Fue restaurada la plazoleta Leopoldo Lugones
Ariel Durán-Sergio Ferrer
A comienzos del presente año lectivo, en el marco de las clases de Formación Etica y Ciudadana, el profesor Roberto Nasimbera y sus alumnos del octavo año C de la escuela de educación media N° 340 República del Perú, de Santo Tomé, generaron propuestas en torno al significado de la utopía que resguarda la idea de `cambiar el mundo'. Así surgió el proyecto "Un lugar mejor" y tras analizar las alternativas posibles, se decidieron por la idea de `cambiar el mundo' a partir de mejorar lo más cercano; entonces pusieron manos a la obra y optaron por trabajar en un espacio verde que se encuentra en las proximidades del citado establecimiento escolar: la plazoleta Leopoldo Lugones.
Tal cual lo recuerda Nasimbera, ubicada al costado de la intersección de las calles Sarmiento y Azcuénaga, dicha plaza "se encontraba con cierto grado de abandono y sin juegos para niños, destruidos por los inadaptados social y culturalmente, que no comprenden que los espacios públicos deben ser utilizados con todo derecho, pero es obligación nuestra su cuidado".
"De esa manera ya teníamos trabajo; la utopía era posible, abierta y realizable", recordó el docente."�Qué se puede mejorar para concientizar a una sociedad que -muchas veces- critica pasivamente? Una respuesta viable era construir murales sobre los valores para hacer esta sociedad más visible; es decir, sacar ese cinismo a través de la belleza. Así empezamos a juntarnos con los jóvenes en la plazoleta en horario extra curricular para preparar las paredes y pintar los murales, planificando los afiches de concientización y repartiéndolos a los vecinos, además de realizar las peticiones del caso ante las autoridades municipales ", aclaró aún más Nasimbera, quien no quiso olvidar el agradecimiento por el apoyo recibido de parte de la Dirección de Relaciones Institucionales, Intendencia y la Casa de los Museos, entre otros.
Cabe señalar que toda esta experiencia ciudadana, fue concretada por chicos de 12 y 13 años, quienes no sólo plasmaron las expresiones artísticas mencionadas (sobre valores como la sencillez, la libertad, la responsabilidad, la unidad, la cooperación, la humildad, la felicidad y el amor, entre otros), sino que -además- reconstruyeron los juegos, arreglaron los bancos existentes e incorporaron nuevos, recompusieron el busto de Lugones y colocaron la correa para izar y arriar la bandera todos los días. El 7 de diciembre pasado, el proyecto quedó concretado con la realización de un acto al que acudieron las autoridades del municipio, concejales, la supervisora, directivos, docentes, alumnos y vecinos.
"Debemos destacar el compromiso asumido y llevado a cabo a la práctica por jóvenes a los que los adultos debieran imitar", añadió el profesor, quien luego se refirió a un incidente ocurrido el domingo 11 de diciembre, con posterioridad a la reinauguración de la plazoleta; el primer hecho vergonzoso que demuestra que la estupidez humana no tiene límites ni atajos.
Tal como lo narró Nasimbera, al respecto se puede aclarar que ese día observó que niños de entre 8 y 10 años se treparon al busto de Lugones para romperle los anteojos, lo que lo llevó a dialogar con ellos para que desistan de dicho accionar. Pero su sorpresa fue mayúscula al encontrarse que en uno de los bancos estaba la madre de aquellos, quien increpó al docente diciéndole sin vergüenza alguna "que la plaza era pública y los chicos pueden hacer (en ella) lo que quieran".
"Con actitudes de este tipo no es posible una sociedad mejor; si no comenzamos mínimamente con el respeto por el otro. Luego escuchamos sólo críticas, pero no acciones para transformar el espacio público. Por eso mi pedido a los vecinos es el siguiente: todos somos responsables de cuidar la plazoleta; así podemos disfrutar de ese espacio; no dejemos que los inadaptados de siempre la destruyan", concluyó Nasimbera, que por estas horas iba a intentar recomponer personalmente los elementos estropeados por los `mal enseñados' referidos con anterioridad.