Hurgando en los secreto de Marte

En camino. Desde Cabo Cañaveral, en Florida, partió ayer la sonda espacial que dentro de siete meses se acercará al Planeta Rojo. Foto: agencia AFP. 

La Nasa lanzó ayer una nueva sonda espacial que dentro de siete meses se aproximará al Planeta Rojo. Está equipada con los más sofisticados instrumentos destinados a analizar la atmósfera, la superficie y las profundidades marcianas. El costo de la misión es de 720 millones de dólares.

Agencia EFE

La sonda espacial Mars Reconnaissance Orbiter despegó ayer con destino a la órbita de Marte, con el objetivo de revolucionar el proceso de investigación científica sobre el Planeta Rojo.

La sonda, conocida por sus siglas MRO, partió desde el centro de la Nasa en Cabo Cañaveral (Florida) para un largo viaje de siete meses que concluirá en marzo, y que continuará con un período de "aerofrenado": un proceso en la atmósfera marciana para ajustar su órbita, que durará otros seis meses.

Después, la MRO comenzará una misión científica de cuatro años en la órbita de Marte, en la cual recogerá más información sobre el planeta que todas las misiones realizadas hasta ahora.

El lanzamiento de ayer se desarrolló sin problemas, después de que tuvo que posponerse dos días por pequeños problemas técnicos en los programas informáticos del cohete Atlas V que impulsó a la sonda fuera de la órbita terrestre.

La primera y segunda fases del cohete se separaron con normalidad y, cuando la sonda se encontraba ya fuera de la atmósfera terrestre, desplegó sin problemas sus paneles solares.

El responsable del lanzamiento, Chuck Dovale, declaró que la maniobra "no podía ir mejor", mientras la nave seguía su camino hacia Marte.

El despegue se produjo horas después del aterrizaje sin problemas, el pasado martes, del transbordador Discovery -que cumplió la primera misión espacial tripulada desde la tragedia del Columbia hace dos años y medio-, y cerró una semana muy fructífera para la agencia espacial estadounidense.

Sofisticaciones a bordo

La MRO, que pesa más de dos toneladas, llevará seis instrumentos para analizar la atmósfera, la superficie y el terreno debajo de la superficie a fin de conocer la forma en que Marte ha ido cambiando en el tiempo.

La misión, que tiene un coste de 720 millones de dólares, tendrá varios objetivos.

En primer lugar, sus instrumentos intentarán descubrir si Marte tuvo en el pasado masas de agua, ríos o lagos, de gran tamaño, suficientes como para albergar vida.

La presencia de agua en el pasado remoto de Marte ya fue constatada durante las exploraciones realizadas el año pasado por los vehículos robóticos Spirit y Opportunity, y ahora se intenta determinar el volumen de las cantidades de líquido que pudo existir.

Según explicó la Nasa, una de las tres cámaras de la MRO será la cámara telescópica de mayor diámetro enviada para estudiar un planeta, y con ella podrán observarse rocas y formaciones del tamaño de un escritorio de oficina.

Otros instrumentos incluyen un espectrómetro, el cual identificará minerales relacionados con el agua en áreas del tamaño de un campo de fútbol, y un radar suministrado por la Agencia Espacial de Italia que penetra en el suelo y permite la detección de capas de roca, hielo y, si la hubiese, agua.

Otra misión de la MRO será obtener información que se utilizará para decidir dónde colocar a los robot exploradores que se enviarán al planeta a finales de esta década.

En 2007 está previsto el lanzamiento del Phoenix Mars Explorer, y dos años después se enviará el Mars Science Laboratory.

Los datos meteorológicos y geológicos que obtenga la sonda también podrían ayudar a la futura exploración humana del planeta.

En una segunda fase, la sonda MRO actuará como intermediario en las comunicaciones que envíen desde la superficie de Marte los robot exploradores.

Los robots Spirit y Opportunity, que continúan funcionando mucho más allá de lo que inicialmente se esperaba, podrían ser los primeros en usar a la nueva sonda para sus comunicaciones, según la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (Nasa) de EE.UU.

Para esta tarea, el Orbiter está equipado con una antena de alta potencia que puede transmitir unas diez veces más datos por minuto que cualquier otro aparato enviado previamente a Marte.

La sofisticación de los instrumentos científicos que incorpora y la alta capacidad de la antena de comunicaciones permiten a los responsables de la misión confiar en que la sonda protagonice una revolución en la investigación sobre Marte.

De triunfos y fracasos

Estados Unidos envió ayer un nuevo aparato de exploración a Marte, que ya fue el objetivo de muchas misiones, en su mayoría, fracasadas, tanto estadounidenses como rusas.

Los principales logros estadounidenses son la llegada a Marte de las sondas Viking en 1976 (con mini-laboratorios) y la Pathfinder en 1997, que transportaba al pequeño robot Sojurner, capaz de desplazarse algunos metros sobre la superficie marciana.

Otros logros estadounidenses son las sondas Mars Global Surveyor y Mars Odyssey, en órbita alrededor de Marte desde 1997 y 2002, respectivamente, y las sondas Mars Expedition Rover (MER-A et MER-B), que en enero de 2004 depositaron a los robots Spirit y Opportunity, que actualmente siguen realizando relevamientos topográficos y permiten mapear el planeta.

Pero la Nasa tiene, además, una amplia colección de fracasos.

En 1992 lanzó a Mars Observer, una sonda de tres toneladas que debía ponerse en órbita alrededor de Marte. Pero, cuando estaba llegando, la comunicación se cortó: la sonda, que costó 1.000 millones de dólares, se perdió.

A fines de 1999 la agencia estadounidense tuvo más fracasos: perdió las sondas Mars Climate Orbiter (MCO) y Mars Polar Lander (MPL).

Una comisión investigadora concluyó que las pérdidas fueron causadas por errores increíbles de la Nasa.

La sonda MCO se perdió cuando iba a ponerse en órbita debido a un error de conversión entre el sistema de medición inglesa y el sistema métrico. En tanto, probablemente la MPL se estrelló porque sus motores se apagaron antes de tiempo.

De hecho, Estados Unidos empezó su exploración de Marte con dos fracasos: las sondas Mariner 3 (1964) y Mariner 8 (1971), perdidas poco después del lanzamiento.

Del lado ruso, desde 1960 parece haber una maldición: hubo más de 15 misiones, todas frustradas.

El más espectacular de estos fracasos fue el de la sonda Mars-96, lanzada en 1996, que llevaba un módulo para posarse y un satélite, y pesaba 6,7 toneladas.

Su misión incluía 38 experimentos planeados por laboratorios de 20 países, pero un fallo en el cohete lanzador impidió que escapara a la órbita de la Tierra, donde se estrelló dos días después del despegue.

En junio de 2003 Europa inició su primera aventura marciana, con la sonda Mars Express, que desde enero de 2004 estudia la atmósfera y la superficie del planeta y transmite imágenes.

Rojo y misterioso

Marte, adonde se dirige la sonda estadounidense Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), es el planeta más parecido a la Tierra que se conoce, aunque casi todo sobre él siga siendo un misterio.

Marte tiene condiciones potencialmente favorables para la existencia de vida en el pasado o, incluso, en el presente.

Apodado Planeta Rojo debido al tono rojizo que le dan los óxidos de hierro presentes en sus rocas, Marte tiene un diámetro de 6.794 km, es decir, la mitad que el de la Tierra.

Marte gira en una órbita a 228 millones de km del Sol en promedio, y la completa en 688 días.

Si bien un año marciano es casi dos veces más largo que uno terrestre, el día es prácticamente idéntico: 24 horas y 37 minutos.

El relieve de Marte es de una gran diversidad: tiene desiertos rocosos, valles, volcanes y cadenas montañosas.

Su punto más alto es Olympus Mons, una montaña con 27.000 metros de altura en relación con el nivel medio del planeta, es decir, tres veces el Everest.

La superficie es barrida por tempestades con vientos de hasta 400 km/h, que levantan cantidades gigantescas del polvo ferruginoso que le da su color característico.

Hace 4.500 millones de años, cuando en la Tierra estaban apareciendo los primeros organismos vivos, tal vez Marte era un planeta con un clima agradable para los parámetros humanos y agua en estado líquido, como se interpreta de lo que parecen ser huellas de ríos y lagos que se secaron.

Luego, por una razón desconocida, el clima de Marte habría empezado a radicalizarse, y parte del agua se habría evaporado, mientras el resto se habría congelado bajo el suelo.

La búsqueda de agua constituye, por tanto, uno de los principales objetivos de las misiones marcianas.

Su eventual descubrimiento no aportaría una prueba directa de la existencia de vida, pero aumentaría las expectativas al respecto.