Latinoamérica empieza el combate contra la plaga del cigarrillo
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En el marco suscripto por casi 200 países que integran la Organización Mundial de la Salud varios países dictan leyes -no siempre acatadas- que prohíben fumar en sitios públicos, limitan la publicidad y obligan a incluir advertencias, y ya se presentó la primer demanda contra una tabacalera.
Hasta en la Cuba de Fidel Castro -famosa por sus habanos- un decreto que prohíbe fumar en lugares cerrados entró en vigor en febrero. El texto apareció en la poco divulgada Gaceta Oficial a mediados de enero, pero muchos cubanos lo desconocen y la prensa local sólo se hizo eco 10 días después, pidiendo tibiamente "la comprensión y apoyo de la población a estas medidas".
En nuestro país el gobierno pasó al Congreso a comienzos de agosto un proyecto para prohibir fumar en lugares de uso público privados o estatales (bares, restaurantes, escuelas, centros comerciales).
El texto también prohíbe la publicidad y promoción de cigarrillos en los medios de comunicación y en la vía pública, por lo que solo podrá hacerse en el interior de los comercios.
En caso de violarse la ley, no se sancionará a los fumadores, sino a los responsables de hacerla cumplir, con multas que van de 170 a 680 dólares.
Por su parte, Uruguay -cuyo presidente, Tabaré Vázquez, es médico oncólogo- dictó medidas similares, que entrarán en vigor el 1° de marzo de 2006.
Y el Congreso de Colombia debate este mes una ley antitabaco, lo mismo que el Senado de Chile.
Mientras, desde hace dos meses está prohibido fumar en cualquier ambiente cerrado de Asunción, salvo una curiosa excepción: el Congreso. En general la prohibición es cumplida, aunque hubo algunos altercados cuando comenzó a aplicarse en bares, restaurantes y discotecas.
En Venezuela no se puede publicitar cigarrillos y licores en radio ni televisión desde principios de los 80. Una nueva ley de fines de 2004 reforzó la prohibición.
Otros países como México y Perú ya disponían de leyes similares desde hace algunos años.
Por su parte, en Brasil -segundo productor y primer exportador mundial de tabaco en términos de volumen- el gobierno adquiere antidepresivos para entregar gratuitamente a los que inician tratamientos para dejar de fumar.
Capítulo aparte merecen las advertencias que los fabricantes están o estarán obligados a incluir en un porcentaje determinado de la superficie de sus cajas de cigarrillos.
Argentina: "Fumar causa impotencia sexual"; "Fumar quita años de vida".
Venezuela: "Fumar causa mal aliento, pérdida de muelas y cáncer de boca"; "Los niños comienzan a fumar al ver a los adultos fumando".
Uruguay: "Fumar durante el embarazo perjudica a su hijo"; "Fumar puede generar cáncer".
Además, en varios países las advertencias van acompañadas de imágenes, como en Argentina, donde el 70% de uno de los lados de la caja lleva fotos: en una de ellas se ve a enfermos conectados a un respirador artificial.
Y es que las cifras son contundentes.
El tabaquismo es la segunda causa de mortalidad en el mundo: cada año el consumo de tabaco provoca 5 millones de muertos, es decir uno cada 6,5 segundos, según la OMS.
En Argentina (8 millones de fumadores, sobre 39 millones de habitantes) el tabaco mata a 40.000 personas por año, 6.000 de ellos fumadores pasivos. A su vez, el Estado gasta 15% del presupuesto total de salud en tratar pacientes por enfermedades relacionadas con el tabaquismo.
En Brasil (23 millones de fumadores sobre 186 millones de habitantes), el tabaco deja 200.000 muertos por año. En Uruguay (1 millón de fumadores, 30% de la población) mueren 5.500 personas al año por patologías asociadas al tabaquismo.
Y en Chile (15 millones de habitantes) más de 4 millones de personas fuman al menos 8 cigarros al día. En 2002 se registraron 14.000 muertes relacionadas al tabaquismo.
Es precisamente en Chile donde se acaba de presentar la primera demanda individual contra una tabacalera.
El lunes 12 de septiembre Jeanette Pino -que fuma desde hace más de 40 años- presentó una demanda contra las tabacaleras, a las que exige una indemnización de 186.000 dólares.
Pino, que padece de asma bronquial y una afección al esófago que le provoca un permanente reflujo, dijo que comenzó a fumar a los 13 años "motivada principalmente por la imagen de libertad, inocuidad y bienestar" que proyectaba la publicidad de cigarrillos.
AFP