Mensajero anónimo con aviso macabro

Desde ayer a la mañana los familiares de Ada Cariaga viven horas angustiosas. Su madre, también sus abuelos, recibieron inquietantes avisos anónimos. Por vía telefónica una persona desconocida dijo saber que ella está muerta, que fue asesinada.

El oscuro mensajero insistió con esa versión hasta pasado el mediodía, entonces agregó otro dato siniestro: señaló el sitio donde podrían hallar su cadáver. Ante esto María Cristina Martínez, madre de Ada, dejó su casa en Sauce Viejo y llegó a nuestra ciudad para denunciar la situación que aflige al grupo de familia en la Seccional 7a.

Precisamente en esa jurisdicción policial residió Ada hasta que, supuestamente, abandonó a su esposo y a sus cinco hijos, seis meses atrás. Así habría desaparecido: presuntamente en compañía de otro hombre, partió con rumbo desconocido.

En la comisaría, María Cristina Martínez dio cuenta detallada del siniestro contenido de los mensajes recibidos durante la mañana y marcó la parte posterior del Mercado Concentrador como el lugar donde -así le dijeron-, el asesino habría ocultado el cuerpo de su hija.

Desde ese momento patrullas de la Seccional 7a., con apoyo de otras dependencias de la URI, salieron con la misión de verificar en el terreno cuánto tienen de cierto o mentiroso los avisos recibidos por Martínez y sus padres ancianos y enfermos.

Los interrogantes que se abrieron ayer acerca de la suerte corrida por Ada Cariaga no cerraron todavía, pero se sabe que la policía no halló un solo rastro de ella en el lugar indicado por el denunciante, tampoco en Entrada Norte, el barrio donde residía junto a los suyos.

No obstante, ante la situación que aflige a la familia materna, los uniformados buscaban a Ada esta mañana en otros barrios de la ciudad, también en Monte Vera, Cabaña Leiva y Recreo.

María Cristina Martínez describe a su hija como a una mujer de 35 años, de elevada estatura, piel morena y ojos achinados. María Cristina pide que, quien esté en condiciones de decir qué fue de Ada, lo haga cuanto antes porque, sostiene, desde el momento que una llamada anónima estremeció a los abuelos, la salud de ambos se ha resentido.

José Luis Pagés