Apesadumbrados por la trágica pérdida de casi un millar de sus hermanos en la estampida en un puente de Bagdad, los chiítas iraquíes oraban por ellos hoy, mientras crecía la polémica sobre las circunstancias del drama. Un partido sunita afirmó que dos de las mezquitas de esta comunidad en el sur de Irak, de mayoría chiíta, fueron ametralladas por desconocidos, con saldo de un muerto y cuatro heridos. El gabinete del primer ministro Ibrahim Jaafari enfrentaba fuertes críticas por la seguridad en el puente Al Aimah donde más de 960 peregrinos murieron y otros 800 resultaron heridos en la estampida provocada por el rumor de la presencia de kamikazes entre la multitud.