Todo teñido de política al acercarse las elecciones
Por Hugo E. Grimaldi (DyN)

La política no da respiros y se cuela hasta en los lugares más impensados. No sólo en la batalla que está dando el gobierno para lograr la preeminencia que asegura necesitar en las elecciones, para ratificar así el consenso que le atribuyen las encuestas, sino también en cuestiones de estrategia económica que pueden estrechar aún más, de aquí hasta octubre, el desfiladero en que se mueven las autoridades.

Y a través de decisiones del Estado, también se mete cada vez más en la vida de las empresas y de los ciudadanos.

En el campo de las internas, donde todo parece valer y donde se juegan demasiadas versiones interesadas, algunas, bajo la forma de "operaciones de prensa" poco disimuladas, hasta se hicieron correr durante las últimas horas interpretaciones cuasi paranoicas de hechos concretos que se investigan bajo la órbita policial y judicial.

No faltó quien atribuyera, por ejemplo, la violación de las cuatro cajas de seguridad del Banco de la Nación a una suerte de contraataque político-gremial al procesamiento de una docena de directores del Banco Provincia. El episodio, dicen algunos lenguaraces, habría estado destinado a involucrar judicialmente en una causa pesada a la responsable del BNA, Felisa Miceli, hoy una persona muy allegada a la Casa Rosada. Claro está que aquel Directorio del Bapro respondía políticamente a Eduardo Duhalde.

Precisamente, entre el ex presidente y el actual, al final hubo foto en Asunción no a solas, sino dentro del grupo de mandatarios, aunque en la Argentina la pieza gráfica fue convenientemente recortada para mostrarlos juntos, después de que Néstor Kirchner cruzara todo el estrado para "chichonear" junto a su antecesor. Ni los gestos ni las miradas delataron nada que haga pensar por ahora, tal como se ha obsesionado el presidente, en un nuevo Pacto de Olivos.

Los datos más confiables de la relación de los dos protagonistas indican que sigue siendo muy fría, pero que por abajo se acercan posiciones hacia un arreglo que, de acuerdo con los tiempos duhaldistas, podría cerrarse durante la primera semana de julio. Acuerdo que aún tiene como moneda de cambio a Felipe Solá, quien juega la gobernabilidad de la provincia, sobre todo, si la Legislatura le sigue resultando hostil.

Con la provincia de Buenos Aires casi encaminada hacia un arreglo y con la reaparición de Domingo Cavallo en la Capital como eventual aspiradora de votos macristas, el distrito más débil que visualiza el gobierno es ahora sólo Santa Fe. Allí, nada pudo hacer el carisma presidencial para convencer a María Eugenia Bielsa a fin de que encabece las listas del PJ, situación que desembocó en extrema tensión cuando el 20 de Junio, en Rosario, el presidente ignoró a la vicegobernadora en la presentación de su discurso y hasta se registraron al más alto nivel menciones muy duras sobre su proceder político. Once días antes, cuando aún Bielsa no había dicho que "no", en el acto de entrega de 1.500 millones de pesos de la Nación a la provincia, y en otra tribuna, Kirchner se había dirigido a ella públicamente como "querida amiga".

La política también mete la cola cada vez con más frecuencia en la economía, puesto que el canal preferido del gobierno es utilizar lo poco que ya sobra del superávit fiscal primario para atender requerimientos que algunos emparientan con lo electoral.

En algún caso, con poco costo fiscal, como fue la incorporación de 9.000 agentes transitorios del Estado a una modalidad que permitirá hacerles aportes de jubilación y obra social, aunque no tendrán ni estabilidad ni indemnización por despido; y en otro, con ninguno, como es el del mantenimiento del aporte de 7 por ciento para las cuentas individuales de las AFJP.

En este punto, al costo de la medida lo pagará la gente hacia el futuro, ya que tendrá un menor fondo para su jubilación. Pero hoy suspender la vuelta a un aporte de 11 por ciento le significa al gobierno evitar el recorte de ingresos de bolsillo en 4,6 por ciento y que 143 mil asalariados caigan a la categoría estadística de "pobres", según calcularon economistas del Cippec.

La disputa por el uso de los fondos tiene un enemigo fácil de identificar, que resulta el muñeco apropiado para pegarle todas las trompadas: el Fondo Monetario. En esa guerra, los duros tirones de orejas que trascendieron de la Revisión Anual del Fondo -aún no publicada por el Ministerio de Economía, ya que es potestad de cada país su difusión- son apenas chisporroteos de una batalla mayor que finalmente podría mezclar pagos con refinanciaciones y condicionalidades implícitas o explícitas, pero en la que ya se observa un claro pecado de origen que condicionará todo lo posterior.

Más allá de las diferencias políticas, hoy, la Argentina y el FMI tienen los motores encendidos, aunque en dos puntos de largada diferentes. Desde lo técnico existen esencialmente dos miradas bien divergentes que involucran la sustentabilidad de la deuda a partir de números de Economía de crecimiento y superávit fiscal que son distintos de los del Fondo. Habrá que dirimir esto antes de hablar de todo lo otro, un "sapo" bastante difícil de negociar en tiempos preelectorales.

También desde el ángulo del PBI y de la interpretación forzada de las estadísticas, la semana dejó tela para cortar, ya que se promocionó un crecimiento anual extraordinario medido contra abril del año pasado, una base mínima producto de la crisis energética, mientras que se escondió que el ritmo mensual de crecimiento sigue lentificándose.

Un ritmo que podría seguir frenándose más aún, si las tasas de interés siguen en alza, producto de la absorción de dinero que hace el Banco Central para mantener el dólar cerca de tres pesos, con la menor inflación posible. Este enemigo feroz, al que el gobierno teme de verdad, lo llevaría a tomar decisiones de ajuste de ingresos recién hacia septiembre, para que los precios las registren eventualmente después de las elecciones.

Por último, y no es menor, están las decisiones del gobierno que afectan la vida de las empresas o la autonomía de los ciudadanos, que podrán parecer más o menos discrecionales de acuerdo con si se las considera como una revancha del Estado actual hacia la década del '90 o una potestad que éste nunca debió resignar. Pero lo concreto es que existen y que se manifiestan en pequeños y grandes hechos de los que da cuenta la prensa a diario.

Así, los controles, las regulaciones, los pedidos que se hicieron a exportadores para que no liquiden dólares por ahora, la obligación impuesta a los importadores para que compren divisas caras o las multas que se anunciaron en la semana de modo simultáneo con filtraciones sobre el probable acceso del Estado a una parte del capital de las mismas empresas multadas, entre otras circunstancias, son algunos de los avances que se hicieron durante los últimos días bajo el supremo interés de la política.