Coleccionistas para coleccionar (IV)
Monedas sin precio
En esta cuarta y última entrega, despedimos la serie de coleccionistas con Matías Subirá. A través de 6.000 monedas anteriores a 1945, un conocimiento histórico inagotable y la paciente búsqueda de todo coleccionista, este numismático reúne el tiempo, las sociedades y sus intercambios monetarios. Además, completa con billetes y medallas este tesoro, cuyo verdadero valor no tiene precio.

Hemos abierto esta serie afirmando que, en realidad, todos somos coleccionistas. Registramos y conservamos momentos e imágenes con cada abrir y cerrar de ojos, entrenamos la nostalgia que recorre un creciente stock de recuerdos, objetos y situaciones. Pero conocimos a quienes dedican gran parte de su vida a poseer y relacionar objetos, marcadamente involucrados en lo emocional. Esta especial forma de involucrarse con los objetos ha sido trabajada en sus dimensiones psicológicas y afectivas, y se asegura que sus orígenes se pueden rastrear en la infancia. Todos recordamos una incipiente colección de figuritas o canicas y su tráfico en el recreo.

Según estudios realizados a nivel mundial, el mayor número de coleccionistas femeninas se dedica a los osos de peluche. Y la colección de monedas es la más común en los hombres.

Matías Subirá es nuestro representante local de este tipo de colección. Sus más de 6.000 monedas, medallas y billetes, conjugados con conocimiento histórico inagotable, demuestran que una colección no es solamente un conjunto más o menos ordenado de objetos, sino, principalmente, una forma de pensar y concebir relaciones entre objetos y el mundo al que pertenecen.

La vida es una moneda

El crecimiento de la colección de Matías se entreteje con una vida de interés sobre las monedas y la historia mundial, correlato fundamental a la hora de conocer su verdadero valor. "Mi abuelo tenía una pequeña colección de monedas y a mí siempre me llamó la atención. Un día empecé a juntar porque, en numismática, primero se junta y después se colecciona: hay que saber quién la acuñó, dónde, en qué año. Casi siempre a los numismáticos les llama mucho la atención la historia. Esto me gustó toda la vida, pero recién después de mis 20 años empecé a coleccionar", comienza a contar Matías Subirá.

Estudió Licenciatura en Economía, pero confiesa que la historia es lo que lo apasiona. Y esta pasión, se refleja en cada una de sus monedas.

Obras de arte

Ese involucramiento sentimental de los coleccionistas con cada una de las piezas de su colección los lleva a destacar las virtudes de la serie elegida. "Las monedas de la actualidad no son como las de antes. Hoy ya se usan otros métodos para hacerlas, un molde grande en yeso y después, una reducción. No es como antes, cuando un verdadero grabador era un artista, porque grababa sobre el hierro, con detalles ínfimos", explica el numismático.

Castillos, leones, sellos, rostros históricos. Todo tiene una explicación en las palabras de Matías. Su colección comprende monedas mundiales anteriores a 1945. "Hay que poner un rango porque, si no, es prácticamente infinito. La numismática empieza en el año 400 a.C. con las monedas griegas, sigue con Roma y en toda la historia del hombre se fueron acuñando monedas y medallas. Lo lindo de la moneda griega, por ejemplo, es el arte que tiene en sí misma. En su mayoría, eran rostros de mujer"

Mediante viajes, contactos y amigos, ha reunido ejemplares muy interesantes. Los más antiguos son de Roma, del año 200 ó 300. Generalmente tienen la cara del emperador y combinaban distintos materiales: oro, plata y bronce. "De ahí vienen las medallas olímpicas. Siempre el premio más alto es el oro", comenta Subirá.

Hecho en Argentina

Según relata el coleccionista, existen monedas argentinas desde 1813, cuando Belgrano toma la seca de Potosí, cerca de Bolivia. "A partir de eso, yo traté de ir abarcando todos los períodos. Pero es complicado porque durante mucho tiempo hubo monedas de cada provincia hasta 1881, cuando nació la moneda nacional".

Antes de eso, en la Argentina circulaban monedas bolivianas -acuñadas en Potosí-, hispanoamericanas y provinciales, todas al mismo tiempo en una verdadera anarquía monetaria. Hasta que en 1881, Roca prohíbe las monedas provinciales.

Otro dato interesante que comparte el numismático tiene que ver con el material en que están acuñadas, ya que, de acuerdo con el mismo, se puede saber cómo está el país en ese momento. "Por ejemplo, cuando hay acuñaciones de monedas de aluminio, quiere decir que ese país está en un momento muy malo de su economía. Argentina, durante la hiperinflación; Alemania, en la guerra; Italia, en la posguerra... todas acuñaron monedas de aluminio. Incluso, Alemania llegó a acuñar monedas de zinc, que prácticamente se desintegran".

El antepasado del patacón (acuñado desde 1881 a 1883), el orgullo de haber sido el sexto país con reserva de oro en el mundo, el origen de "la chancha y los veinte". A cara y ceca, cada etapa de la economía argentina está conservada en círculos brillantes, como un testimonio infalible de lo vivido.

Cinco siglos igual

Casi como una de las primeras imágenes que puede evocar una canción de Gieco, la historia de las monedas en Hispanoamérica demuestra otro campo donde se inscribe la riqueza que se han llevado de estas tierras. "En la seca de Bolivia, durante su funcionamiento (1573-1813), se acuñaron más monedas que en toda Europa durante el mismo tiempo. Esto es una muestra de todo lo que se llevaron de estas tierras. Lo mismo pasó en México, Perú, Guatemala. Los mineros le cobraban el quinto de lo que se acuñaba a la casa de la moneda", explica Matías.

En las monedas hispanoamericanas se observan siempre iniciales, respetando la cantidad de metal que poseían las mismas en los decretos que venían de España. Quienes lo rebajaban para quedarse con la diferencia eran condenados a muerte.

Ocupando un ínfimo espacio de su mano, Matías muestra una "macuquina". Están hechas en Perú. Es de 2 reales. "Se vertía la plata, se acuñaba y, según el peso, se la iba recortando. No son cilíndricas. Hay de toda Hispanoamérica entre 1500 y 1750. El 90 % era analfabeta, así que la moneda valía por su peso en plata. Teóricamente fueron prohibidas para ser reemplazadas por los pelucones".

Las características de las macuquinas nos remiten a otros elementos de una moneda también. "Además del relieve, que tiene que ver con la durabilidad y con la incapacidad visual, está también la cuestión del canto. Cuando se acuñaban las macuquinas, la gente las cortaba y les sacaba metal; lo fundían y lo vendían como metal. El canto se crea para que no sean limadas y bajadas de peso. También hay cantos parlantes, que tienen una frase, pero se van gastando. Los patacones, por ejemplo, llevaban en su canto `Igualdad ante la ley"'.

%sHistorias del Viejo Mundo

Han circulado y, según los avatares de la economía, continuarán circulando en nuestras manos monedas con diferentes cantos, metales, diseños, etcétera. Muchos de ellos tienen raíces en interesantes anécdotas históricas.

Es inexplicable la sensación de tener en la palma de la mano monedas españolas de la época de la Inquisición. Porque sabemos que esa moneda sirvió quizá para comprar indulgencias, ganar el cielo, comprar la leña que quemó a algún hereje. De la misma manera, saber explicar el origen de algunas figuras que vemos doradas sobre los círculos viajeros, o sobre los que descansan en una billetera con la creencia de que puede atraer a otras. "La imagen de la libertad que se observa con frecuencia en las monedas argentinas proviene de la Revolución Francesa. Antes de ésta, en las monedas estaba la imagen del rey. Con la Revolución Francesa, crean esta figura emblemática de la libertad, y EE.UU. y Francia empiezan a acuñar monedas con esta figura. Y eso sigue a través de la historia."

Con respecto a las leyendas en las secas, Matías Subirá tiene muchas historias interesantes también. "Francia todavía conserva `Libertad, fraternidad e igualdad'. Pero en la época que fue tomada por el Nazismo, a esa inscripción la reemplazaron por otra, más acorde con el totalitarismo nazi: `Trabajo, familia y patria"'.

Para las monedas falsas, tampoco faltan anécdotas. "Existieron en toda la historia de la humanidad. Napoleón fue un gran falsificador de billetes rusos. Cuando invadió Rusia, tenía su propio equipo de falsificadores. Con ellos compraba suministros o pagaba espionajes. Son de una excelente manufactura. Al día de hoy, sólo expertos pueden determinar cuáles eran los que acuñaba Napoleón y cuáles, los rusos."

La paradoja del valor

Además de sus casi 6.000 monedas, Matías colecciona medallas y billetes. "En la Argentina, durante su época de oro, entre 1860 y 1930, se hicieron más de 40 mil medallas conmemorativas. Acá, en Santa Fe, hay, por ejemplo, una de la inauguración del puerto en bronce, de la Casa de Gobierno. Casi siempre llevan el nombre de las autoridades y se acuñan en diferentes materiales para personalidades políticas, constructores y público en general. En esa época, la Argentina fue uno de los países que más acuñó en el mundo".

Las medallas marcan un día en el que pasó algo importante. Matías tiene medallas fascistas, argentinas, papales, etcétera.

Con respecto a los billetes, su colección es interesante también, pero la utiliza sobre todo como método de canje para ampliar su apasionante conjunto de monedas, a la que cuida como una verdadera obra de arte. "Todas las monedas están protegidas con una cobertura. Si se les hace una limpieza, tiene que hacerla gente que conoce mucho. Porque, si no, puede hacerles un daño enorme al quitar detalles", explica.

Y lo paradójico de su colección de monedas es que su importancia no está dada por lo económico. Es con esta idea que Matías Subirá cierra su historia. "Es como si tuviera que construir un puzzle, pero tengo que buscar las piezas, que están perdidas por todos lados. Uno le toma mucho aprecio a esto. Es lo último que yo vendería. Porque su valor es histórico y afectivo".

Centro Numismático de Santa Fe

Fue fundado el 1° de agosto de 2004. Todavía no cumplió un año, y ya tiene 40 socios de Santa Fe y zona. Matías Subirá es su vicepresidente. "Nos reunimos cada 15 días y se hacen charlas sobre un determinado tema, se invita a alguien, etcétera. Generalmente, se pueden hacer cambios, también".

En boca de todos

Como son un correlato de lo histórico, las monedas explican muchas frases y dichos populares. Nuestro coleccionista nos contó algunos:

  • "La chancha y los veinte": A la moneda de 50 centavos de 1951, como es grande y pesada, le decían "la chancha". En su época, tenía un valor muy alto: un obrero ganaba 120 pesos, así que una "chancha" equivaldría a unos 6 pesos actuales, aproximadamente. "Los veinte" es la moneda más chica, la de 20 centavos. El que quería "la chancha y los veinte" quería todo.
  • "Gastar la plata": Las monedas se acuñan en distintos metales y con el uso se van gastando, borrando.
  • "No tengo un cobre": De todos los metales con que se acuñaron monedas, siempre las monedas de cobre son las de menor valor. Quien no tiene un cobre no tiene nada.
  • Virginia Gutierrez