La actividad económica en su conjunto habría crecido alrededor del 9% durante el primer semestre del año y proyecta una mejora superior al 6% para todo 2005, de acuerdo a las primeras estimaciones oficiales.

Según los primeros cálculos que manejaba el Palacio de Hacienda a fines de la semana pasada, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (Emae) registraría entre enero y junio una suba en torno del 9%, alentada por un crecimiento del 7,2% de la actividad industrial en el mismo período. A esto, se le agrega una mayor firmeza en el proceso de inversión, que viene ampliando la capacidad instalada en aquellos sectores de la industria que así lo requieren.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) difundirá las cifras del Estimador Mensual de la Actividad Económica (Emae) que releva la actuación de la industria, el comercio, los servicios, y el sector agropecuario.

El ministro de Economía, Roberto Lavagna, señaló en varias oportunidades que la inversión "está en el nivel récord del 21% del Producto Bruto Interno (PBI)" y que "debería subir 2,5 puntos para consolidar el crecimiento de manera sostenida".

Para llegar a estos niveles, Lavagna adelantó que "en los próximos días el gobierno dará a conocer un nuevo régimen de asociación para el capital privado y público con el fin de alentar las inversiones en el sector energético. Este nivel de inversión garantizaría un crecimiento del 6% anual, "una tasa razonable para la Argentina, la cual, permite equilibrar la inversión y el consumo", aseguró Lavagna.

Si bien el ministro dijo que "están trabajando" para llegar a esa tasa de crecimiento del 6% para todo el año, funcionarios de Economía aceptan -en estricto "off the record"- que para diciembre el aumento podría estar algunas décimas por encima, alrededor del 6,5%.

Por su parte, los analistas privados consultados por el Banco Central son más optimistas y remarcaron que el crecimiento de la economía estará en torno del 7,2%, por encima del 7% proyectado en junio.

Junto a la industria y la inversión, continúa firme la actividad agrícola y ganadera, al tiempo que se registra un fuerte repunte de los consumos de los sectores medios altos, con más venta de automóviles nuevos y electrodomésticos de alta gama.

Según los datos que maneja Economía, el crecimiento "se verifica con mayor firmeza en las grandes ciudades del interior" y en menor medida en Capital Federal y Gran Buenos Aires, donde se concentran los sectores de servicios y financieros.

Desde el ámbito privado, una encuesta encargada por el Instituto de Desarrollo Empresarial Argentino (Idea) dio cuenta de que el 45% de los empresarios asegura que su situación es mejor que en el período julio-diciembre de 2004; mientras que otro 41% dice estar igual.

Sin embargo, con respecto a lo que resta del año, un 27% cree que la situación de su empresa será mejor contra un 20% que dice que empeorará; mientras que el restante 53% no prevé cambios.

Esta mañana, el economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel), Daniel Artana, estimó que la economía crecerá este año en un 7 por ciento en comparación con 2004, pero sostuvo que en 2006 el crecimiento "se desacelerará" y "estará más cerca del 4 que del 5 por ciento", como sostendría el gobierno en el presupuesto.

"Los datos del primer trimestre habían sido flojos, y en el segundo se recuperaron, lo cual permite proyectar un crecimiento de 7 por ciento" para todo el año, afirmó Artana a radio América.

Sin embargo, el analista de Fiel estimó que "uno debe esperar que la economía se desacelere porque estamos en el límite de producción". En consecuencia, pronosticó un "crecimiento más cercano al 4 que al 5 por ciento para 2006", y afirmó que "la economía a este nivel de inversión no tiene capacidad para crecer a un 5 por ciento".

Además, advirtió que "la tendencia del gasto público no es cautelosa", y consideró que "la expansión viene a tasas muy fuertes. No da espacio para seguir el gasto a un 25 por ciento. Hay que ir a un ritmo entre el 12 y el 15 por ciento", sostuvo Artana.

El gobierno trabaja para que la inflación "no llegue a los dos dígitos", dijo días atrás el ministro Lavagna, aunque aclaró que los únicos países que no tienen inflación "son los que no crecen", y volvió a pedir moderación en los reclamos de aumento salarial.

El jefe del Palacio de Hacienda reafirmó la política de dólar alto y el desendeudamiento con los organismos multilaterales de crédito, y adelantó su intención de integrar los fondos específicos de distintos organismos a la Tesorería Nacional.

"Los únicos países donde no hay inflación son los que están estancados. La clave es que aumente todo junto: la producción, la productividad, la cantidad de gente trabajando y el salario", opinó el ministro, para quien el aumento de la canasta básica responde a "un poder de compra distinto" de la gente, superior al que existía en los primeros meses posteriores a la crisis.

Pese a que en los primeros siete meses del año la inflación ya acumula el 7,2 por ciento, Economía espera mantenerla dentro de los niveles previstos en el Presupuesto, que proyecta para todo 2005 una banda entre el 7 y el 10,5 por ciento.

No es ninguna novedad que para el titular de la cartera económica "el dólar debería estar en donde está", porque "dólar alto y salarios bajos es un slogan que alguien inventó que nada tiene que ver con la economía".

"Estamos saliendo, la economía argentina está en su cuarto año de expansión. Por supuesto que es un camino que hay que continuar, pero éste es un momento electoral en el que todo el mundo reclama", dijo Lavagna.

Para el gobierno, el impuesto al cheque es el único que acepta que se diga que es distorsivo. Comenzó a disminuirlo y el compromiso que el propio Lavagna asumió públicamente es seguir bajándolo. La pérdida de recaudación era del orden de los 1.500 ó 1.600 millones de pesos, pero al bajarlo hay un blanqueo de 300 millones de pesos, por lo cual el costo final fue de 1.200 millones de pesos al año.

El crecimiento es evidente en la macroeconomía, pero no se pueden desconocer otras situaciones que evolucionan a la par. Un ejemplo es el costo de la Canasta Básica Total (CBT), que fija el nivel por debajo del cual se cae en la pobreza. En julio creció un 1 por ciento. Hoy, la CBT está en los 786,10 pesos para una familia compuesta por dos mayores y dos niños de 8 y 6 años. Por su parte, el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que fija el nivel por debajo del cual se cae en la línea de la indigencia, subió en julio el 1,1 por ciento. De esta manera, ese mismo núcleo familiar necesita de 357,30 pesos sólo para alimentarse.