesarios para protegerlos".
La vulnerabilidad a la contaminación de los acuíferos puede mapearse con facilidad y "no es costoso", aseguraron las investigadoras. Sí es necesario que quienes tienen el poder delegado y la responsabilidad de conducción de una sociedad se interioricen y tomen la decisión de contar con los mapas.
En la guía se aconseja que, en lugar de aplicar controles universales sobre los usos del territorio y la descarga de efluentes en el suelo, resulta más redituable y menos perjudicial para el desarrollo económico, definir el nivel de control para proteger la calidad del agua subterránea según la capacidad natural del subsuelo para la atenuación de los contaminantes. "Se deben establecer zonas simples y robustas basadas en la vulnerabilidad y en los perímetros de protección de las fuentes, con matrices que indiquen qué actividades son posibles desarrollar y dónde, con un riesgo aceptable".
De toda el agua que hay en el planeta, sólo el 3 % es dulce, el resto es salada. De ese 3 %, el 30 % es subterránea, al resto lo representan los ríos, los casquetes polares y los hielos continentales. Por más que sean de agua dulce y que sea posible realizar su fusión, están lejos; en cambio, el agua subterránea está aquí y es accesible.
Para proteger los acuíferos contra la contaminación, es necesario restringir las prácticas actuales y futuras del uso de territorio, de la descarga de efluentes y del vertido de residuos.
Mónica D'Elia y Marta Paris diseñaron el sistema de delimitación de zonas de protección de fuentes de abastecimiento de agua en la ciudad de Esperanza, la cual satisface sus requerimientos hídricos con aguas subterráneas y satisface la demanda de Rafaela.
Un campo de bombeo en el área rural, pozos individuales en el área urbana y una vulnerabilidad a la contaminación del acuífero moderada sugerían la existencia de un significativo peligro de degradación del agua subterránea y la necesidad de implementar medidas de protección que incluyeran la planificación del uso del territorio.
Para evitar imponer severas restricciones a las industrias o replantear su ubicación, optaron por reubicar los pozos de explotación en un campo de bombeo fuera del área de influencia urbana.
Las especialistas realizan monitoreos frecuentes a fin de detectar y remediar en forma temprana cualquier problema potencial.