El sector agropecuario es el que más aporta al fisco
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Hoy por hoy, las actividades agropecuarias son las que más soportan la presión fiscal. Aproximadamente, el 50% del precio FOB (Free On Board, es decir, la mercadería arriba de un barco para su exportación) se destina al pago de impuestos. Con este porcentaje se supera a la carga tributaria de toda la economía argentina que equivale al 27% del Producto Bruto Interno (PBI), según se destacó en un trabajo elaborado por la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que publicó hoy el diario La Nación.
Ante este contexto, "la presión fiscal con retenciones a las exportaciones y otros impuestos, sumado a los bajos precios de los granos ocasionaron una importante pérdida de rentabilidad en cultivos como el maíz y el trigo".
Según la entidad, la carga tributaria representa, considerando una gran variedad de impuestos que pesan sobre la producción, el 56,4% del precio FOB de la soja, el 38,1% del maíz, el 39,7% del trigo y el 45,9% del valor que tiene el girasol.
Las retenciones, que se ubican en el 23,5% para los cultivos de soja y girasol y en el 20% para el maíz y el trigo, se aplican sobre los precios FOB de los productos.
"Si se tiene en cuenta que la presión tributaria actual para la economía argentina es el equivalente al 27% del PBI, el gravamen total al sector granario es inusitadamente alto", recalcaron en el estudio realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
El trabajo destaca que las retenciones a las exportaciones son el principal componente de la carga fiscal sobre los productos agrícolas; mientras que el impuesto inmobiliario y Ganancias ocupan, respectivamente, el segundo y el tercer lugar.
En este sentido, se especificó que en soja y girasol, los derechos a la exportación representan, respectivamente, el 63% y el 70% de la estructura impositiva. En tanto, en trigo y maíz, este impuesto significa un 65% y un 69%.
En cambio, "la incidencia del inmobiliario en la estructura impositiva supera el 20% en el caso de los cultivos de trigo, maíz y soja. En el primer producto ese porcentaje hoy logró alcanzar un máximo del 25%.
Por su parte, Ganancias tiene una participación del 9% en soja y girasol; mientras que en maíz y trigo, la pérdida de rentabilidad hizo que en estos productos prácticamente no quedara nada para gravar con este impuesto".
Al respecto, Jorge Ingaramo, director de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, "el maíz y el trigo están prácticamente en una zona sin ganancias. No obstante, todavía queda algo para que haya una presión sobre la soja y el girasol".
Según el trabajo presentado por la entidad, en estos dos cereales -maíz y trigo-, el resultado neto después de descontar ganancias sería de -22,2 y -50 dólares por hectárea, respectivamente. En soja quedarían U$S 34,6 por ha y en girasol, 22,1 dólares por hectárea.
Por lo tanto, "los resultados netos después de ganancias, como porcentajes del valor de la tierra, son inferiores a los esperados por el inversor y no alcanzan a cubrir el costo de amortización normal para el recurso".
Algunos productores ya decidieron movilizarse para protestar contra las retenciones a las exportaciones de sus productos. Dos entidades con representación en la provincia de Córdoba anunciaron asambleas y movilizaciones. Una es la filial local de la Federación Agraria Argentina (FAA), que organizará dos protestas: una, el miércoles 23 a las 10; y la otra, en los primeros días de marzo.
Por su parte, la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez) convocó para el 2 de marzo a una asamblea de productores en la localidad cordobesa de Jesús María.
Por su parte, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) ya había anunciado días atrás que se reunirá el 24 de febrero para analizar cuál será el plan de lucha que llevará adelante.
Durante 2004, la recaudación impositiva fue récord al ingresar 117.473 millones de pesos, alcanzando así el 26,51% del PBI, de acuerdo a lo informado por el Ministerio de Economía.
De ese total, el gobierno recaudó 17.954 millones de pesos por el impuesto al cheque y las retenciones a las exportaciones. Estos dos impuestos -creados por la crisis- equivalen a la totalidad del superávit fiscal récord de 17.361 millones que se alcanzó en 2004. Esta es la razón principal por la que el gobierno no quiere eliminarlos.
Si se ajustan los números por el aumento promedio de los precios minoristas y mayoristas, la recaudación de 2004 fue un 10% superior a la de 2001. Además, si no se tienen en cuenta los impuestos creados por la crisis, recién el año pasado se habría alcanzado la recaudación impositiva previsional anterior al momento de la devaluación.
En cambio, en pesos constantes, el gasto público antes del pago de los servicios de la deuda es un 15% inferior al de 2001.
Según este informe que se publicó hoy en Clarín, después de haber tocado fondo en 2002, el año pasado la recaudación impositiva (presión tributaria) registró el nivel más alto de toda la década del 90: 26,51% del PBI.
Esta suba de la recaudación fue ayudada por varios factores: la inflación, el repunte económico, los nuevos impuestos y la mayor fiscalización de la Afip.
Según el Instituto de Estudios Fiscales y Económicos (IEFE)) "una vez ajustada la recaudación por la suba de los precios, casi el 96% de la explicación del incremento de la recaudación la llevan en partes iguales el cambio de la legislación (principalmente referida a las retenciones a las exportaciones) y el ciclo económico". Además, advierten que "la dependencia de la recaudación del ciclo económico refleja, más que una virtud, una debilidad del sistema tributario, basado principalmente en los consumos masivos de la población".
En tanto, otro especialista recalcó que podría resultarle difícil a la Afip sostener estos ingresos si siguen bajando los precios internacionales de los productos de exportación argentinos y si se reducen o eliminan los impuestos creados durante la crisis.