Unos hablan de enfrentamiento, otros de ejecución
Versiones encontradas sobre una muerte en el Centenario
Un joven vecino del barrio Centenario murió ayer, baleado por la espalda. El disparo partió del arma de un policía. Tres uniformados a disposición de la justicia.

Mientras fuentes policiales refieren que el incidente que costó la vida a Gabriel Fernández (20) se dio en un contexto de características confusas, sus familiares y amigos dicen que para ellos está claro que los uniformados lo remataron en la zanja adonde cayó herido de bala en una pierna.

Ayer domingo, poco después de las siete, Gabriel Fernández, al igual que una decena de jóvenes, entre mayores y menores de edad, escapó a la carrera de una patrulla policial. Los numerosos disparos de armas que se escucharon entonces son atribuidos por unos a un intercambio de fuego entre perseguidores y perseguidos y por otros, a los tres integrantes de la patrulla policial, exclusivamente.

Según versiones oficiosas una dotación formada por tres suboficiales fue comisionada al lugar, Oroño y Taca, donde según aviso telefónico dos bandas arreglaban sus diferencias a tiro limpio. Entonces, a la llegada del móvil los contendientes huyeron cubriendo a balazos su retirada.

Luego, los policías que iban tras los fugitivos habrían repelido la agresión con sus armas reglamentarias, y fue un proyectil que presuntamente partió del lado de la patrulla el que dio en la espalda de Gabriel Fernández, hiriéndolo mortalmente.

Otra campana

Lo relatado por algunos camaradas de los agentes que ahora permanecen alojados en distintas dependencias de la URI a disposición de la justicia, no se lleva con la versión de los hechos, según los refieren los allegados al occiso.

Estos últimos sostienen que Gabriel Fernández, junto con su joven compañera, salía de una panadería cuando en el camino ambos se confundieron con un grupo de chicos que estaban en la esquina, y aseguran que fue en ese momento que los policías irrumpieron en la escena, disparando con sus armas contra todos ellos. La embestida policial -según las personas que entrevistamos en la mañana de hoy-, provocó una fuga precipitada en distintas direcciones, pero dijeron que Fernández fue elegido entre todos por dos de los uniformados que fueron tras él.

A escasa distancia de la panadería, Fernández escapó por calle Tarragona y se internó en una callejón sin salida, de tal modo que le fue necesario saltar por sobre un tapial. Luego, al pasar al terreno aledaño, una de las balas ya le había dado en una pierna y él se desplomó.

Así como estaba, ya sin posibilidad de continuar la fuga -dicen los suyos-, Fernández fue rodeado por al menos dos policías, uno de los cuales trataba al otro de cobarde y lo instigaba a cometer el crimen.

"Le tiraron cuando estaba caído en la zanja, herido, indefenso y desarmado. Eso hizo un policía obligado por otro que siempre perseguía a Gabriel", dijo uno de sus primos. La misma fuente agregó que los hechos le fueron referidos de esa manera por numerosos testigos.

Por último, quienes con sus dichos ponen en tela de juicio el proceder policial, aseguran que las armas, las municiones y hasta la "droga" que dicen haber encontrado en la escena de los hechos no pertenecían a Fernández, sino a los propios policías.

Se descuenta que los resultados de la autopsia y las pericias que se practican dirán de qué tipo de arma partió el disparo mortal, y también si esta pertenece o no a personal policial.

Ajeno a tiroteo en San Lorenzo

El ataque a balazos que el jueves de la anterior semana dejó por saldo la muerte de Alejandro Escobar (38) y heridas graves para Cristian David Sánchez (26), habría sorprendido a este último cuando, ajeno a los motivos de la agresión, visitaba el domicilio Roque Sáenz Peña y Uruguay, aseguró su esposa Lorena Fernández.

Por otra parte se pudo saber hoy que un día antes del crimen, el mismo hombre que pretendía a una menor de la familia Escobar había llegado hasta el lugar para disparar y herir de bala en una pierna al jefe de familia.

A este hombre mayor, conocido de la vecindad, visitaba Cristian David Sánchez cuando el ofendido pretendiente regresó para disparar a mansalva, esta vez contra Escobar (h), que cayó muerto y también contra el infortunado Sánchez, quien resultó mal herido.

Los allegados a Sánchez, quien recibió atención médica en el hospital José María Cullen, dijeron que ya se encuentra fuera de peligro e hicieron notar que una aclaración sobre el papel que involuntariamente jugó en esta historia era necesaria por lo que podría significar en su futuro de trabajo.

En un primer momento las versiones circulantes indicaban que Escobar y Sánchez habían rescatado a una menor de 13 de las manos de un rufián, un hombre joven que al ver frustradas sus intenciones de convertir a la niña en su pupila habría de reaccionar violentamente contra su grupo de familia.

José Luis Pagés