"Ustedes no lo saben porque muchos son muy jóvenes, pero la Compañía Argentina de Danzas es un mito en el folclore del mundo". Con estas palabras, el presidente del Festival de Montoire, en Francia, dio la bienvenida a la delegación santafesina que representó a nuestro país en varios escenarios del Viejo Continente.
Durante los meses de julio y agosto, la Compañía Argentina de Danzas que dirigen los profesores Alcides Hugo Ifrán y Beatriz Sangoy viajó a Europa, cargando en sus maletas -además de una tonelada de equipaje- las expectativas de 33 bailarines, músicos, cantantes y artesanos, sobre la recepción que tendría su propuesta artística en los públicos de España, Francia y Bélgica.
Más de cincuenta días de una intensa actividad, que se resume en presentaciones artísticas, desfiles, recepciones, conciertos, exposiciones artesanales, comidas típicas, juegos tradicionales, ceremonias litúrgicas y reuniones culturales, indican el claro objetivo de este viaje: mostrar las diferentes facetas de la cultura tradicional y popular argentina de sus diferentes regiones folclóricas.
En el viejo mundo, la Compañía Argentina de Danzas recorrió distintos escenarios de festivales enmarcados en el Cioff, que es el Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore y Artes Tradicionales. Esta ONG reúne, en más de 70 países del mundo, a las asociaciones nacionales y regionales de cultura tradicional, los festivales de folclore y artes tradicionales, así como los especialistas del patrimonio inmaterial, con el objetivo de promover la diversidad de las culturas del planeta.
La propuesta artística de la Compañía Argentina de Danzas incluyó escenas de cuatro regiones folclóricas: noroeste, centro, litoral y sur, con sus respectivos instrumentos musicales típicos, sus danzas y vestimentas tradicionales; un panorama del tango argentino y una proyección artística realizada sobre raíz folclórica, que contempló música, coreografía y vestuario.
"El amalgama del programa que podía abarcar hasta seis puestas en escena diferentes permitió mostrar la diversidad de nuestro patrimonio folclórico, lo que se constituyó en motivo de atracción de todos los públicos, los periodistas, especialistas y colegas", comentaron a Nosotros los integrantes de la delegación.
El colorido abanico de trajes regionales, en ocasiones se volvía vorágine en un carnavalito; viril respuesta en el malambo; imperceptible desplazamiento en una huella; abrazo prieto en un chamamé; mensaje de amor hecho pañuelo en la zamba o arabescos indescifrables en el tango.
Mientras tanto, exponía la heterogeneidad de nuestro patrimonio musical, un grupo de músicos conformado por dos violines, viola, violoncello, tres guitarras, flauta traversa, bandoneón y bombo. En algunas escenas, aclimataba oportunamente el charango, las quenas y el siku, en tanto dos voces interpretaban poemas hechos canción.
La variedad de la cultura argentina no dejó de sorprender en otras latitudes, y genera orgullo en los portadores de ese mensaje de paz transformado en propuesta artística.
En Montoire, una velada especial consagrada al folclore de Sudamérica, titulada "Desde el asiento del Cóndor", fue protagonizada por las delegaciones de Argentina, Colombia y Perú. Con idea argumental de Hugo Ifrán y la creación coreográfica de Beatriz Sangoy, cerca de 90 artistas realizaron una de las primeras experiencias de estas características en los festivales del mundo, merced a la buena disposición y aportes de los directores de los grupos colombiano y peruano.
Una introducción conjunta se reflejó en tres "fotografías", a partir de las cuales se realizaron luego las puestas en escena de cada grupo. El gran final reunió nuevamente a los tres grupos sobre el escenario, en un pasaje artístico que puso de pie a la totalidad del público presente, en un reconocimiento inolvidable a la calidad y profundidad de lo expuesto.
Habían pasado dos horas en las que símbolos de la tierra americana, como el maíz, el agua y la tierra, los dioses tutelares andinos, la música, la danza, el colorido y la diversidad de los trajes, nos transportaron al mundo de un hombre que aún no hemos terminado de conocer.
"Cultivemos la paz" rezaba en cuanto documento escrito o argumento escenográfico llevó a Europa la Compañía Argentina de Danzas. El mensaje se repetía hasta en los uniformes de los viajeros, en un apócope de la frase acuñada por la Unesco para el decenio que finaliza en el 2010: "Por una cultura de la paz para los niños del mundo".
Y no fue poco el asombro de centenares de visitantes de Orador -la ciudad francesa devastada e incendiada por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial-, al ver al grupo de argentinos desparramando en las ruinas, el mensaje de paz que había traspuesto el océano, para que el horror de la guerra no se extienda. Quedaron grabados en las retinas de los viajeros, el recogimiento, el dolor en la tragedia de un pueblo entero, y la consternación en un cementerio donde niños y ancianos, ajenos a la guerra, reciben el epitafio de seres inconsolables.
Era el lugar y momento más oportunos para acaso las únicas fotografías que duelen, de las miles que recuerdan el viaje. En todas las leyendas de las remeras, la frase "cultivemos la paz" y, como fondo, vestigios del crimen. En la conciencia de todos, la decisión de aportar lo que esté al alcance de cada uno para denostar los proyectos tenebrosos de la guerra.
"Conciertos en iglesias góticas, en las que acaso por primera vez resonaban extrañas melodías y canciones que hablaban de `otros hombres'; visitas a castillos y palacios existentes desde antes de que fuéramos un país, en los que reconocemos la influencia sobre nuestra arquitectura y ornamentos; museos que atesoran patrimonios universales y nos señalan un camino a recorrer por lo menos para salvaguardar los nuestros; monumentos que testimonian gestas napoleónicas, revoluciones que contribuyeron a transformar el mundo occidental... Imposible describir todo lo visto -con ojos de turistas algunas veces-, pero con la reflexión permanente: �dónde estamos parados en la Argentina? Con un deseo casi vehemente de aprender y una exclamación incontenible: ílo estudié en la escuela o en la facultad!, ílo vi en la tele!, íhabía leído sobre esto...! Todo eso que de algún modo conocíamos, estaba allí, frente a quienes fuimos a llevar nuestra cultura a viejos lares", comentan los artistas.
Jaen, Ubeda y Granada en España; Saintes, Pont L'abbe, Fouras, Les Sables D'Olonne, Saintes Freyre, Montoire, Romantine, Castel Moron, La Capella Marival, Orador, Cloyer, Olinet y Felletin, en Francia; Bon Heiden y Mechelen, en Bélgica... son algunas de las ciudades que recibieron con calidez a la delegación argentina.
"No será fácil volver a tener un grupo argentino de vuestro nivel artístico y humano", les dijo el presidente del Festival de Bonheiden, en Bélgica. "Es increíble cómo se ha mantenido la imagen y el nivel de la Compañía Argentina de Danzas durante tantos años", coincidieron María Eugenia Ramos y Fernando Cardozo, ex integrantes del grupo radicados en España.
El viaje quedó en el pasado... pero fotos, recuerdos, anécdotas y un poderoso sentimiento de orgullo, pueblan el presente de cada uno de los integrantes de la compañía dirigida por Alcides Hugo Ifrán y Beatriz Sangoy, dos santafesinos que trabajan desde hace décadas, por la defensa, la promoción y la difusión de las tradiciones culturales argentinas, a lo largo y ancho del mundo.
El esfuerzo de un viaje de estas características no es poco. Además de lo económico, deben dejarse en orden cuestiones de trabajo, de estudio, salud, familiares; para ello, organismos oficiales y empresas privadas deben ser conscientes de que el permiso otorgado es sólo una de las muchas facilidades que se necesitan para que Argentina se sume a las naciones del mundo que han hecho suyas las propuestas del Consejo Internacional Organización de Festivales Folclóricos (Cioff) y de la Unesco.
Justo es que todos sepamos sus nombres, porque son futuros abogados, contadores, profesores de Historia, Geografía, Educación Física o idiomas, psicólogos, músicos... que han vivido -una vez más- una experiencia enriquecedora, aplicable luego en su trabajo cotidiano por el fortalecimiento de la cultura argentina: Luciano Bertossi, Carolina Bugnón, María Cecilia Carreras, Víctor Fabián Castro, Inés Dotto, Ileana Fabellotti, Roberto Facta, Marcelo Felli, Juan Carlos Ferreyra, María Agustina Figueroa, Silvia María Figueroa, Ignacio Francia, Rodrigo Galvez, Flavia Gamboa, Romina Garello, Daniela Herrera, Ariel Ifrán, Verónica Lehmann, Mariana Mansutti, Ramiro Mansutti, Andrea Mraz, Juan Nieto, Ariel Pocovi, María Eugenia Roces, Andrés Rolón, Natalia Romero, Mariana Rocío Solís, Martín Spasitch, Elena Anabella Suligoy, Francisco Torres y Cristian Vergara. En la dirección general, los profesores Beatriz Sangoy y Hugo Ifrán.
La Compañía Argentina de Danzas integra el Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore y Artes Tradicionales (Cioff). "La compañía no es sólo el grupo que periódicamente viaja a otros continentes a mostrar nuestros valores humanos, artísticos y culturales... Toda vez que puede, trae el mundo y lo comparte con sus conciudadanos", explica el profesor Alcides Hugo Ifrán. Además de viajar permanentemente a representar al país en escenarios del mundo, organiza festivales y otras actividades culturales en Santa Fe.
El Cioff surgió en 1970, de la mano del francés Henry Coursaget, con el objetivo de reunir a los organizadores de festivales europeos para compartir inquietudes y metas. Congrega a miles de grupos de todo el mundo, que realizan foros, seminarios, talleres, simposios y folcloreadas cuatrienales, entre otras muchas actividades.
La Argentina se incorporó al Cioff en 1988, gracias a Hugo Ifrán. En 1992, el país fue por primera vez sede de una asamblea mundial y, en ese marco, se inauguró el Museo del Traje Tradicional Universal, que posteriormente llegó a Santa Fe.
El Cioff es una organización cultural internacional no gubernamental en relaciones formales de consulta con la Unesco. Trabaja para salvaguardar, promover y difundir la cultura tradicional y popular, y se propone los siguientes objetivos:
Revista NosotrosFotos: gentileza Compañía Argentina de Danzas