La búsqueda de El Origen Perdido
| |
Por Raúl Cortés EFE
Antes de hacerse conocido por su aparición en la novela El Origen Perdido, de la española Matilde Asensi, el enigma sobre los "toromonas" originó una expedición que buscó a esta etnia desaparecida en la selva amazónica de Bolivia hace un siglo.
El responsable de aquella aventura, el explorador, historiador y periodista argentino Pablo Cingolani, afirmó hoy a EFE con ironía que le causó "simpatía" comprobar cómo sus investigaciones coinciden con una parte esencial de la trama de una obra que ha vendido más de 200.000 ejemplares desde su primera edición en 2003.
El Origen Perdido relata el viaje de unos piratas informáticos españoles a Bolivia para conseguir un antídoto que ponga fin a la extraña enfermedad que padece el hermano de uno de ellos.
La empresa les conducirá al sitio arqueológico de Tiwanaku, una civilización precolombina que vivió en las proximidades del lago Titicaca y a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar, y de allí a las enmarañadas sendas del Parque Nacional Madidi, situado en el norte tropical del departamento de La Paz y lindante con Perú.
Cingolani vive en Bolivia desde 1987 y se introdujo en el mundo de las etnias amazónicas "no contactadas" en 2000, en una incursión al Madidi, uno de los núcleos de mayor biodiversidad del planeta.
Aquella expedición pretendía establecer el punto donde nace el río Heath, pero se topó con el misterioso caso de Lars Hafskjold, un ingeniero agrónomo de 37 años al que se tragó la jungla en 1997, luego de partir en solitario siguiendo la huella de los "toromonas".
No es de extrañar su desaparición, pues en los 19.000 kilómetros cuadrados del parque existen importantes "vacíos geográficos", como se denomina a las zonas que no están descriptas en los mapas.
Gracias al testimonio de las últimas personas que vieron a Lars con vida y a un intenso trabajo de investigación, el argentino decidió organizar un segundo viaje al lugar para dar con el paradero del noruego o con el de la etnia perdida.
Recurrió a uno de los principales expertos en la materia, el etnógrafo Alvaro Díez Astete.
Entre otros argumentos, el argentino concluyó que esta tribu, al igual que otras, podía haber sido desplazada de la cuenca del río Madre de Dios, fronteriza con Perú y Brasil, probablemente hacia el Valle del Río Colorado, en el interior del Madidi, por la voraz explotación del caucho a fines del siglo XIX.
A la vez, certificó en las crónicas españolas, como las cartas del fraile Juan de Ojeda (1677), que los "toromonas" habían tenido relaciones con los incas y supuestamente los protegieron en la selva cuando muchos de ellos huyeron de los Andes tras la conquista.
También localizó a un grupo de misioneros protestantes norteamericanos que llegaron a América del Sur a mediados del siglo XX con fines evangelizadores y que estuvieron a punto de contactar con ella.
La búsqueda de Lars y los "toromonas" se lanzó finalmente en 2001, bajo el nombre de Expedición Madidi XXI y con el respaldo del Congreso de Bolivia, que la declaró de "interés nacional".
Al regreso, Cingolani publicó sus experiencias en Internet, mientras que varios periódicos bolivianos y argentinos se hicieron eco también de su trabajo.
El argentino está convencido de que la escritora ha conocido sus investigaciones a través de la red, pues incluso menciona sus viajes a la selva como "dos expediciones oficiales que el gobierno boliviano había enviado a la Amazonia en busca de indios no contactados dentro de sus fronteras".
Por eso, considera que debería haberlo citado en el libro, como hizo con otras fuentes.
"Cuando leí la novela no me quedaron dudas: está contando mi historia, la historia que concebí y encabecé y donde han participado y contribuido montones de personas", dijo.
En varias entrevistas, Asensi ha revelado que jamás estuvo en Bolivia y que Internet le ha servido de base de datos para su elaboración.
El explorador aclara que su deseo es "hacer la expedición definitiva completando la travesía que pretendía hacer el noruego, saber la verdad sobre lo que le pasó y, si efectivamente hay un grupo humano, trabajar para preservar su aislamiento".
Dudas.
Según las investigaciones, la etnia Toromona se encontraba en el noroeste de Bolivia, por el parque Madidi, y descendía del grupo Tacana.
Los toromonas fueron una de las 40 etnias que vivían en la zona y que, según los antropólogos, fueron esclavizados por los antiguos empresarios del caucho de principios de siglo y desaparecieron tras varias décadas de explotación.
"No se sabe si aún existe el pueblo (...) hay una comunidad toromona, pero corresponde al nombre del pueblo y no sabemos si se identifican. (...) Tal vez con el tiempo y el rescate de las lenguas ellos se identifiquen como tal, pero hasta el momento se considera una lengua desaparecida".