La escuela agrotécnica de Sa Pereira conmemora hoy sus 4 décadas de vida
| |
"Esta escuela tiene mucho de empresa", dice, de entrada y para ser bien gráfico, el director de la Escuela Agrotécnica de Sa Pereira, Julio César Galoppo.
Hoy, en sus instalaciones, ubicadas dentro de las 600 hectáreas que tiene afectadas a la explotación, se festejaban los 40 años de esta escuela agrotécnica que es, en superficie, la más grande del país.
El establecimiento, que supo llamarse muchos años El Cantón de Zárate, es hoy denominado Carlos Silvestre Begnis, en memoria del gobernador en cuya administración se le cedieron los terrenos y se inauguró.
Es que esas tierras pertenecían, como las 30 mil hectáreas que incluyen el distrito entero de Sa Pereira y zonas aledañas, a la familia de Eduardo de Sa Pereira, a quien se le expropiaron por deudas fiscales.
La escuela tiene hoy 300 alumnos, 10 aulas, 750 cabezas de ganado, producción de cereales, horticultura, avicultura, apicultura, tambo, faenamiento de animales, carnicería, fabricación de leche, de dulce de leche, de quesos, envasadoras y comercialización, entre otras tantas facetas.
Pero no sólo eso: 200 de los chicos que van a la escuela residen en los 3 módulos edificados y 5 se van por año a Suiza a trabajar con productores europeos, una experiencia que luego es volcada nuevamente en el establecimiento educativo.
Galoppo y la vicedirectora de la escuela, Alicia Steimann, dialogaron con El Litoral en esas instalaciones con tanta historia.
"En primer lugar nos fijamos como meta no dejar pasar inadvertidos los 40 años de la escuela. En realidad los festejos son a los 25, 50, 75 y 100 años. Pero dada la trayectoria de la escuela, creímos que algo teníamos que armar a modo de festejo", comenta el director.
La idea era compartir un almuerzo con unas 600 personas, con un acto que fuera "emotivo".
Steimann recuerda que "esta escuela nació en función de que esto era un latifundio y el casco de la estancia, que pertenecía a don Eduardo de Sa Pereira, fue destinada en su momento, por una determinación ministerial y del gobernador, para una escuela tambera y granjera. Así surge y empieza actividades el 26 de mayo de hace 40 años".
Los Sa Pereira eran 4 hermanos solteros, agrega Galoppo. "El campo venía de la curva de la vigilancia, pasando el pueblo, hasta la vía. Eran tierras no explotadas. Se hizo una determinación y les expropiaron los terrenos. El casco quedó para la escuela y quedaron parcelas para colonos. Los primeros tiempos pasó a depender del Ministerio de Educación".
Los Sa Pereira eran de Buenos Aires, "tenían mucho campo acá y dejaron de pagar los impuestos y se fueron".
En un principio no fue fácil colonizar estas superficies. "Es que había más tierra que colonos. Con el correr del tiempo, estas tierras fueron salvando a muchos y hoy tiene una potencia económica terrible", asegura el director.
En aquel momento, el gobierno buscaba qué tipo de escuela podía haber en la zona. Se hizo un análisis. "Como Sa Pereira está en una cuenca lechera, agrícola y ganadera, de ahí sale la idea".
Hoy, la escuela "es conocida en la zona, en el país y en el exterior; creo que ése es el mayor hito y habla de nuestra labor", dice orgullosa Alicia Steimann.
En realidad, el 26 de mayo es la fecha original de iniciación del primer día de clases, pero "como nos corta el feriado del 25, si los despedís el miércoles a los chicos, es difícil pedirles que vengan el viernes, ya que son de lugares muy distantes y uno trata de preservarles la parte económica de los padres", aclaran.
La escuela agrotécnica de Sa Pereira cuenta con 750 cabezas de ganado, de las cuales 280 son de tambo y el resto es de cría.
El tambo es de 3 mil litros de leche. "En el corto plazo, queremos llegar a los 5 mil litros de leche, por lo que ampliaremos el tambo. Las tres cuartas parte se destinan a una empresa láctea de la zona y con el resto elaboramos queso y dulce de leche. La marca con la que lo comercializamos es El Cantón. Tenemos instalaciones propias, con todo lo que se exige para producir y fabricar esto".
El propósito de la escuela es "elaborar toda la leche que producimos en productos derivados. Pero para que así sea necesitamos infraestructura humana: gente que salga a vender los productos. Estamos con 8 ó 9 horas cátedra haciendo queso y dulce de leche. Necesitamos más horas cátedra para que los técnicos permanezcan más tiempo en la escuela. Indudablemente, vamos a necesitar cargos y más horas cátedra. Hasta ahora los fines son pedagógicos y no productivos".
Después, la escuela tiene producción de leche de ovinos, que se ordeñan los meses de setiembre, octubre y noviembre. Se sacan entre 70 y 80 litros de leche por día, que luego se transforman en quesos y dulce de leche.
En apicultura "tenemos miel, alrededor de 70 cajones. La utilizamos para la alimentación de los chicos, la merienda y el desayuno. Con lo que nos sobra, vendemos también. La producción abastece largamente el consumo de los alumnos", dice Galoppo.
Levantan entre 500 y 550 huevos y, de comercializar, se encarga el personal de la escuela. "Todo esto es monitoreado por la Asociación Cooperadora y un equipo de contadores. Siempre que se compra un equipo va gente de la cooperadora, docentes y directivos".
La producción hortícola, aparte de abastecer el comedor escolar, dona a escuelas y silos de ancianos.
El faenamiento es propio también, como los chacinados que se consumen. Todos los alumnos intervienen, pero según la edad, es el grado de avance y los espacios curriculares en que se encuentran.
Para poder producir lo que hoy produce la escuela, lo que es clave en el aprendizaje de los alumnos, esta escuela necesita realizar importantes inversiones en maquinaria y tecnología.
No es curioso encontrar allí cosechadoras, sembradoras, desmalezadoras y maquinarias de alto valor para fabricar productos, además de las instalaciones educativas.
"En los libros de Filmus, él decía que en los '80 hay una revolución científica y tecnológica en el país y la tecnología subía por el ascensor y la educación por la escalera, con un vaciamiento de contenidos que había que renovar", recuerda Galoppo.
"Y hay que estar de la mano con la tecnología. Hemos pasado momentos difíciles, pero invertimos y hoy estamos al ritmo de lo que es una escuela agrotécnica como corresponde, productiva para los alumnos, que son los beneficios de la escuela".
La última etapa del gobierno nacional y provincial "apunta a la educación técnica en general, que antes estaba en un segundo nivel. Desde que Filmus se hizo cargo, la educación técnica mejora día a día. Se le están dando subsidios y computadoras. Pero hay que aportarles maquinarias también. Con pocos elementos y poca maquinaria, es difícil. Se necesita un apoyo permanente de los gobiernos en las escuelas de educación técnica".
De esta forma, los alumnos que van a Suiza tienen un basto conocimiento en cuanto a producciones y distintos aspectos de la actividad agroindustrial.
Esta es la escuela agrotécnica más grande que tiene el país. Hay también escuelas de magnitud en Esperanza, San Justo, Bigand, Colonia Mignon.
Al sorgo y al maíz
que se produce lo consumen los animales propios. "También generamos nuestras semillas", dice Galoppo. Al trigo "lo usamos para pagar los gastos de la escuela (4 a 5 mil litros de combustible por mes) y a la soja, para el mejoramiento de la infraestructura, compra y reparación de maquinaria". Se acaba de comprar una sembradora que sale al mercado en junio y una envasadora al vacío, a través de un subsidio que otorgó el Ministerio de Educación de la Nación.
Martín Scandol