El Nochero, paisaje agreste y lugar de historias de gente común y luchadora. Allí se gesta el primer proyecto colonizador y educativo que encara la Fundación Aldeas Rurales Escolares (Fundare), muy cerquita de la escuela N° 1178 "Doctor Mariano Romano", un profesional de esos que hicieron patria en el norte santafesino.
En ese alejado paraje toma cuerpo la construcción de aldeas rurales, con la presencia de especialistas y bomberos italianos procedentes de Torino, que colaboran en el proyecto luego de firmarse una carta intención entre las partes. Ya se levantaron dos viviendas (de las 35 proyectadas) bajo el método de autoconstrucción, para las cuales se emplearon bloques de tierra comprimida y estabilizada; una tercera casa ya está en marcha.
Esta idea involucra al Politécnico de Torino (Italia), los bomberos de esa ciudad, Fundare y al Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (Cecovi), dependiente de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Santa Fe.
El proyecto Aldeas Rurales surgió como una iniciativa de la Fundación Fundare, con el asesoramiento del Cecovi UTN. Posteriormente, en el marco del Programa de Cooperación Científico Tecnológica entre la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación y el Ministerio Degli Affari Esteri de Italia, se puso en práctica una iniciativa en conjunto entre la UTN y la Facultad de Arquitectura del Politécnico de Torino vinculado con el tema de Aldeas Rurales, que se basa en la premisa: "Una vivienda de bajo costo con amplia utilización de recursos y materiales locales de bajo impacto ambiental".
Para Ariel González, docente investigador del Cecovi-UTN, el vínculo con Fundare comprende los aspectos sociales y ambientales de esta singular experiencia, porque se trata de un recurso natural como lo es la tierra y, además, del manejo del agua en una zona que se caracteriza por su aridez.
De allí que adjudica un rol preponderante al intercambio con el Politécnico de Torino, que investiga en su laboratorio y desarrolla la transferencia de tecnología, ya que las paredes son de suelo cemento (93% tierra y 7% cemento) y los cimientos y columnas de mampostería, construidos con ladrillos comunes.
En ese sentido, la fundación cuenta con el asesoramiento de los arquitectos Roberto Mattone y Gloria Pasero del Politécnico de Torino, expertos mundiales en construcciones de suelo cemento, quienes brindan el apoyo tecnológico, humano y financiero de la alta casa de estudios europea. Además, colabora el maestro mayor de Obras, Ramón Herrera, quien es un experto conocedor de la zona y asesora en materia habitacional.
Precisamente, Roberto manifiesta su complacencia por la tarea conjunta que desarrollan ambas universidades, lo que constituye un privilegio para su vasta trayectoria, que lo hizo recalar en países tan disímiles como Cuba, Brasil, del continente africano y Argentina, entre otros.
Por su parte, el ingeniero Rolando González, vicepresidente de Fundare, destaca con entusiasmo los nobles propósitos que guían a la fundación y que "llevaron a la adquisición, en 2002, de 30 hectáreas que luego escrituramos, fraccionamos, mensuramos en solares de una hectárea cada una y adjudicamos a futuros aldeanos. En 2003 efectuamos un diseño de ecovivienda rural y el año pasado iniciamos la construcción de dos de ellas. Una tercera tiene un avanzado estado de construcción", explicó González.
Un hecho interesante es que la fundación ha reservado una parcela de una hectárea (dos lotes) para edificar una Estación Experimental Agropecuaria, que incluye construcciones de 166 metros cuadrados con un diseño similar al de la ecovivienda, pero ampliada en dos habitaciones más para los siguientes usos: dos espacios unidos para usos múltiples y, en especial, para talleres y cursos de capacitación; dos, para albergar a visitantes por pocos días y capacitadores por períodos más extensos; un parque de juegos infantiles y el resto de la superficie para experiencias agropecuarias como cultivos diversos, huerta, granja y monte frutal, entre otros.
Para el directivo de Fundare, la acción de la ONG se orienta fundamentalmente a promover la fundación de aldeas rurales, cercanas a escuelas de campo, con el objetivo de detener el éxodo de la población rural hacia los centros urbanos, asegurándose su asentamiento en el lugar de origen, estimulando el crecimiento económico, cultural y educativo.
Además, desde la entidad se procura facilitar a los pobladores rurales dispersos el acceso a las pequeñas propiedades de tierra, generalmente de una hectárea, procurando que se conviertan en microproductores. Se tiende a que, en una primera etapa, se logre la autosubsistencia.
Por esa razón, por la cercanía que significa tener la escuela, se aprovecha su influencia civilizadora para promover la educación, cultura, sanidad y capacitación para emprendimientos.
La problemática de la vivienda debió resolverse simultáneamente con el tema de la escasez de agua, lo que determinó que se instalasen techos de zinc para retener el agua de lluvia y almacenarla para uso alimentario, mientras que la subterránea se utilizará en la higiene.
Sabido es que en diversas zonas el agua resulta un inconveniente difícil de sortear, ya que suele contener gran cantidad de sales y proporciones nocivas de arsénico, por lo que su ingestión es peligrosa para la salud.
Además, se desarrollan estudios para localizar paleocauces en las cercanías de la aldea, pero esto llevará tiempo. Hasta tanto esto suceda, el agua que se consumirá se obtendrá colectando la mayor cantidad del vital elemento, almacenándolo en cisternas contiguas a cada casa; una o varias, conectadas en serie según las posibilidades económicas de cada aldeano.
Como se sabe, el departamento 9 de Julio presenta severas limitaciones hidrogeológicas, tanto en calidad como en cantidad de agua, lo que hace muy dificultoso encontrar el líquido elemento para consumo humano. La presencia de cauces antiguos -paleocauces- que en tiempos geológicos pasados dejó el río Salado formó un abanico aluvial.
Evidentemente, este proceso se produjo en épocas durante las cuales predominó un clima húmedo. El río depositó fajas arenosas, saturadas con agua de calidad regular a buena, hoy aprovechadas por muchos productores de la zona.
Posteriormente, se sucedieron períodos secos en los que, por la acción del viento, se transportaron sedimentos finos que se fueron depositando en toda la zona. Estos paleocauces son difíciles de visualizar en el campo, ya que están cubiertos por material fino de origen eólico y por vegetación.
Además, tienen un trazado irregular y divagante para ubicarlos y analizarlos, por lo que generalmente se debe acudir al uso de fotografías aéreas y ejecutar estudios de prospección geoeléctrica y, por supuesto, tener experiencia para observarlos en el terreno. Pero ni siquiera estas adversidades naturales pudieron quebrar la férrea voluntad de este puñado de hombres y mujeres que, con solidaridad, procuran vivir dignamente en la tierra que los vio nacer.
La Fundación Aldeas Rurales Escolares (Fundare) es el fruto del esfuerzo de un grupo de personas, que consideran a la solidaridad como una herramienta capaz de potenciar al ser humano, frente a las múltiples dificultades para lograr el crecimiento y desarrollo de los más desposeídos. Con una visión humanista y en base a experiencias realizadas, ejecuta programas destinados a la creación de aldeas rurales alrededor de las escuelas de campo para radicar pobladores dispersos.
A partir de apadrinar escuelas rurales, en 1995 se forma Aare (Amigos de las Aldeas Rurales Escolares), que en el año 2002 constituyen Fundare en la ciudad de Santa Fe. Se trata de una organización sin fines de lucro y que obtuvo su personería jurídica mediante resolución N° 433 de la Dirección de Personas Jurídicas de Santa Fe, el 25 de junio de 2002.
La línea del ferrocarril General Belgrano cruzó por la zona en el año 1937 y la estación recibió el nombre de El Nochero. El área comenzó a poblarse lentamente, pero el pueblo recibió su actual denominación recién el 29 de noviembre de 1949, por un decreto del gobierno de la provincia en reconocimiento a los méritos de Gregoria Pérez de Denis, primera Patricia Argentina al servicio de la causa de la libertad y la independencia, en consideración a su valiosa y desinteresada contribución a la Gesta de Mayo de 1810.
Gregoria donó sus propiedades e incluso ofreció a su hijo mayor de 15 años para ayudar el ejército al mando del general Manuel Belgrano.
Con respecto al nombre El Nochero, se debe a que en la estación del ferrocarril había un caballo que avisaba a la población cuando atacaban los indígenas. Lo hacía sobre todo de noche, de allí que al caballo se lo llamara El Nochero, denominación que heredó primero la estación y, luego, el pueblo. Posteriormente, se cambió por Gregoria Pérez de Denis.
Para la Fundación Aldeas Rurales Argentinas (Fundare), su misión fundamental es "refundar la sociedad argentina, promoviendo el arraigo de los pobladores dispersos en zonas rurales, deteniendo el éxodo hacia los centros urbanos y, a mediano plazo, alentar el retorno de los habitantes radicados en villas de emergencia a sus ámbitos campesinos, posibilitándoles una vida digna".
En ese sentido, los objetivos para cumplir son la dignificación de la persona, transformando la miseria en pobreza digna, al menos en una primera etapa. Además de desterrar el asistencialismo, creando las condiciones que permitan el desarrollo personal y familiar en lo económico y espiritual.
Tampoco escapa a la ONG, la utilización de los recursos de la naturaleza, pero de manera sustentable y preservando el medio ambiente como materia prioritaria.
Fundare también tiene una visión geopolítica muy clara, que es la de "ocupar el país, promoviendo la marcha hacia adentro, fortificando las pequeñas poblaciones y las escuelas de campo, integrándolas racionalmente a un mundo globalizado".
Entre los valores que guían a la entidad, se encuentra la solidaridad, que permitirá acercar oportunidades para que la gente puede contar con posibilidades que moderen la desigualdad.
También son fundamentales el tesón y la integración sin banderías políticas, y la tolerancia para con todas las creencias religiosas. Un rol protagónico lo ocupa también la transparencia, ya que los aportes económicos en la administración de los fondos, deben ser eficientes en la acción y exhibir resultados mensurables.
Por lo tanto, la experiencia de El Nochero resulta a todas luces satisfactoria, porque marca el camino para que también se desarrollen emprendimientos, como por ejemplo el vivero, que fue el impulso inicial realizado por dos ingenieras agrónomas que capacitaron a los alumnos para comenzar con plantines.
Luego el emprendimiento no tuvo continuidad, por lo que se firmó un acuerdo con las autoridades de la comuna de Pozo Borrado, que cuenta con un importante vivero que donó 200 plantas. Serán colocadas en el perímetro del solar que la fundación destinará para construir el salón comunitario y residencia para visitantes.
César BenítezFotos: Francesca BlancMás informaciónPágina web: http://www.aare-fundare.org.ar