Germán Sabotig, un sabalero sureño de pura cepa.
De Comodoro al Centenario
Tiene un apellido estrechamente ligado a la historia de Colón. Y anécdotas que afirman su gran pasión por los colores rojinegros.

De la Redacción de El Litoral.

Germán Sabotig es un sabalero de 25 años, hijo de Edgardo Rubén Sabotig, ex presidente del Centro de Residentes Santafesinos en Mar del Plata e ideólogo de la filial marplatense sabalera. Su abuelo fue Rubén Sabotig, ex jugador y entrenador de Colón en los primeros tiempos del profesionalismo. Y tiene una historia muy especial que contó para El Litoral en su visita a Santa Fe, adonde vino especialmente para celebrar los 100 años sabaleros.

"La filial lleva el nombre de mi padre, pero él no llegó a saberlo. De todos modos, nos encargamos en la fiesta de que todos los que fueron pudieran ver nuestra bandera de 25 metros, que trajimos desde Comodoro Rivadavia", cuenta Germán.

"Mi abuelo es Rubén Sabotig, ex jugador y director técnico del club. Con la venta de Angel Gaetán y mi abuelo a Rosario Central, se obtuvieron las tribunas de madera. Cuando se inició la construcción del maravilloso estadio que hoy tenemos, mi padrino, Daniel Díaz (el actual tesorero sabalero), nos llevó para que nos quedáramos con un recuerdo de esas tribunas antes de que desaparecieran por completo para dejar lugar al hormigón. Mi abuelo jugó en Colón en los primeros tiempos en la AFA, durante los años 1948 y 1949. Él falleció muy joven y no llegué a conocerlo, pero sí mi hermana, mi mamá y mi viejo, que me contaron esas historias", dijo Germán.

Pese a que gran parte de su vida transcurrió en Mar del Plata, Sabotig estuvo presente en momentos inolvidables de Colón en los últimos tiempos, como fue, por ejemplo, el debut de Maradona en la Bombonera en 1995.

"Mi padrino y mi papá eran amigos desde que nacieron y esa amistad se forjó en el barrio y en el club. No por nada su primer hijo varón es su ahijado. Mi viejo estuvo muy ligado al club hasta que debió trasladarse a Mar del Plata, igual que mi mamá, Perla Carlino Ortola, que animaba los bailes de Colón", recuerda emocionado.

Actualmente, Sabotig reside en Comodoro Rivadavia. "Acá el fútbol no se sigue tanto. Ahora un poco más desde que apareció la CAI. Igual que cuando vivía en Mar del Plata, donde el fútbol no se vive con la pasión que hay en Santa Fe", señala.

Sabotig es uno de esos tantos ejemplos de sabaleros que, en el interior del país o en el exterior, vibran cada fin de semana al compás de los colores sangre y luto. Para los que residen en Buenos Aires, la espera no se hace tan pesada. Cada tanto pueden ver al equipo y sentirse más cerca de la ciudad. Pero para éstos, como Sabotig, con un apellido tan caro a la historia de Colón, vivir tan lejos no debe ser fácil. Se extrañan demasiado los afectos. Y Colón está comprendido entre ellos.

"Es un orgullo que Boca me tenga como candidato"

Luego de la eliminación de Banfield ante River, el entrenador del rival de mañana de Colón, Julio César Falcioni, dijo que "concluyó un ciclo".

Falcioni no aseguró su continuidad en el Sur y aclaró que todavía no habló con nadie de Boca, ni hubo contactos, pese a que es uno de los máximos candidatos a reemplazar a Jorge Benítez.

Al mismo tiempo que se acababan las ilusiones de Banfield en la Libertadores, empezaron a retumbar, cada vez más fuertes, los rumores en los pasillos del Monumental. Julio César Falcioni, el arquitecto de este Banfield histórico, es el principal candidato para hacerse cargo de la dirección técnica de Boca.

"Yo creo que a partir del lunes empezaré a decidir los pasos a seguir", adelantó. Es que Banfield hará un gran esfuerzo por retenerlo y, según Carlos Portell, presidente del "taladro", hay "muchas chances de que continúe". Falcioni no dio por hecha su continuidad en el Sur. "Es un orgullo que me quieran retener como lo es que grandes instituciones como Boca me tengan entre sus candidatos", señaló.

A su vez, dijo abiertamente que anteanoche "concluyó un ciclo en Banfield, donde los objetivos deportivos fueron cumplidos". Luego, aclaró que todavía nadie de Boca le acercó un ofrecimiento.