Ayer al mediodía ingresaron a la guardia del Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia tres adolescentes (uno de 11 y dos de 13 años) en estado "bradipsíquico", es decir, mareados, obnubilados y con su frecuencia cardíaca disminuida.
Según relataron a los profesionales de la salud que les brindaron el tratamiento sintomático correspondiente, habían aceptado el ofrecimiento de otro compañero de ingerir pastillas de clonasepan, una droga ansiolítica frecuentemente utilizada para poder dormir. El otro compañero se las habría sacado a su madre y llevado a la escuela.
Los adolescentes estaban descompuestos en el aula y un directivo de la escuela a la que asisten, la N° 570 Pascual Echagüe (ubicada en Entre Ríos al 3600) los llevó al hospital para que fueran atendidos. En horas de la tarde, los chicos fueron dados de alta del hospital, en buen estado de salud.
En diálogo con El Litoral, la Dra. Ana María Redondo, jefa de la guardia del Alassia, aseguró que "este tipo de consulta es muy poco frecuente en el hospital, sólo ocasional". Sin embargo, aclaró que la mayor cantidad de casos de intoxicación se da cuando los niños, sobre todo los más pequeños, toman accidentalmente lavandina, raticidas o alguna pastilla que es dejada por los adultos en una mesita de luz o se cayó al piso.
La escuela Echagüe estaba abocada esta mañana a mantener entrevistas con supervisores para decidir las acciones que se puedan encarar a nivel institucional.
Una fuente del establecimiento educativo aseguró a El Litoral que no se trataría de un caso de drogadicción, ya que los chicos no tienen antecedentes de consumo de estupefacientes y que sería sólo una picardía propia de la edad.
A partir de este episodio, las autoridades escolares instruyeron a todos los docentes para que trabajen determinados temas con los estudiantes, entre ellos, la automedicación.
También se harán reuniones con los padres para recomendarles que determinados medicamentos queden fuera del alcance de los niños y "sugerirles que revisen las mochilas cada vez que sus hijos salen para la escuela", dijo el vocero escolar.
"La consigna es contener a estos chicos y a sus compañeros. Se asustaron mucho cuando se dieron cuenta de lo que hicieron; son chiquitos y no midieron las consecuencias de sus actos", explicó.
La directora de la Región IV de Educación, Ana Berraute, tranquilizó a los padres de la escuela Pascual Echagüe y les pidió que concurran al establecimiento "para despejar su preocupación" a raíz de este caso.
"Es una escuela que hace las cosas muy bien, que tiene proyectos interesantes de vinculación con la comunidad y va a resolver esta cuestión con solvencia", consideró la diputada nacional electa en declaraciones radiales.
Berraute alertó sobre el peligro de que temas que involucran a menores se pongan en la agenda de discusión pública. "Es fundamental que cuidemos a niños y jóvenes, y cuidarlos es permitir que hechos como éste que tienen una trascendencia escolar y familiar se resuelvan en esos ámbitos: escolar y familiar".
Se refirió a los medios de comunicación que, a su entender "pueden hacer un comentario editorial (sobre el caso), pero si la intención es contribuir a una sociedad mejor no deben mencionar puntualmente a los menores".
Y dejó planteados algunos interrogantes para reflexionar: "�qué estamos haciendo los adultos con relación al cuidado de nuestros niños y jóvenes? �De qué manera los estamos ayudando a crecer con la salud e integridad que va a garantizar que esta sociedad avance?".