Los guardianes de Holanda
Por María Romagnoli

Miep y Jan Gies fueron la pareja que ayudó a la familia de Ana Frank y a otras personas a esconderse cuando se produjo la ocupación nazi. Miep Gies Santroschitz adquirió popularidad sobre todo como "la mujer que salvó el diario de Ana Frank". Ella era originaria de Austria. Su esposo, Jan, era holandés. Ambos eran una pareja sencilla que hicieron una elección: ayudar a las familias Frank, Van Pels y al señor Pfefer. En su totalidad eran ocho personas que se ocultaron en un anexo secreto al negocio de la familia Frank, lugar donde Ana Frank escribió su famoso diario.

Cuando los nazis invaden Holanda, Miep Gies era una de las secretarias del Sr. Otto Frank. En una entrevista que se le realizó en 1998, recuerda que en la primavera de 1942, su jefe le pidió que pasara por el despacho, y cuando entró le dijo: "Siéntate. Tengo algo muy importante que decirte. Una especie de secreto en realidad. Hemos pensado en ocultarnos aquí, en este edificio. ¿Estarías dispuesta a ayudarnos, a proveernos de víveres?". Ella le contestó naturalmente que sí, y menciona que le pareció natural porque estaba en condiciones de hacerlo. En ese aspecto, Miep dijo: "Ellos estaban impotentes, no sabían adónde ir. Siempre recalco que no somos héroes. Cumplimos con nuestro deber de seres humanos: ayudar a los necesitados. Muchos no lo hicieron, algunos por temor. Tener miedo es algo que no se puede reprochar a nadie, y quienes lo confiesan abiertamente, incluso me parecen valientes".

Una tarea difícil

La pareja Gies ocultó a estas personas durante más de dos años en el anexo de la oficina de la calle Prinsengracht. Para ambos, la compra de una cantidad grande de alimentos era una tarea muy peligrosa, porque la gente podía sospechar. En realidad la compra excesiva de comida era la forma más palmaria en la que podía quedar en evidencia alguien que ocultaba judíos.

El lugar del escondite de estas familias no fue muy común. Según investigaciones realizadas en varios países europeos, no era conveniente que alguien se escondiera en su propia casa, generalmente los lugares que se escogían eran los áticos, sótanos y preferentemente en zonas rurales. Si bien la familia Frank no vivía allí, Otto era el propietario del edificio en Prinsengrach 263, donde funcionaba su negocio.

En Holanda no era fácil encontrar lugares donde esconderse. Durante mucho tiempo el escondite de judíos en este país se realizó por iniciativa de los propios judíos. En Holanda, debido a su historia, no existía una tradición de resistencia o desobediencia contra las autoridades. Por esta razón, la huelga que estalló en 1941, después de la primera acción contra los judíos, fue excepcional.

El sometimiento y la colaboración de la administración holandesa durante los primeros años de ocupación, la efectividad de la S.S. y de las fuerzas de ocupación alemanas, así como las condiciones geográficas contribuyeron de manera significativa al alto porcentaje de judíos holandeses deportados. También el transporte fue un elemento que facilitó la operación. Holanda instaló numerosos trenes al servicio de la deportación, más que en otros países. Los últimos transportes partieron desde Westerbork en septiembre de 1944. Entre los pasajeros se encontraban las familias Frank, Van Pels y el Sr. Pfefer. Después de la guerra, muchos de los que ayudaron a los judíos se sintieron sorprendidos al saber que eran considerados héroes.

La protectora de la familia Frank

Hermine Santrouschitz, comúnmente conocida como Miep Gies, nació el 15 de febrero de 1909 en Viena (Austria). Tiempo después, durante la guerra mundial, su vida se vio afectada por una desnutrición severa, motivo por el cual la enviaron a Amsterdam. Luego de su recuperación total, acostumbrada a su nueva vida, decidió quedarse en Holanda. Consiguió pronto la ciudadanía y un trabajo en la compañía Travies & Company. Allí conoció a su jefe, el Sr. Otto Frank, con quien enseguida entabló una gran amistad.

El 16 de julio de 1941 se casó con Jan Gies. Un año después, los nazis invadieron Holanda y la pareja decidió ocultar, alimentar y cuidar a los Frank y a varias familias judías. Miep y Jan Gies ocultaron a estas personas durante más de dos años.

El 4 de agosto de 1944, las familias fueron descubiertas y trasladadas a los campos de concentración. Miep encuentra el diario de Ana Frank y lo guarda en un cajón del escritorio sin leerlo. Al término de la guerra, el único sobreviviente entre estas familias fue Otto Frank. Miep le entregó el diario de Ana y desde entonces, esos escritos fueron publicados en varios idiomas.