Decenas de miles de turistas observaron la "entrada" del Carnaval de Oruro, el más fastuoso de Bolivia, que ayer empezó temprano y terminó cerca de la medianoche, según la previsión de los organizadores.
Las tradicionales danzas de las Diabladas, Morenadas, Caporales, Tobas y Kullaguadas, entre una veintena de otras, deleitaron a lo largo de dos kilómetros a los visitantes de la ciudad andina, ubicada en el altiplano del occidente boliviano.
El Carnaval de Oruro, que nació hace más de 200 años, es Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, título otorgado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura desde el 2001.
Al ritmo de sus respectivas bandas, meticulosamente uniformadas, unos 3.000 bailarines de medio centenar de grupos exhibieron su habilidad en cada danza en un día soleado, ante el aplauso de los espectadores.
El buen tiempo ayudó a destacar la elegancia y el brillo de los trajes de todos los danzarines, así como al juego con agua entre los asistentes, como es costumbre en esta fiesta mundial.
Muchos de los turistas, especialmente los llegados de otros países, se entremezclaron con los integrantes de los grupos de danza para fotografiarse y también ensayar los complicados pasos y coreografías.
La Diablada, la danza reina del Carnaval orureño, fue centro de la atención de propios y extraños y los tres grupos que la interpretaron hicieron gala de gracia y destreza en el largo recorrido.
Los "diablos", que representan a un personaje de la leyenda regional, hicieron también honor a su figura "asustando" a algunos niños, curiosos de saber quién estaba detrás de la singular máscara.
De su lado, los "morenos" volvieron a rememorar la historia de los esclavos negros, llevados de Africa a América durante la época de la colonización española.
Los participantes de todos los grupos folclóricos, tras finalizar la "Entrada del Carnaval", cumplieron el ritual de entrar de rodillas al templo de la Virgen del Socavón, patrona de la festividad.
El lugar, al pie de uno de los cerros que rodea la ciudad de Oruro, está dedicado a la advocación de La Candelaria, que recibe promesa de nuevas asistencias y peticiones para el próximo año.
Los espectadores esperaron hasta la medianoche para observar a todos los grupos autóctonos, que volvieron a desfilar hoy. (EFE).