Londres tiene su museo de la caricatura
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El primer museo consagrado en Gran Bretaña a la caricatura abrió sus puertas hoy en Londres, justo en medio de la crisis y los motines provocados en varios países por unas viñetas.
El museo fue inaugurado ayer oficialmente por el duque de Edimburgo, uno de los patrocinadores, que encontró en las paredes una caricatura de su esposa, la Reina Isabel II.
Situado a unos pasos del Museo Británico, la nueva pinacoteca tiene en su colección unas 1.200 imágenes, que reflejan el indefinible sentido de humor británico, fundamentalmente irreverente.
Desde dibujos satíricos de la ex primera ministra Margaret Thatcher, el primer ministro Tony Blair y el jefe de la Casa Blanca, George W. Bush, hasta célebres viñetas de la segunda guerra mundial, el museo cubre más de 250 años de caricaturas, viñetas y tiras cómicas en este país.
Pese a la fuerte tradición de la caricatura que hay en Gran Bretaña, nunca hubo aquí un museo de la caricatura, señaló a la AFP la curadora del nuevo museo, Anita O'Brien.
"Creo que eso se debe a que los británicos, a diferencia de los franceses, no consideran que las caricaturas son una forma de arte. Quizá por snobismo", opinó, recordando que Francia tiene ya un museo de la caricatura y la tira cómica desde hace varios años, en Angulema.
"Siempre ha habido en Gran Bretaña una gran ambivalencia (hacia la caricatura). En gran parte porque los británicos no consideran que algo que los hace reír pueda ser arte. No esperan ir al museo del Louvre o a la galería Tate a reírse".
"Además, como la caricatura y las tiras cómicas son producidas en masa, para las masas, mucha gente piensa que eso le resta valor", explicó.
En la colección del museo -que incluye también 3.000 libros, entre ellos novelas gráficas, así como afiches, etc.- hay muchas imágenes que podrían ser consideradas blasfematorias, o ofensivas.
"La caricatura es, de por sí, deliberadamente ofensiva", explicó a la AFP el caricatura británico Steve Bell, que publica diariamente en las páginas de The Guardian (izquierda).
"Yo he estado haciendo caricaturas blasfemas toda mi vida. Dios ha sido uno de mis personajes preferidos", observó Bell, cuya obra está representada en el nuevo templo de la caricatura.
"Lo que pasa es que uno escoge el blanco (de la ofensa). Y mi blanco son los poderosos, no los débiles", explicó el brillante caricaturista británico, quien se deleita visiblemente dibujando a Blair, con un ojo izquierdo saltón y el otro riéndose, "igual que a la (primera ministra) Thatcher, que tenía un ojo izquierdo loco".
Pero su blanco preferido es, sin ninguna duda, el mandatario estadounidense George W. Bush.
Pese a que conoce bien el poder de las imágenes para provocar, para molestar -lo que algunos algunos artistas, como el francés Daumier, han pagado con la cárcel-, Bell expresó su sorpresa por la magnitud de la crisis desatada por las viñetas de Mahoma.
"Nunca supe antes que hubiera muertos y motines causados por caricaturas", manifestó Bell, que contó que en ocasiones ha sido "inundado" por cartas de protesta, a veces de grupos religiosos, por algunas de sus caricaturas.
"Una de las que más molestó fue una en la cual dibujé a Bush montándose un camello... el camello claro que era Irak", dijo Bell.
El museo no recibe ningún financiamiento público, y ha podido abrir sus puertas gracias a donaciones privadas, explicó la curadora.
Por Ana María Echeverría (AFP)