VICENTE MULEIRO

"La gente lee Ñ porque no se siente despreciada"

Sin política cultural. Para Muleiro, el gobierno nacional no tiene una política cultural para el país. Foto: Amancio Alem. 

El editor de la revista de cultura Ñ presentó anoche un suplemento sobre la cultura de Santa Fe en la Feria del Libro. Defendió la política de difundir la cultura en forma masiva.

Periodista experimentado, autor de una biografía de Jorge Rafael Videla junto con María Seoane y editor de la revista de cultura Ñ, que vende cien mil ejemplares todos los sábados, Vicente Muleiro está en Santa Fe con motivo de la Feria del Libro.

-�Cuál es el secreto para vender cien mil ejemplares de una revista de cultura?-El secreto de Ñ es una política periodística inclusiva. Para que se mantenga un medio cultural de amplio alcance dentro de un medio multitarget como es Clarín, no se pueden desconocer fenómenos de la cultura que están ligados a mucha gente. No se puede desconocer un libro de Pablo Cohelo ni el anclaje que tiene en un universo de lectores Mario Benedetti. Pero eso tampoco quiere decir que haya que excluir otros niveles de cultura más sofisticados. Debe darse una convivencia entre la cultura que circula entre los consumidores culturales masivos y un respeto por la especificidad de la cultura, sin caer en lo jergoso. -Existe en el país, más acentuada en el interior, la idea de que la cultura es elitista. �Creen que pudieron romper esa barrera?-Por la estratificación y la brecha social tan fuerte que existe en el país, sí. En una revista que se puede financiar, pese a tener un precio de tapa tan barato, se pueden poner en circulación bienes culturales que rompen con esa cosa exclusivista. Además de otras contribuciones como la disposición gráfica, las piezas breves y el respeto que tenemos por cada disciplina sin entregarla como si fuera la revista cultural de un cenáculo, sino abierta a todo aquel que pueda estar interesado por cualquier fenómeno cultural. -Uno tiene la idea de los viejos periodistas más estrechamente ligados con la cultura. �Cómo se da esa relación hoy?-Desde el presente se suele mirar el pasado como si fueran épocas doradas. En el periodismo argentino escribieron Roberto Arlt, Raúl González Tuñón; Eduardo Mallea dirigió el suplemento cultural de La Nación. Todos nombres que después quedaron en la historia de la literatura argentina. Pero siempre las redacciones tuvieron y tienen bichos raros con mucha curiosidad por tener una formación fuerte. -�Cómo surgió la idea de hacer una revista de cultura masiva?-Clarín tenía una especie de conflicto con el terreno de la cultura porque su suplemento era gratuito, pero no tenía una implantación muy fuerte en un universo de lectores más o menos interesante. Por eso se armó una estrategia estrictamente periodística de hacer comunicativa la cultura, sin por eso bajarle el nivel. Somos conscientes de que es una fórmula inestable que genera tensiones porque, por ejemplo, gente de determinados ámbitos culturales puede decir que somos concesivos con algunos temas, pero creemos que tenemos que recorrer todos los caminos de la cultura, no sólo uno, ni el exclusivista ni el masivo. Esa mixtura hace que todo aquel que tenga que ver con la cultura encuentre algo para sí mismo.

Cultura y Estado

-�Cuánto de importante es la cultura para el Estado?

-El gobierno no tiene una política cultural y se nota en el presupuesto que tiene la Secretaría de Cultura. Creo, además, que no es un área que les preocupe en este momento. Y se equivocan porque aquellas áreas del Estado que tienen algún presupuesto para la cultura, en lugar de fomentarla desde los hacedores, lo hacen para que se note en la calle o salga en los medios de comunicación.

-�Por dónde deberían empezar a prestarle atención? �Por la escuela?-El problema más complejo implica a la educación de manera inmediata. La educación está mal. Toda la distorsión que hubo en los 90 respecto del rol del Estado se tiene que reacomodar y eso también abarca a la cultura. Porque si creen que el Estado solo tiene que organizar espectáculos públicos o mostrar creadores que tienen circulación pública y que eso es una política, están equivocados.Pero hay algo más grave aún que no sólo compromete a este gobierno sino a todas las administraciones del país. Nunca se dieron cuenta de que la cultura es un bien simbólico que termina transformándose en un bien concreto. Cuando España hace el revuelo que hizo con el Cuarto Centenario del Quijote o le da impulso a la industria del cine y ves que atrás de eso venden aceite, te das cuenta de que hacen circular un capital simbólico que después termina influyendo sobre la materialidad. Acá no ocurre eso. -Da la impresión de que no entienden que la cultura también puede ser un buen negocio. -Creo que no se entiende desde el Estado. Quienes trabajan en la cultura fuera de los organismos estatales están consolidando lo que se llaman las industrias culturales. En un mundo donde el que tiene poder adquisitivo está permanentemente buscando qué hacer con su ocio, las industrias culturales están teniendo una circulación muy fuerte. -La cultura hoy se canaliza básicamente a través de los medios de comunicación.-Sí, una muestra de Andy Warhol en el Centro Cultural Borges llevó ya 70.000 personas a 7 pesos la entrada. Eso quiere decir que hay un fuerte poder mediático, pero también una captura de interés de la gente que quiere formarse y ver las cosas. -�Qué cosas recibe la gente con mejor disposición de lo que hacen?-En algunos testeos con grupos de lectores, lo mejor recibido es que la gente que lee la revista no se siente despreciada, se siente respetada. El lector reconoce que la revista lo tiene en cuenta.

Periodismo de investigación y dictadura

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-Usted es coautor con María Seoane del libro El Dictador, una biografía de Jorge Rafael Videla. �Cuál es su opinión sobre el periodismo de investigación en Argentina?

-Tuvo un auge muy fuerte tras el fin de la dictadura, donde hubo periodistas que lo traccionaron muy especialmente como Horacio Verbitsky, con algunos libros que empezaron a revisar la dictadura, los negociados y el destino de los desaparecidos. Hubo un auge y un arranque muy serio, en una época donde había además mucho interés en conocer el pasado inmediato. El éxito comercial hizo que se hicieran piezas muy rápidas y se degradó un poco. Igual, es un género que tiene ilustres antecedentes en el país como Rodolfo Walsh, así que creo que van a seguir apareciendo periodistas que lo van a hacer muy bien porque hay causas profundas para que ello ocurra.

-�Qué piensa de la política de derechos humanos del presidente Kirchner?-Me parece un ejercicio sano que la verdad se sepa en todos sus términos y que todos los actores hagan su autocrítica. Considero especialmente importante que se juzguen crímenes tan horrendos, que no tienen antecedentes por el nivel de crueldad en otras partes del mundo donde también sufrieron hechos terribles. Lo que me parece un peligro es que sólo sea un discurso simbólico, una cosa museística y que eso tape la imposibilidad de hacer una política de cambio para que la sociedad esté mejor en su conjunto. Éste es un gobierno que para hacer cosas de fondo se siente atado por la presión de ciertos intereses pero que discursivamente se vende como muy progresista, una especie de alfonsinismo peronista.