La muerte del Carnaval

En los dilatados ámbitos del mundo occidental, la fiesta del Carnaval se muestra cambiante y multiforme, ya que a su conjuro afloran los rasgos más íntimos del alma colectiva. Esta fiesta, vencedora del tiempo, atesora a través de los siglos reminiscencias paganas de la antigüedad grecolatina y es extracto de tradiciones medievales, que en América incorpora zumos indígenas.

El carnaval es sinónimo de libertad, tal vez allí resida su más recóndita esencia. Momo, hijo del Sueño y de la Noche, dios de la mofa y la burla, representado con una máscara en la mano y un bastón-sonajero en la otra, con el que guía a un ganso (en ocasiones, a una marmota), persiste hasta nuestros días como dios del Carnaval.

Como los griegos crearon a Momo, muchos pueblos crearon personajes afines para la festividad a la que aludimos, personajes grotescos que luego de una breve carrera de disipación y gloria son públicamente quemados, fusilados, enterrados o destruidos de cualquier otro modo, con la tristeza fingida o la auténtica alegría de los asistentes a las carnestolendas.

Hombre Salvaje

En Bohemia, antiguo reino de Europa Central, cazaban por las calles a un muchacho vestido de Hombre Salvaje, éste corría de aquí para allá hasta llegar a un callejón sin salida, donde tropezaba a propósito y caía, sus perseguidores se amontonaban sobre él y lo capturaban. Posteriormente, el ejecutor le acuchillaba con su espada una vejiga con sangre que llevaba atada a su cuerpo. El Hombre Salvaje fingía morir en medio de un charco de sangre. Al día siguiente colocaban en una parihuela un muñeco de paja vestido similarmente al Hombre Salvaje y lo llevaban seguidos por una multitud a una laguna, allí el ejecutor lo lanzaba al agua, culminando de este modo la ceremonia llamada "Entierro del Carnaval".

Su Gracia Pau Pi

En Lérida, España, el domingo de carnaval se realizaba una procesión integrada por soldados de infantería, caballería, máscaras que iban a pie, a caballo o en carruajes, escoltando una carroza profusamente adornada que llevaba la efigie que denominaban Su Gracia Pau Pi y recorría las calles más importantes. Durante tres días la jarana era muy intensa. a la medianoche del último día, se realizaba una procesión por las mismas calles pero con un aspecto muy diferente. La carroza era convertida en carro fúnebre en el que reposaba Pau Pi. Un grupo vestido de sacerdotes iba detrás, portando cirios encendidos y cantando responsos. Todas las máscaras llevaban crespones y los jinetes, antorchas. Al llegar la procesión a la plaza principal se recitaba una oración burlesca al difunto Pau Pi y se apagaban las luces, ése era el momento en que el demonio y sus diablos irrumpían y arrebataban el cadáver. Todo el gentío los perseguía gritando y chillando. Los diablos finalmente eran atrapados y dispersados. Al ser recuperado el falso cadáver se lo enterraba en una fosa preparada para tal fin.

Caramantrán

En Provenza (Francia), tenía lugar el Miércoles de Ceniza una ceremonia similar. Llevaban una efigie burlescamente ataviada y llamada Caramantrán, portada en andas y acompañada por una muchedumbre vestida con trajes grotescos y munida de calabazas repletas de vino. A la cabeza de la procesión iba un grupo con disfraces de jueces y abogados acompañado de un personaje alto y delgado, caracterizado de Cuaresma. En la plaza principal se hacía alto, se constituía el tribunal y Caramantrán ocupaba el banquillo de los acusados. Después de un proceso formal era sentenciado a muerte, entonces la multitud profería lamentos. Se cumplía la sentencia arrojándole piedras hasta destrozarlo. Reunidos sus despojos, se los tiraba al mar o al río.

Oso de Carnaval

En Tubinga (Alemania), el Martes de Carnaval, vestían al Oso de Carnaval, muñeco de paja con pantalones viejos y le sujetaban al cuello una morcilla fresca, se lo condenaba en una parodia de juicio y se lo decapitaba. Era tendido en un féretro y el Miércoles de Ceniza enterrado en el cementerio.

Mestik

En Estonia, hacían un muñeco de paja, al anochecer del Martes de Carnaval, nominándolo Mestik, que significa "espíritu del bosque". Lo ataban a una pértiga muy alta y lo paseaban entre risas y gritos de alegría. El muñeco era llevado fuera del pueblo y atado en la parte más alta de la copa de un árbol del bosque. Esta ceremonia partía de la creencia de que serían protegidos por él de todas las desgracias. Un año lo vestían con atuendo masculino y al siguiente, con atuendo femenino.

La vieja:

En el Val di Ledro (Tirol), el último día de Carnaval, hacían una figura de paja y maleza a la que llamaban La Vieja; luego la quemaban.

Pucllay

Es el héroe de Carnaval en los valles calchaquíes, el Pucllay, personificado por un muñeco de trapo que representa un viejo ridículo, bonachón, con cabellera cana y vestido pobremente. Se lo monta sobre un burro y van tras él en primer término, cantores y cantoras entonando coplas alegres y picarescas. Luego la gente que se va sumando al recorrido entre música, risas, ingestión de bebida, bailes, jaleos, cantos. Cuando la fiesta termina se lo sepulta a la sombra de un árbol. Antes de tapar la tumba, se echan sobre el muñeco ofrendas, con el íntimo convencimiento de que ha de duplicar los productos el año venidero, trayendo prosperidad a los participantes de los festejos. Posteriormente, cada uno toma un puñado de tierra y lo arroja a la fosa hasta que quede tapada. Luego gritan y lloran. El Carnaval ha finalizado y deben recomenzar las tareas abandonadas durante esos días de jolgorio y felicidad.

Coplas de Carnaval

La copla simboliza el alma poética del Carnaval, infunde el aliento lírico a sus festejos. Es manantial de ingenio, gracia y picardía, toma elementos de la idiosincrasia de la gente del lugar donde ha nacido proyectando vivencia y sentires.

Cuando llega el carnaval/ no almuerzo ni ceno nada/ me mantengo con las coplas/ me duermo con la tonada.

Ya es tarde vidita mía/ ya está arribita la luna/ carnaval viene al galope/ y la chichita madura.

Soy lo mismo que el coyuyo/ cada año salgo a cantar/ domingo lunes y martes/ tres días de carnaval.

Tengo mi pecho de coplas/ que parece un avispero/ se empujan unas a otras/ por ver cuál sale primero.

Ya ha nacido el carnaval,/ la caja es su corazón/, zumo de aloja es su sangre/ y flor de albahaca su flor.

Carnaval diz que se va,/ ya cumplió la temporada;/ por fin dormirán las viejas/ las malas noches pasadas.

Ya se acaba el carnaval,/ ya lo llevan a enterrar./ Échenle poquita tierra/ que se vuelva a levantar.

%sZunilda Ceresole de Espinaco