A cincuenta años de su fallecimiento

Muestra de Carmen Miranda quiere captar el amor de los paulistas

. 

Medio siglo después de su muerte, el mito de Carmen Miranda resurge en una rica exposición sobre la cantante, que con trajes de bahiana y tocados de frutas se convirtió en símbolo de Brasil en Broadway y Hollywood en los años 40 y 50.

Jaime Ortega Carrascal (EFE)

La retrospectiva Carmen Miranda para siempre, que abre hoy al público en el Memorial de América Latina, en Sao Paulo, muestra unos 700 objetos de la artista nacida en Portugal en 1909, criada en Brasil y eternizada como "La pequeña notable", "La embajadora de la samba" o la "Brazilian bombshell", como la llamaban en los Estados Unidos.

"Carmen Miranda es sin duda la brasileña más conocida en el mundo. Más famoso que ella, sólo Pelé", dijo a EFE el comisario de la exposición, Fabiano Canosa, un empresario del cine residente en Nueva York y dueño de algunas de las piezas de la muestra.

La exposición, que estará hasta el 16 de abril, incluye algunos de los trajes de bahiana de la artista, joyas, aderezos, partituras, fotografías, discos, condecoraciones, recortes de prensa y portadas de revistas, entre otros objetos, en su mayoría del período comprendido entre los años 30 y la primera mitad de los 50.

Eran los años dorados de Río de Janeiro, entonces capital de Brasil, país que europeos y estadounidenses veían como un destino exótico, y Carmen Miranda, con sus canciones alegres, ropas y adornos frutales, reforzaba entre los extranjeros esa imagen de paraíso tropical.

Ese Río de Janeiro esplendoroso fue recreado para la exposición en un video que muestra al visitante imágenes de los locales que Carmen frecuentaba y del carnaval callejero de la época.

Entre los documentos que se exhiben destaca además el audio de una entrevista que Orson Welles hizo a la artistas en 1943, cuando ella estaba en el apogeo de su carrera y era, según Canosa, la mujer mejor remunerada en Estados Unidos.

También figura el vestido que usó en su última presentación como cantante fuera de Estados Unidos, celebrada en el famoso cabaré Tropicana de La Habana semanas antes de su muerte, ocurrida el 5 de agosto de 1955, a los 46 años, en su mansión de Beverly Hills.

La organización

La exposición, que ya pasó por Río de Janeiro, está dividida en dos módulos, uno sobre su vida y los comienzos de su carrera en Brasil, y el otro sobre su meteórico ascenso a partir de 1939 en el mundo del espectáculo en Estados Unidos, donde brilló en los musicales de Broadway, en los estudios de Hollywood y en los hoteles de Las Vegas.

"Para los estadounidenses, Carmen Miranda era como una fuga de las reglas del protestantismo. Tenía una visión lúdica de la vida, que hacía sonreír a las personas y las hacía sentirse más felices", señaló Canosa al explicar el éxito que "La pequeña notable" (medía 1,64 metros) tuvo entre el público de EE.UU..

Los estadounidenses no sólo se encantaron con canciones de Carmen cuyas letras no entendían, como "*O qué é que a baiana tem?" (*Qué cosa tiene la bahiana?), "Tico-Tico No Fubá", "Chica, Chica, Boom, Chic" y "Mamá yo quiero", algunas de las cuales se pueden escuchar en la exposición, sino que además le abrieron de par en par las puertas de Hollywood.

En la meca del cine la artista triunfó con películas que hacían referencia a ese "mundo mágico" del cual provenía, como "Serenata tropical", "Una noche en Río", "Entre la rubia y la morena", "Mi secretaria brasileña", "Ocurrió en La Habana", "Romance carioca" y "Copacabana", entre otros.

El documental "Bananas is my business", de Helena Solberg, mostrará en la exposición escenas de las películas de Carmen, y también se exhibirá una serie de fotos que la alemana Annemarie Heinrich le hizo en 1931 en Buenos Aires, durante sus primeras presentaciones en la capital argentina.

"Carmen Miranda fue la primera artista brasileña que brilló en el exterior y la que más alto ha llegado", dijo a EFE César Baldi, director del Museo Carmen Miranda de Río de Janeiro, que cedió 160 piezas para la exposición.

La atracción que todavía siente el público de EE.UU. por la "Brazilian bombshell" (La bomba brasileña) quedó plasmada en una plazoleta de Hollywood, que en 1998 recibió el nombre de "Carmen Miranda Square".