Marixa Valli, bailarina y vedette
Es simpática, profesional, exigente y muy solidaria. Lo demostró en Santa Fe, donde trabajó para el programa televisivo "Star Show". Afirma que a nivel laboral es feliz, pero que su corazón está dañado.

Luis Gudiño y Noelia Yossen

Multifacética. Tranquila y distendida, como se la veía después de las grabaciones semanales para el programa televisivo "Star Show", junto a "Pepe" Prestigiovanni, Marixa Valli tomó un café con Nosotros. Con la sonrisa a flor de labios, siempre disponible para quien le inspira confianza, Marixa Valli se define como "muy amiguera y solidaria".

"Soy bailarina, en primer lugar; luego, vedette -se define-. No me considero una actriz, porque tendría que saber actuar en todas las facetas, pero sí una buena comediante. En ese campo me siento muy segura de lo que hago, me sale muy gracioso. Pero lo que me encanta es la conducción en televisión, algo en lo que me fue muy bien. Estuve tres años al frente de `Siempre sábado', y eso me dio mucha cancha en el escenario para todo lo que hice paralelamente. Ocho horas en vivo todos los sábados eran mucha presión, pero me sirvieron para adquirir experiencia".

La preparación. "Desde chiquita era bailarina clásica y a los 9 años mi familia se mudó desde Mar del Plata hacia Capital Federal, donde ingresé al Instituto de Arte del Teatro Colón. Recuerdo que todo era muy exigente, muy sacrificado. Tenía una vida muy rutinaria. De lunes a viernes me levantaba a las 5 de la mañana; a las 7.30 ya estaba haciendo calentamiento en el teatro y a las 8 comenzaban las clases, que se prolongaban hasta las 12. Salía corriendo, almorzaba en el micro, entraba al colegio a la 1... todo al límite. Salía a las 17.30, corriendo nuevamente, merendaba en el colectivo y otra vez a las clases en el mismo teatro o con maestras particulares. Llegaba a mi casa a la noche, hacía los deberes y me acostaba muerta, para al otro día repetir el mismo camino. Los sábados teníamos teatro y los domingos, durante un año, hice `Hansel y Gretel'. Así, perdía las ganas de jugar; si tenía un cumpleaños de un amiguito, no tenía ganas de ir, estaba filtrada, pasada de vueltas, me daban desde chiquita ansiolíticos para que estuviera relajada porque ese ritmo me aceleraba mucho. Participaba en óperas, en ballet, con mucho sacrificio".

La revista. "Empecé a hacer revista cuando me convocó `Pepitito' Marrone. Yo era muy chica, tenía 17 años, y me deslumbré. En `Comiquísimo' hice el mejor cuadro musical de mi vida. Me apasionaron las plumas y todo lo que era la ovación desde otro lado. Si bien yo pisé el escenario desde los 5 años, esto era realmente impactante para mí".

La familia. "Mi grupo familiar está integrado por mis padres y un hermano mayor que yo. Al principio, no aceptaban lo que yo hacía, porque ellos hicieron el sacrificio de mudarse desde Mar del Plata a Capital para que `la nena' fuera a las clases del Colón. Cuando les dije que abandonaba, fue como si el sueño dorado de ellos se viniera abajo. Hoy, muchas de aquellas chicas, como Gancedo y Pereyra, son primeras bailarinas. Me operaron de las piernas por un desgaste físico muy grande de las articulaciones... Yo di la vida, siempre pensé que para estar en algo hay que dar todo y ser la mejor; si no, retirate. Allí fue cuando ellos sintieron un cambio y me comprendieron".

El mundo de las vedettes. "Me encanta que surja gente nueva en esta actividad. Ninguna acepta el rol de ser vedette; la mayoría dice `hago de vedette', no se cuelga el cartel. Yo digo: soy vedette y me la banco, me encanta, pero también trae sus consecuencias. Por lo general, arrasan durante un tiempo y después se terminó. Cuando la gente las ve, se da cuenta. Una cosa es una revista que te arman y te la venden explosiva; otra es la televisión, donde las cámaras hacen maravillas, pero otra cosa es cuando las ven en vivo, en un teatro de revistas, allí no podés mentir. Lo que tenés tenés y sos lo que sos. Muchas se queman, los productores no las contratan más y después dicen `ahora soy actriz'. Yo trato de que la gente no se confunda. A mí me da pena que un capocómico desperdicie una temporada contratando a alguien que no vale la pena, para que después diga: `El año que viene vamos a cambiar'. La vida pasa, los años no te perdonan y eso me da bronca, ver que se encaprichan contratando gente que no da para una revista".

Personal

Marixa Balli nació en la ciudad de Mar del Plata. A los 12 años, cuando todavía estaba en la escuela de teatro, fue convocada y contratada por Andrea del Boca para la novela "Los cien días de Ana". Mas adelante, fue llamada para el staff de la comedia musical "Annie" y trabajó en publicidad. También incursionó en la música con el grupo "Clericó con cola" y tiene álbumes como solista. Uno de los trabajos que más le gusta es como conductora de TV, lo que la trajo a Santa Fe el año pasado, una ciudad que considera "importante y con la mente abierta. Siempre me gustó venir -dice-, el público es maravilloso, cálido y eso me atrapa".

Estudios: a los 4 años empezó a estudiar danzas, lo cual la preparó para ingresar al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Durante 10 años, estudió la carrera de teatro en la misma institución.

Un deseo: le gustaría hacer la obra teatral "Brujas".

Una pasión: diseñar su propia ropa. "Me fascinan el bordado, los brillos y tengo un estilo muy mío. Me gustaría trabajar, en el futuro, como diseñadora, para lo cual me estoy preparando".