El Fin de Año se celebra ensombrecido por el dolor.
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El mundo se preparaba hoy para dar la bienvenida al 2005 pero, para millones de supervivientes de la catástrofe que asoló el domingo al sur y al sudeste de Asia el duelo remplazará a la fiesta.
Miles de personas estaban congregadas esta noche en el puerto de Sidney para asistir al tradicional lanzamiento de fuegos artificiales de fin de año, que promete ser, una vez más, uno de los más espectaculares del mundo.
Pero el gigantesco maremoto que barrió el domingo las riberas del Océano Indico y provocó más de 125.000 muertos, entre los cuales, varias decenas de turistas australianos, ensombrecerá la fiesta.
Australia, que no fue afectada en su territorio por el tsunami, mantiene las celebraciones, lo que no ocurre con otros países vecinos de la región.
Indonesia, el país más afectado, con un total de muertos que podría llegar a los 100.000, ha anulado el lanzamiento de fuegos artificiales para dar la bienvenida al 2005.
Los lujosos hoteles de Sri Lanka, que habían almacenado botellas de champán, también renunciaron a celebrarlo por respeto a los más de 28.000 muertos que se registraron en el país.
India, donde hubo casi 12.000 fallecidos, redujo al mínimo las celebraciones, en las que, de todas maneras, casi 900.000 personas directamente afectadas por la catástrofe no habrían podido participar.
La capital financiera, Bombay, que es también templo del cine indio, mantendrá sus festividades. La megalópolis de 18 millones de habitantes está situada en la costa occidental de India, que no fue afectada por el maremoto.
En Malasia, donde hubo 66 fallecidos, mil budistas, musulmanes, hinduístas, sijs y cristianos se disponían a celebrar una ceremonia fúnebre ecuménica.
Hong Kong anuló sus fuegos artificiales y Singapur reemplazó por un minuto de silencio la retransmisión por radio y televisión de la cuenta regresiva del Año Nuevo.
La catástrofe tendrá repercusiones también para el Año Nuevo europeo, a miles de kilómetros de la zona afectada por el tsunami.
Cientos de turistas extranjeros que pasaban la Navidad al sol del Océano Indico figuran entre las víctimas.
En París, donde cientos de miles de personas debían reunirse como cada año en los Campos Elíseos para recibir al 2005, los árboles y las farolas estaban cubiertas con crespones en homenaje a las víctimas. Al menos 117 franceses perecieron en la catástrofe y se desconoce el paradero de otros 560.
En Londres, más de 150.000 personas eran esperadas en las riberas del Támesis para contemplar el gigantesco lanzamiento de fuegos artificiales.
También se espera la participación de 400.000 personas en un desfile de 10.000 payasos, bailarines y artistas en general. Los beneficios del show serán para las víctimas de la catástrofe, en la que han perdido la vida al menos 29 británicos.
En Berlín, las autoridades pidieron a los ciudadanos que donen el dinero que se piensan gastar en los fuegos artificiales a las víctimas. Hasta ahora, se han identificado 33 muertos alemanes y hay mil desaparecidos.
La ciudad de Pisa, en Italia, anuló sus festividades y decidió enviar los fondos economizados a las organizaciones humanitarias. Además, un minuto de silencio será observado durante las celebraciones en Venecia. Italia tiene 14 muertos y casi 700 desaparecidos.
Suecia, uno de los países de Europa más afectados, con 44 muertos y 3.500 personas desaparecidas, transformó el 1° de enero en un día de duelo oficial.
En Estados Unidos, que tiene 14 muertos por el tsunami, Nueva York se preparaba para organizar celebraciones en medio de importantes medidas de seguridad por temor a una repetición de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Australia también recordó que la amenaza terrorista sigue siendo seria. Más de 1.500 policías, con equipos de detección de explosivos y agentes civiles, participarán en las operaciones de seguridad (EFE).
Jack Taylor