Luis Silvestri, es uno de los mayores exportadores del país

Caballos Made In Argentina

El Club de Campo posee una infraestructura que brinda comodidad y confort al visitante. Un lugar para conocer. Foto: Campolitoral. 

La historia que tiene como protagonista a Luis Silvestri comenzó hace 15 años y marcó un cambio profundo en la vida del ex preparador físico de Rosario Central, Estudiantes de la Plata y el Junior de Barranquilla, Colombia. Terminaba una etapa fructífera en el mundo del fútbol e iniciaba otra totalmente desconocida y apasionante: la de los caballos deportivos.

Apostó a cambiar el césped de los campos de juego y el griterío infernal de la hinchada desde su butaca en el banco de suplentes por el verde más agreste y apacible de sus 15 hectáreas que en su momento había comprado en las afueras de Luis Palacios, un tranquilo pueblo ubicado 22 km al norte de Rosario, a la vera de la ruta nacional 34.

Luis Silvestri, era el encargado de la preparación física de equipos de primera división del fútbol argentino pero había una atracción oculta que afloró y no pudo dejarla de lado. En ese sentido, considera que Argentina "es reconocida mundialmente por dos pasiones: los caballos y el fútbol".

Pero no todas fueron flores. Al principio como ocurre con un nuevo proyecto de vida hay que vencer escollos pero una circunstancia familiar contribuiría a redoblar esfuerzos y quedarse a vivir cerca de la ciudad de Rosario.

"Al principio me costó mucho trabajo porque obviamente durante el primer año fracasé porque no tenía la experiencia para encarar este tipo de negocios. Entonces después encaré otras oportunidades de inversión que se presentaron como comprar un restaurante acá -en Luis Palacios- a la vera de la carretera". Esta actividad marcó en un punto de inflexión para el ex preparador físico.

"Traté de hacerlo de la mejor manera, estudié el mercado y el perfil sicológico de la gente que pasaba por el lugar. Como me fue muy bien económicamente al año volví a insistir con el tema de los caballos acompañado de la buena voluntad de las personas que me rodeaban", describe a manera de balance.

"Como me gustaban mucho los caballos, me dedique a esto y comencé a comercializar los deportivos, en particular lo de salto", confesó a Campolitoral, el ex preparador físico de renombrados clubes en el exterior como el Junior de Barranquilla, Colombia.

En ese sentido, Luis destaca que su amor a este noble compañero del hombre de campo "es de toda la vida", pero aclara que cuando empezó a venderlos no conocía nada "sobre los concursos de salto".

La flamante incursión laboral obligó a este dinámico hombre de modales amables pero firmes en sus decisiones a dejar su carrera de preparador físico, una actividad estable económicamente que significaba una protección y resguardo para toda su familia.

Sin embargo, es un agradecido del ambiente de la redonda."Gracias al fútbol conocí diferentes países y culturas del todo el mundo. Eso ayuda a la formación de cualquier persona", añade con seguridad quien acompañó a técnicos como Angel Tulio Zof, Eduardo Solari y Néstor Manfredi.

Amor a primera vista

Así nace en la década del '90 El Pingo Fe -"por Santa Fe y también la mucha fe que le puse al proyecto", apunta Silvestri- con una orientación familiar que cautivó a la gente que "por lo general le gusta este tipo de disciplina y la tranquilidad, además se siente muy cómoda porque hay una atención personalizada", señala el propietario del establecimiento.

El Pingo Fe es uno de los principales exportadores de caballos deportivos del país, actividad que "tal vez me hubiera permitido vender más si hubiera contado con otros valores morales pero en ese aspecto tratamos de seleccionar mucho la gente con la que trabajamos, no sé si para bien o para mal. Imagínate que tenemos que compartir con ellos 4 ó 5 días y hay cosas que no se pueden fingir", comenta con sinceridad.

El Club de Campo sobresale por su infraestructura: tiene un picadero cubierto de 1000 m2 -hay sólo dos con esas características en la provincia- que pude construirlo "gracias a un negocio que concreté con la Policía Montada de Colombia y que como soy un agradecido le puse el nombre Carabineros de Colombia". Precisamente, en un lateral de esa inmensa pista techada están dibujadas todas las banderas de los países a los que Luis Silvestre le vendió caballos, esto involucra todo Sudamérica, Canadá, México y Costa Rica. El lugar es visitado con frecuencia por deportistas, empresarios, políticos y militares de diferentes de países atraídos por los hermosos ejemplares que tiene el club de campo.

Para el exportador santafesino resulta paradójico que "aunque El Pingo Fe se encuentra a pocos kilómetros de Rosario, mucha gente no lo conoce, sobre todo los del ambiente hípico", confiesa.

"Este es un emprendimiento duro para cualquier club y depende de lo que uno entiende por inversión. A lo mejor algunos creen que es comprarse un Mercedes Benz o un BMW. En cambio, nosotros priorizamos lo que forma parte de la infraestructura y comercialización; así lo entendí desde un primer momento y creo que nos va a dar buenos resultados porque va a permitirnos amortizarlos de esa manera", explicó.

Con esfuerzo genuino

Emprender en la Argentina no es fácil y para Silvestri no fue la excepción."Todo se hizo a pulmón sin ningún tipo de apoyo oficial, solamente con la venta de cada caballo y a lo largo de más 12 años se fue levantando el club de campo con mano de obra local", señala con orgullo.

Aunque apelando a su imaginación describe el ingenioso "plan canje" que puso en práctica para avanzar con las instalaciones del club, entre las que se cuentan el intercambio de bosta por ladrillo, a su vez éste por trabajo. "Así fuimos levantando El Pingo Fe y cada camión de guano que se llevan representa para nosotros mil ladrillos, esto te permite crecer", reflexiona.

Y así se fue perfilando este club de campo que muy pocos conocen en la provincia de Santa Fe.

Luego, Luis Silvestri comenzó con la titánica tarea de levantar esa parcela de 15 hectáreas -baja e inundable- con medio metro de tierra que no pocos camiones descargaron en medio del escepticismo de muchos.

Pero la recompensa llegó y esto se comprueba al hojear los dos libros de visitas, donde se encuentran augurios, emotivas despedidas pero hay un mensaje de un chico colombiano que es revelador y contundente:"No me quiero ir de El Pingo Fe".

Las clínicas, esa gran atracción

Se trata de cursos intensivos de equitación para personas que generalmente vienen del exterior -grupos de 10 a 15 chicos-, acompañados de sus profesores para montar y que pernoctan en El Pingo Fe dos o tres días. "Esto se transforma en una venta indirecta de caballos porque hace que la gente nos conozca", señala con entusiasmo Luis Silvestri.

"Las clínicas tienen como propósito primordial mostrar el mundo ecuestre de una manera didáctica y para esa tarea contamos con profesores que son profesionales de experiencia que coordinan una aceitada agenda de actividades", señala el empresario a Campolitoral.

Pero todo comienza cuando los extranjeros llegan al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, donde se los espera y traslada en minibús los 300 km que lo separan de Rosario.

Una vez que arribaron a El Pingo Fe son alojados según su necesidad en el complejo que posee el club de campo con instalaciones de 10 plazas, 2 baños; cabañas de 2 y 6 plazas y casas. También se ofrecen servicios de calefacción, aire acondicionado, televisión, ventilación, hidromasaje y cocina.

Así el visitante una vez que conoce las instalaciones es agasajado con comidas típicas, incluyéndose desayuno, almuerzo, merienda y cena, apropiadas para los deportistas y preparadas por cocineros especializados. Una vez terminada, la recepción se da inicio a las tareas contándose para ese fin con profesionales, caballos y equipo de primera categoría.

En familia

Además de su personal idóneo, Luis Silvestri, cuenta con estrechos colaboradores como son sus hijos Franco, Juliana -ambos jinete y amazona de primera y cuarta categoría, respectivamente- y Bruno, que están interiorizados de todo el movimiento que se registra en el club y son amables anfitriones de quienes visitan asiduamente el establecimiento.

Un hecho para destacar por ejemplo es que una vez que concluyó la clínica se realiza un tour por la ciudad de Rosario, visitándose distintos lugares de interés turístico o también puede optarse por hacer un paseo de compras por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

César Benítez