Télam
Hoy se cumplen tres décadas del adiós definitivo a Pepe Biondi, un actor que fue ejemplo de comicidad natural, instintiva, contagiosa, que enamoró al televidente argentino desde la pantalla de Canal 13 a principios de los `60 y cuyo programa "Viendo a Biondi" aún deleita a distintas generaciones cuando el cable lo repite.
El humor de Biondi fue único -aunque algunos intenten emularlo-, porque venía del circo, allí donde la sonora cachetada es uno de los gags más fuertes y el payaso debe hacer reír desde la distancia de la pista.
José Biondi Cavalieri había nacido en Lomas de Zamora en 1910 y se dice que a los ocho años abandonó la casa familiar, tras el circo Anselmi, donde fue equilibrista, malabarista, trapecista y peoncito para todo, con el saldo de la miseria y la soledad.
A finales de los '30 se unió al payaso Dick, con el que formó un dúo para recorrer América latina que los llevó a Brasil, México y finalmente a Cuba, donde se transformó en una celebridad a través de la naciente televisión.
Atento a esa trascendencia, el magnate Goar Mestre lo "importó" en 1961 como carta fuerte del entonces flamante Canal 13, y Pepe no lo defraudó: integró un paquete de programas con otros cómicos -José Marrone era uno de ellos-, pero "Viendo a Biondi" era otra cosa.
Allí desfilaron personajes entrañables como Pepe Galleta, un guapo en camiseta; el gitano Pepe Luis; el "engrupido" Narciso Bello; Pepe Estropajo ("le tengo miedo al trabajo") y el poco recordado Pepe Canario, que hablaba con silbidos.
Pero sobre todo estaba aquel descacharrante Pepe Curdélez, "abogado, jurisconsulto y manyapapeles", que en trance etílico aplicaba sellos por todos lados. Hay que verlo hoy en día para entender lo que es el oficio de regalar dicha.
Fue entonces que se hicieron populares las frases "íSanta Epifania de la Malasia, qué suerte tengo para la desgracia!", "íPatapúfete!", "íQué fenómeno!" y la urgente "�Dónde me pongo, dónde me pongo?", que Pepe repetía siempre con gracia renovada.
Biondi soportó incluso libretos paupérrimos de guionistas que luego de él cayeron en el olvido, pero los elevó a fuerza de carisma, de sentido del "tempo", de comunicación con ese público al que lanzaba miradas cómplices a través de la cámara.
Usaba también onomatopeyas para significar frustración o fracaso e intencionados gestos manuales como aquél con que señalaba que alguien había pasado a mejor vida.
Antes de salir a buscar mundo, Biondi filmó en la Argentina "Cándida" (1939) y "Flecha de oro" y "De México llegó el amor" (ambas de 1940), aun en dupla con Dick y en papeles ínfimos, y también participó en algún título mexicano.
Ya consagrado, rodó "El desastrólogo" (1964), de Carlos Rinaldi, y "Patapúfete" (1967), de Julio Saraceni, directores que no entendieron lo inmenso de su humor. El segundo caso fue la única vez en que se lo vio en colores.
La señal de cable Volver emite durante octubre "Viendo a Biondi", los domingos a las 12.
El programa duró ocho años -unas 400 emisiones grabadas en videofilme (un antecedente del videotape)- y allí estaban actores como su yerno Pepe Díaz Lastra y Carlos Scazziotta. También Juan Carlos Duggan, Mario Fortuna (h), Zulma Grey, Délfor Medina, Gladys Mancini, Leonor Onis y Marianito Bauzá; muchos episodios fueron dirigidos por María Inés Andrés y en ellos había una adolescente de nombre Luisina Brando.