Los monstruos de Bomarzo

Nidya Mondino de Forni

Cerca de la ciudad de Viterbo (Italia) se encuentra la aldea de Bomarzo, que fue durante el siglo XVI morada de un extraño duque, miembro de la poderosa familia Orsini. Se trata de Pier Francesco Orsini, quien mandó a construir el "sacro bosco", poblado de fabulosos monstruos esculpidos en piedra por los prisioneros turcos capturados en la batalla de Lepanto. Tal personaje fue tomado por Mujica Lainez para su novela "Bomarzo", con la que inicia un ciclo de obras eruditas y fantásticas en el molde de la novela histórica. Best seller con el que ganó el Premio Nacional de Literatura.

Se narra en ella la imaginaria historia de Pier Francesco Orsini, señor de Bomarzo, quien carga sobre la joroba de su espalda el peso de los múltiples pecados que cometió para llegar a ser poderoso. Personaje de pesadilla, sufrimiento y horror, a quien además un astrólogo y alquimista le promete la inmortalidad. Se lee en la novela:

"Soñé que estaba en un parque rocoso, poblado de enormes esculturas. Era el Parque de Bomarzo. Yo no podía entenderlo aún, pero ése era el parque futuro de Bomarzo, mi obra peregrina. Y en medio de los monstruos, los dragones, los titanes que emergen de la fronda, experimentaba un alivio maravilloso. Me perdía entre ellos, como en una floresta encantada y, aunque los demás temían a su ejército fantasmal, yo los amaba, amaba a mis monstruos de piedra, porque sólo rodeado de su guardia, por sus zarpas, por sus fauces, por sus colosales esqueletos agrietados, sería capaz de seguir viviendo, viviendo, viviendo eternamente".

Coincidentemente cuando la novela, traducida a varios idiomas cobra fama internacional, el músico argentino Alberto Ginastera recibe el pedido desde Washington para crear una ópera. Lejos ya de las etapas nacionalistas de sus comienzos y sintiendo ahora la necesidad de expresarse en otro lenguaje, piensa en Bomarzo, pues la originalidad del tema entra en consonancia perfecta con su experimentación vanguardista.

Por aquel entonces, Alberto Ginastera era director del Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales del Instituto Di Tella. Propuso para escribir el libreto al propio Mujica Lainez, de quien había sido compañero en la Academia Nacional de Bellas Artes.

La ópera "Bomarzo" de Alberto Ginastera, con libreto de Manuel Mujica Lainez, se divide en dos actos y en quince cuadros separados por interludios musicales.

Comienza con el último día de vida del ya anciano Pier Francesco Orsini. Su adorada abuela Diana le avisa, desde un trasfondo fantasmal, que acaban de traicionarlo, al darle de beber veneno en lugar de la pócima que lo haría eterno. En un rápido desfile retrospectivo, la vida del infeliz duque comienza a narrarse. Su niñez, marcada por la crueldad de sus dos hermanos, la falta de madre, el desprecio de su padre que lo acusa de afeminado por haberse criado en las faldas de su poderosa abuela. Ésta permite que muera su nieto mayor Girolamo, para que su nieto preferido sea coronado. Su otro nieto Maerbale moriría envenenado por encargo de Pier Francesco, ya para entonces Duque de Bomarzo. Junto a los fantasmas de los muertos, las fantasías eróticas del duque aparecen protagonizadas por la bella prostituta Pantasilea, su dulce esposa (jamás poseída) Julia Farnese, y su joven esclavo Abul, personaje mudo y hermafrodita... En uno de los cuadros finales, el desdichado duque monologa frente a la figura petrea del Minotauro como frente a un espejo, identificándose con la soledad del que es repudiado por ser distinto.

Musicalmente es interesante hacer notar los recursos que se utilizan en la escritura para la voz, cuando el coro "canta" emitiendo sonidos consonantes, sin vocales, como L,J,K,B,P,M, como si los monstruos de piedra (custodiando la agonía del contrahecho) quisieran hablar y no pueden hacerlo por carecer de vida. También la escena del ballet erótico donde las voces suspiran, murmuran, se lamentan, pronunciando en más de treinta idiomas las palabras "Amor". La orquesta es normal, pero tiene una importante sección de percusión. La batería cuenta con setenta y tres instrumentos, incluso un "hyoshigi" (instrumento japonés). En algunos pasajes, una viola d�amore, un clave y una mandolina le confiere una sonoridad antigua. La obra se abre y se cierra, como símbolo de la eternidad de Bomarzo, con la "Canción del Niño Pastor", basada en una melodía del siglo XIV.

"Bomarzo" estrenada en Washington en 1967, luego en New York, pudo estrenarse en Argentina, después de una resonante prohibición, recién en 1972.

A 90 años del nacimiento del gran compositor argentino, la recordamos por su excepcional trama fantástica y la riqueza de sus personajes, plenos de un acorde erotismo musical audaz y problemático.

"El creador debe ser lo más moderno posible, no por afán experimental, sino por necesidad espiritual y por lógica histórica" (Alberto Ginastera)

"No hay verdad en Arte" (Erik Satie).