También denominado "espundia" o "cáncer de los pantanos". Su denominación médica es Pitiosis o Ficomicosis. Es una enfermedad de la piel y el tejido subcutáneo causada por un microorganismo parásito de los vegetales acuáticos, corresponde al género Phythium sp. con más de una especie, el más importante de ellos es Phythium insidiosum.
Existen otros géneros como Basidiobulos sp. y Conidiobulos sp. que están descriptos como agentes infectantes pero en menor medida.
Estos pseudohongos viven en ambientes acuáticos (agua dulce generalmente estancada) junto a grupos de vegetales característicos como camalotes, canutillos, repollitos de agua, etc. a los que parasitan. Debido a sus características vitales, estos organismos unicelulares ocupan áreas geográficas bien definidas, habitan así en zonas de isla, cañadas y bañados. Estos organismos prosperan principalmente en climas cálidos y húmedos por lo que la mayor incidencia de la enfermedad que provocan tiene lugar en verano y otoño.
Existe, sin embargo, una combinación de factores geográficos y climáticos más precisa que no ha podido ser aún claramente definida por la que se generan verdaderos brotes de pitiosis. Estas infestaciones tienen un gran impacto en el ganado caballar de nuestra zona.
La región de islas que orilla la provincia de Santa Fe a la altura del Paraná medio es un espacio vastamente poblado por ganado bovino. Debido a que el caballo se configura en la principal herramienta para el manejo de dicha hacienda, queda claro que estamos frente a un problema muy extendido.
En cuanto al modo en que ingresa al organismo podemos decir que el minúsculo Phythium sp. tiene la facultad de trasladarse en el agua y adherirse a los pelos del animal. Más tarde, penetra en el cuerpo mediante las heridas producidas por insectos como el tábano, el mosquito, etc. Esto explica que la enfermedad se manifieste en miembros y panza en mayor medida.
De esta manera, la infección ocurre cuando el caballo ingresa a tomar agua o a comer en bañados adonde permanece largos períodos de tiempo.
A partir de allí, el diagnóstico es de carácter clínico y es generalmente realizado por el hombre de campo ya que conoce bien esta enfermedad. Se caracteriza por producir una lesión de rápido crecimiento que llega a tener un diámetro de 30 cm. y en algunos casos un poco más. Secreta continuamente un material serohemorrágico similar a un moco transparente con olor característico y presenta pequeñas masas irregulares de color blanco amarillento denominadas "kunkers" que son de aparición constante en esta enfermedad
En el caballo infectado produce adelgazamiento y empeoramiento del estado general. Además, es altamente pruriginoso por lo que el animal se rasca constantemente y se muerde la lesión. Esto contribuye con la aparición del agotamiento.
Un dato curioso es que en la gran mayoría de los casos no se produce miasis (no se embichan), a pesar de las condiciones climáticas de la época que resultas favorables para este tipo de fenómenos.
La evolución de esta enfermedad suele ser larga y en un alto porcentaje los pacientes mueren. No obstante ello, hay un pequeño grupo que se cura espontáneamente. Es muy probable que la muerte se deba en la mayoría de los casos a un conjunto de factores. Entre ellos se registra la pérdida extrema de estado. También es posible, aunque en menor medida, una invasión de Phythium sp. en órganos vitales como riñón, pulmón e hígado que genera en tal caso enfermedad e insuficiencia de dichos órganos.
Otro factor importante es la depresión inmunológica que predispone a la aparición de enfermedades concurrentes como por ejemplo, la anemia infecciosa equina, tan común en esos lugares.
Como en la mayoría de las enfermedades de los caballos, se conoce en esta también una infinidad de tratamientos caseros administrados por el encargado de su mantenimiento. En todos los casos se trata de la aplicación local de algún agente supuestamente curativo como por ejemplo, veneno para hormigas (con base de organofosforados), nafta, kerosene, contenido de matafuegos, aceite de motor usado, antibióticos varios, entre otros.
En medicina veterinaria por su parte, está descripto un grupo de drogas con sus posologías correspondientes. Sin embargo, hasta el momento tanto unos como otros recursos han fallado en demostrar un porcentaje de éxito aceptable.
Por eso, se entiende que actualmente el único tratamiento curativo es el quirúrgico. Mediante la cirugía se logra la extirpación completa del piogranuloma. A pesar de ello, las posibilidades de intervención están limitadas por el tamaño y la ubicación anatómica de la lesión.
Entre las enfermedades de la piel se reconocen algunas similares a la ficomicosis, por ello, pueden generar confusión. Una es la habronemosis cutánea, también llamada llaga de verano y es producida por la larva del parásito Habronema sp. Se aloja en la piel de los miembros, en la mucosa prepucial y en la conjuntiva ocular, así como también en la mucosa estomacal. Este parásito afecta a animales de cualquier edad y es estacional, aparece en verano y remite en otoño.
Otra de las enfermedades que tienen una apariencia similar es el sarcoide equino, un tumor que se desarrolla en la piel y que aparentemente, tiene origen en el virus del papiloma bovino.
Semejante al anterior por su aspecto, el queloide cicatrizal se trata de un defecto en el proceso de reparación de la piel que está sujeto a factores como sexo, alimentación y estado hormonal.
Por último, vale hacer mención del granuloma estafilocóccico producido por Stafilococus aureus, entre las enfermedades menos comunes.
Habiendo asumido la magnitud del problema, un grupo de investigadores de la facultad de Ciencias Veterinarias de Esperanza (UNL), estudia una terapéutica para esta enfermedad desde hace varios años. Los avances, como en todo proyecto de esta naturaleza, son lentos e inciertos. Pero lo seguro es que hasta ahora es el único núcleo de investigación sobre esta enfermedad del que tengamos noticias.
Finalmente, cabe recordar que un diagnóstico temprano incrementa notablemente las probabilidades de curación. Por ello, ante la aparición de los signos antes descriptos consulte con su veterinario.
Méd.Vet. Emiliano Vittori. Mat.1679[email protected]