Un productor agropecuario de 28 años, y oriundo de Coronda, involucrado en el homicidio de un camionero de San Justo, fue recientemente procesado por el juez de Instrucción Penal de la 2da Nominación, José Manuel García Porta.
El preso se llama Joel Carlos Cerutti y estuvo con pedido de captura durante más de un año. Finalmente, fue apresado por la policía, mientras festejaba su cumpleaños en Arocena, en la casa de su abuelo.
El caso por el cual era requerido tiene a otro hombre tras las rejas, cómplice en el asesinato de Hugo Aníbal Ferroglio, transportista de una firma cerealera de la localidad de San Justo.
El 20 de mayo del año pasado, Ferroglio viajaba en un camión Dodge Celeste, con destino a Puerto San Martín, donde debía descargar 28.900 kilos de soja. Ese día, alrededor de las 7 de la mañana, lo vieron parado a la vera de la ruta, en San Fabián. El camión estaba estacionado delante de un quiosco, que por entonces pertenecía a Osvaldo René Riquelme, el hombre que detuvo la policía a poco de haberse cometido el crimen.
Las personas que aportaron datos valiosos para reconstruir la trama fueron una vecina de Riquelme, el empleado de la gomería donde paraba Cerutti, y el compañero de Ferroglio, que pasó en momentos en que los hombres conversaban en el camino.
La vecina de Riquelme, declaró ante el juez que le pidió que le guardara un arma, pero ella no aceptó. El gomero dijo que el "Gringo" -tal como lo identificó a Cerutti-, hizo un comentario sobre el hecho. Pero el testimonio que permite comprender el trasfondo del caso, es el del compañero que se detuvo para preguntar a Ferroglio "si había tenido algún inconveniente"; pero como le contestó que "no pasaba nada", continuó su viaje.
El cuerpo del transportista de San Justo fue localizado el 21 de mayo, en la zona sur del distrito San Fabián (departamento San Jerónimo), a 20 km aproximados de Coronda. Cuatro días después Ferroglio muere en el Hospital Cullen, producto de tres balazos en la cabeza.
El camión fue encontrado al poco tiempo, abandonado en San Eugenio, y Riquelme fue detenido en Coronda, su ciudad de origen.
Antes de que la policía encontrara el camión y detuviera a Riquelme, los dos hombres tomaron el vehículo y viajaron hasta la localidad de Barrancas. Allí visitaron una cerealera en la que negociaron la venta de la carga de soja, por la que recibieron alrededor de 29 mil pesos.
A Cerutti lo reconocieron cinco empleados, que ese día le preguntaron si se había comprado un camión nuevo, dado que además de ser cliente del silo, usualmente se dirigía en un Ford, de color rojo. Los mismos empleados que identificaron sin dudas a Cerutti, pudieron reconocer a Riquelme en una rueda de personas.
El dinero obtenido por la venta de las semillas fue depositado en una cuenta bancaria con la que se manejaba Cerutti, lo que confirma que el bandido frecuentaba la planta y además reduce las dudas sobre su responsabilidad en el hecho.
Quienes declararon ante la Justicia comentaron que los Cerutti no llevaban un manejo ordenado de las finanzas. Les habían rematado una casa, y tiempo atrás habían perdido un campo. Como si fuera poco, muchos lo vieron al volante de una camioneta 4x4 Toyota Hilux, sin patente, que habría comprado con el dinero manchado por el crimen. El vehículo está secuestrado desde hace más de un año, y aún nadie lo reclamó.
En cuanto a la imagen del otrora prófugo de la Justicia, las fotos que la policía había recolectado de él, nada tienen que ver con el aspecto que presentaba el día de su detención. De tener el pelo corto y estar perfectamente rasurado, pasó a adoptar el cabello largo, renegrido y usaba barba y bigotes. Seguramente para despistar a los pesquisas.
La policía sospechaba que Joel Cerutti visitaría a algún familiar el día de su cumpleaños, por lo tanto se montaron dos procedimientos, uno en Coronda, en la casa de su padre; y otro en Arocena, donde vive el abuelo.
El 2 de julio no pasó nada, porque Cerutti no dio señales, pero al día siguiente llegó para celebrar sus 28 años.
Fuentes cercanas a la investigación contaron que la policía llamó a la puerta de calle, y el propietario salió a recibirlos, logrando demorarlos algunos minutos. El engaño sirvió para que su nieto huyera por los techos, pero cuando quiso bajar a la vereda, fue apresado porque la manzana estaba rodeada.
Dos días después fue indagado por el juez José Manuel García Porta, ante quien se negó a hablar. El 6 de julio, el juez de instrucción de la segunda nominación, lo procesó por los delitos de "privación ilegal de la libertad, calificada por la violencia, robo y homicidio, calificado por la existencia de concausa". Por los mismos delitos fue procesado Riquelme, el 23 de julio de 2004, y su causa ya está en el juzgado de Sentencia N° 2.
La hipótesis más fuerte que maneja la Justicia es que la víctima habría pactado la venta de la carga con Osvaldo Riquelme y Joel Cerutti, pero que habría sido visto por su compañero de trabajo, y en algún momento se arrepintió de seguir adelante con el plan. Por este motivo sus presuntos cómplices decidieron matarlo, robarle el camión y vender la carga, según consideró el juez de la causa.
Juliano Salierno