Concluyó el acuartelamiento de la Policía rosarina
El gobierno dio 500 pesos para uniformes y cesó la protesta
Tras un día de tensión, un entendimiento a las 4.30 de la mañana hizo que se regularizara el servicio. La Gendarmería patrulló ayer en Rosario. Apropol no fue reconocido como interlocutor pero sí hubo contactos informales.

DE LA REDACCION DE EL LITORAL

Rosario (C).- Veinte horas después de iniciada la protesta, la Policía rosarina puso fin al autoacuartelamiento que derivó durante ese lapso en una merma significativa en las tareas de prestación de seguridad urbana. El estado de rebeldía de la mayoría de las fuerzas de calle terminó cuando el gobierno ofreció un único pago de 500 pesos, extensibles a los empleados policiales de toda la provincia, para afrontar compra de uniformes. Con esa propuesta el servicio empezó a regularizarse.

El entendimiento se alcanzó a las 4.30 en la sede de la Jefatura de Unidad Regional II como epílogo de una jornada sobrecargada de tensiones. Dialogaron la jefa de Policía provincial, Leyla Perazzo, con un grupo de efectivos. El conflicto se había iniciado tras el asesinato de un agente de 26 años que prestaba servicios adicionales en un supermercado, ejecutado por un grupo de cinco delincuentes en el barrio La Florida. Eso hizo estallar a más de un centenar de efectivos, que alegaban estar desprotegidos por la vetustez de sus pertrechos. Argumento que fue refutado por la superioridad.

La decisión de los policías de acordonarse frente a las dos salidas de la Jefatura para impedir el movimiento de los móviles obligó al gobierno a gestionar el patrullaje de la Gendarmería Nacional. Un centenar de efectivos de esa fuerza llegaron desde Córdoba para sumarse a la dotación de los destacamentos locales. Más de 300 gendarmes empezaron a circular ayer y permanecerán en Rosario hasta mañana.

Equipamiento

"Se trabajó sobre el marco de decisiones ya adoptadas", señaló esta mañana la vicegobernadora María Eugenia Bielsa a Radio Dos. Sostuvo que eso implicaba el pago de 500 pesos como un suplemento previsto con antelación y no como efecto de esta protesta. De hecho ayer a la tarde, en una conferencia de prensa en la Gobernación local, el ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, había anunciado junto a la funcionaria que se estaba gestionando esa liquidación extraordinaria.

Bielsa puso énfasis en que no hubo con los policías que deliberaban un ámbito de negociación sino una gestión para el restablecimiento del orden. La vicegobernadora señaló que, en ese marco, no existió oferta sino que se definió la adquisición de lo que estaba previsto en el programa de inversiones para seguridad. En la reunión de la tarde Rosúa había expresado las previsiones de compra: 3 mil pistolas, 300 mil cartuchos y 3 mil chalecos antibalas. En el mismo tramo, el titular de Gobierno recalcó que se gestionaba el suplemento de 500 pesos no remunerativo que, finalmente, por orden del gobernador Jorge Obeid serán asignados.

Un día complejo

La concentración de un centenar de efectivos frente a la Jefatura rosarina se mantuvo todo el día. Como voceros de las reivindicaciones actuaron dirigentes de Apropol, el gremio policial sin reconocimiento oficial, que mantuvieron duros cruces con el jefe de la Unidad Regional II, José Manuel Maldonado. Todas las secciones de calle como el Comando Radioeléctrico, la Guardia de Infantería y la Patrulla Urbana estuvieron paralizadas. Las comisarías trabajaron con aparente normalidad.

Por la noche Perazzo entró en la Jefatura. Había desacreditado la magnitud de la protesta diciendo que la protagonizaba "un grupo menor de policías que impiden la salida de móviles". Adentro, a medianoche, los efectivos protestaban con cánticos en abierta rebeldía expresada delante de su jefa máxima, lo que fue trasmitido a todo el país por un canal de TV porteño:"Que se vayan", gritaban. Por ese mismo canal, en esa situación adversa, dio un mensaje de autoridad. "Estoy aquí porque conduzco esta institución y mi presencia es lo que corresponde a mi cargo", subrayó.

Estuvo allí hasta que la protesta declinó. El gobierno quiso dejar en claro que no negociaba con un sector de la fuerza de seguridad provincial armada en rebeldía. Y que ni siquiera conversaba formalmente con Apropol por no darle estatuto de interlocutor gremial.

La jueza de Instrucción, Alejandra Rodenas, ayer tuvo que evaluar si imputaba a los policías rebeldes figuras delictivas por el abandono del servicio. A nivel administrativo la Policía deberá evaluar la apertura de sumarios. Hasta el cierre de esta edición no se habían fijado sanciones.

"Una noche larga y agitada"

El ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, reconoció que la de ayer fue una noche "agitada y larga". En diálogo con El Litoral, el funcionario se refirió esta mañana, a la extensa y ardua negociación que mantuvieron durante la madrugada de hoy con la Policía rosarina, pero aclaró que en ningún momento dicho diálogo fue con los referentes de Apropol, la asociación que pugna por la sindicalización de las fuerzas.

"No hay un reconocimiento institucional hacia Apropol; no fue una conversación con ellos, sino un trato directo con subordinados y camaradas que son suboficiales y jefes operativos de la Policía", resaltó.

En una breve cronología de lo ocurrido durante las últimas horas, Rosúa contó que la jefa de Policía, Leyla Perazzo, se reunió primero con los efectivos que se encontraban en las puertas de la Unidad Regional II. La instrucción política era comunicar que resultaba "imprescindible" el restablecimiento del control policial.

"Fue una reunión agitada -admitió el funcionario-, que derivó en otras reuniones que se hicieron con suboficiales, jefes, algún oficial superior y comisarios, en el despacho de la Unidad Regional II. Fueron varias horas de reunión; finalmente, los suboficiales tanto de Comando como de Patrulla, resolvieron salir a las 4.30 de la madrugada a prestar servicio".

Rosúa admitió que recién a partir de esa hora, los servicios policiales volvieron a prestarse con normalidad. Como consecuencia de ello, a las 7 de hoy, Gendarmería suspendió los trabajos que había comenzado ayer en Rosario, ante la inactividad policial.

El ministro rescató la labor de Perazzo. "Ella estuvo a cargo de las reuniones y logró convencer a los subjefes para que se restablecieran los servicios policiales", dijo.

Esta tarde, Rosúa se reunirá con la Dra. Perazzo para avanzar en la resolución de algunos aspectos que son esenciales en el petitorio de las fuerzas, como una recomposición salarial y un aumento del básico.

"No quiero adelantar nada en este sentido hasta que no me reúna con el resto de los funcionarios del gobierno; prefiero ser prudente", dijo el funcionario.

El ministro hizo un reconocimiento explícito al desempeño de Gendarmería, que luego hará llegar también por escrito. "Hicieron un despliegue desde Rosario y Córdoba que posibilitó que la ciudad, pese al conflicto, estuviera resguardada".

Al suceso lo calificó como "un hecho no normal", pero evitó hablar sobre la gravedad del incidente. "Más que hablar de eso, prefiero referirme al desenlace positivo que tuvo el conflicto. Se logró restablecer la normalidad de los servicios policiales, y hoy hay calma", sentenció.

Respecto de los antecedentes, apuntó que un hecho similar pero con características mucho más graves se había producido durante la gobernación de José María Vernet. "Fue grave, duró días y tuvo connotaciones serias; fue casi un verdadero motín", recordó.

El Dato

"Nuestro objetivo ayer fue trabajar todo el día para acabar con esta situación imaginaria de falta de gobernabilidad y de seguridad. Que no la hubo: mermó la presencia policial pero se la tuvo y también de la Gendarmería. Cerca de las 11 de la noche se empezó a negociar con gente del servicio. La jefa de Policía ha hecho todo lo que el poder político le ha indicado. Y lo ha hecho bien porque el orden y los servicios están restablecidos", aseveró María Eugenia Bielsa.