Tibio...tibio...frío...frío
Auténtico reflejo de la sensación térmica en la tarde santafesina fue el fútbol de este Colón que está extraviado como equipo. Apenas un ratito tibio, cuando apareció el sol; casi siempre frío, generando esa idea de no dar ganas de hacer nada. Así, con las manos en los bolsillos y con una "pachorra" futbolística insoportable, volvió a defeccionar el equipo de un "Tata" Martino que otra vez apareció como sincero y honesto en la autocrítica, pero que esta vez asomó -desde sus palabras- más resignado que nunca como conductor de grupo.
A diferencia del arranque hace seis fechas, ahora la luz de alerta que siempre estuvo titilando en el rendimiento del equipo en campo, se enciende peligrosamente en un lugar donde antes era "manejable" y parecía "controlable": los números, la tabla de posiciones, los puntos, la rachita, esta campaña.
Porque con 4 puntitos sobre 18, hubo que remontarse a la temporada "96 -cuando Ricardo Rezza reemplazó al "Gringo" Enzo Trossero- para encontrar en los archivos un arranque tan malo de Colón en torneos cortos. Y porque Martino, de la misma manera que apagó un incendio cuando llegó, observa sin poder hacer nada cómo el fuego se reaviva: sacó 7 puntos de los últimos 30 que puso en juego. Y para colmo, ahora se vienen dos partidos fuera de casa, con todo lo que ello implica (lo único que tiene lo cosechó en Santa Fe ante los rosarinos).
Al técnico se lo escucha en la rueda de prensa de la misma manera que se observa al equipo en la gramilla: resignado. Tanto gastar el parche de la mala suerte contra River el miércoles, que ayer Colón se empachó de fortuna: 1) empató el partido cuando peor jugaba y a poco del descanso, en un golpe que para cualquier equipo es "sicológico"; 2) gracias a un imprevisto, como fue la lesión de Capurro, pudo acomodar el invento que hizo en el fondo poniendo a un volante como Zurita de zaguero; 3) finalmente, la expulsión del paraguayo Villar por un tonto último recurso a 25 minutos del final, con todo lo que implica para un equipo jugando de visitante quedarse con diez jugadores y que encima ése de menos sea el arquero. Además, con el plus de cinco minutos de adición (cuatro primero y uno más después).
Futbolísticamente, como expresión, Colón es un equipo sin patrón de juego definido. Porque uno se pregunta para qué "abrirlo" tanto el equipo con laterales con salida, volantes con llegada, un enganche y dos puntas en la teoría, si después en la práctica Colón es superado por la evidente falta de marca y -lo que es peor- encima esa supuesta vocación ofensiva apenas construye una jugada colectiva en todo el partido.
Darío Pignata[email protected]