Woody Allen en el manicomio
TÉLAM-SNI
Un Woody Allen más esmirriado que nunca, vestido con traje gris y camisa blanca abierta sin corbata, fue el que apareció ante la prensa internacional convocada en el Festival de Cannes, cuando presentó su última película, "Match Point", de la cual opinó que le parece una de sus mejores creaciones.
"Soy muy crítico conmigo mismo, pero con esta película me siento muy conforme, tal vez porque la filmé en un estado de gracia, con actores maravillosos que como siempre conmigo trabajan por nada y yo termino llevándome todos los honores", expresó el cineasta septuagenario.
"Yo siempre dije que no dirijo a los actores, me limito a contratarlos y ellos se ocupan del trabajo", bromeó Woody. Y en efecto, tanto Scarlett Johansson como Jonathan Rhys Meyers, los protagonistas, alabaron la confianza que les demostró el realizador durante el rodaje, "lo que -coincidieron ellos- nos hizo sentir parte del proceso creativo de la película".
"Es cierto que en mi película hay mucho sexo y pasión para mis estándares, pero comparada con el cine que se hace ahora es casi mojigata", declaró Allen.
"Lo que la gente llama cinismo yo digo que es la realidad con otras palabras", agregó el director en referencia a uno de sus personajes principales.
Aclaró que una frase de ese personaje ("a veces el sacrificio de un inocente es necesario para una causa más grande") es todo lo contrario de lo que él piensa, "pero en este mundo actual es una frase que repiten muchísimo los políticos y las personas que cuidan sus propios intereses en desmedro de los de cualquiera".
"La película está filmada en Londres no porque yo no quiera volver a rodar en Nueva York, sino porque en estos momentos me es más fácil armar un proyecto en Europa". Y entró en detalles: "En mi país, las grandes compañías de Hollywood pretenden inmiscuirse en la escritura del guión, en la selección del reparto, en el rodaje y en el lanzamiento del filme, mientras que yo busco a alguien que me dé todo el dinero que necesito en una bolsa de papel marrón y me permita entregar el filme terminado seis meses después".
"Es lo que he conseguido en Londres. Tanto es así que mi próxima película la haré en agosto en Londres, donde todo es más frío, el cielo es más gris y los actores tienen ese acento que tanto nos fascina a los norteamericanos", subrayó.
Cuando se le preguntó si hace cine por pasión o por hábito, respondió: "Yo soy como uno de esos internados en un manicomio que siempre tiene que hacer algo para que estén tranquilos él y todos los demás. Me gusta que a la gente le guste mi película, pero para mí lo importante es haber escapado de la realidad durante un año, viviendo en un mundo ficticio con gente linda, bien vestida y en bellos decorados".
"Igual que mi personaje en `Match Point', yo también creo en la buena suerte y me parece que ésta me acompañó durante el rodaje; tanto es así que es una de las pocas veces en que estoy perfectamente satisfecho con el resultado", concluyó.
"En todas las películas pueden salir muchas cosas mal, pero en ésta todo fue bien", afirmó acerca de su último filme durante su permanencia en Oviedo, adonde Woody Allen fue invitado por la Fundación Príncipe de Asturias, que conmemoró su 25° aniversario. El cineasta en 2002 fue premio Príncipe de Asturias de las Artes.
"Match Point" ha abierto una nueva etapa para alguien que se creía "incapaz de rodar fuera de Nueva York", según declaró. El director, que fue la figura central de un acto sobre el futuro del cine realizado en el teatro Campoamor de Oviedo, adelantó su intención de rodar en Barcelona en el futuro.
Según Woody Allen, las negociaciones con los productores para el rodaje en España de una "fantasía cómica y romántica están muy, muy avanzadas".
Recordó que no le gusta hablar mucho de sus ideas hasta que se concretan en una película y, aunque no habló de plazos para un eventual comienzo del rodaje, señaló que podría tener lugar "uno de estos veranos".
Woody Allen también aprovechó su estancia en Oviedo para conocer la estatua que la capital de Asturias le dedicó en agradecimiento a las bellas palabras que el cineasta expresara a la ciudad en 2002 cuando recogió su premio Príncipe de Asturias y que fueron grabadas al pie de la estatua.
"Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas", dijo entonces Woody Allen.