San Gregorio Armenio, el Iluminador, ya está en el Vaticano

El Papa Juan Pablo II bendijo días pasados la estatua de San Gregorio Armenio, conocido como el Iluminador, el santo de Armenia, colocada en la fachada posterior de la basílica de San Pedro del Vaticano.

La estatua del santo que difundió el cristianismo en Armenia a partir del año 300 se une a las ya colocadas en la misma fachada de las santas españolas María Josefa del Corazón de Jesús (Josefa Sancho de Guerra) y Teresa de Jesús Jornet e Ibars y la chilena Santa Teresa de Los Andes.

La estatua es de mármol blanco de Carrara; ha sido realizada por el escultor armenio Kazán Khatechik y pagada por el Colegio Armenio de Roma.

El cristianismo se difundió en Armenia a partir del año 300, por obra de San Gregorio, que convirtió al rey Tiridate III y a toda su corte.

Los cristianos armenios vivieron en comunión con Roma hasta el año 491, cuando abrazaron la tesis del monofisismo, según la cual Cristo sólo tenía una naturaleza, la divina, y era hombre sólo en apariencia.

El Concilio de Calcedonia del 451 condenó el monofisismo y definió la doble naturaleza de Cristo, humana y divina, unidas sustancialmente en una sola persona divina.

Los armenios no reconocieron el concilio y junto con la Iglesia Copta (Egipto y Etiopía) y la Jacobita (Irán y Armenia) insistieron en el monofisismo.

Así nació la Iglesia Armenia no católica (existe otra iglesia armenia en comunión con Roma) a la que no se le puede llamar ortodoxa porque es anterior al 1054, cuando se produjo el cisma de Oriente.

Esa disputa con Roma duró hasta diciembre de 1996, cuando, coincidiendo con la segunda visita del patriarca Karekin I al Vaticano, éste y Juan Pablo II firmaron una "declaración conjunta cristológica" en la que se reconocía la doble naturaleza de Cristo, "humana y divina".

Fue un gran paso hacia la plena comunión, pero todavía los separa la cuestión del Primado del Papa de Roma, cuya autoridad no es reconocida por los armenios.

En noviembre de 2000 se dio otro paso: el Papa y el patriarca Karekin II se comprometieron en el Vaticano mediante un documento a trabajar en aras de la unidad e hicieron votos para que todos los miembros de las dos iglesias, desde los sacerdotes a los fieles, "se apoyen y ayuden mutuamente en el pleno respeto de sus identidades y tradiciones, evitando prevalecer los unos sobre los otros".

El documento fue firmado tras una solemne ceremonia ecuménica celebrada en la basílica de San Pedro, durante la cual el Papa entregó al patriarca una reliquia -el fémur- de San Gregorio Armenio, cuyos restos se conservan en una iglesia de Nápoles, al sur de Italia.

Fue la primera vez que se celebró en el Vaticano una ceremonia por el rito armenio. (EFE).