El pluralismo en la visión de Néstor Kirchner
En los últimos días se habla con insistencia no sólo de la reelección del actual presidente, sino de un acuerdo con dirigentes del radicalismo para integrar una fórmula que Kirchner califica como plural. Voceros del oficialismo se han referido a este tema y han intentado presentar este supuesto acuerdo como una experiencia parecida a la de la Concertación chilena. Por su parte, Kirchner reiteró sus opiniones refractarias al Partido Justicialista y sus simpatías por un acuerdo plural que asegure la gobernabilidad para los próximos años.
¿Es el probable acuerdo con el radical Julio Cobos o con algún otro dirigente radical un ensayo político parecido a la Concertación? ¿Kirchner es un presidente que rompe con la tradición justicialista y defiende posiciones plurales?
Con respecto al primer interrogante, habría que recordar que la Concertación chilena constituye un acuerdo político de varios partidos históricos: la democracia cristiana, el socialismo y el radicalismo. Estos acuerdos son orgánicos, es decir, los organismos de conducción de estos partidos aprobaron la alianza, que incluye rotación en las candidaturas y en las responsabilidades del poder.
La Concertación es un acuerdo hecho sobre la base de un programa y no sobre la base de un líder excluyente. En los últimos quince años hubo dos presidentes provenientes de la democracia cristiana y dos del Partido Socialista, y la competencia electoral está planteada con la Alianza, una coalición de derecha (en Chile, la derecha se llama derecha) que obtiene un alto nivel de adhesión y es probable que en algún momento desplace a la Concertación de la Casa de la Moneda.
Está claro que el tipo de acuerdo que plantea Kirchner nada tiene que ver con lo que hace la Concertación en Chile. En el caso de la presunta concertación con la UCR, se trata más de la captación de algunos dirigentes que, por motivos relacionados con la crisis que atraviesa su propio partido, han decidido sumarse a la convocatoria hecha por Kirchner. Desde ese punto de vista, la estrategia electoral del kirchnerismo está en las antípodas de lo que manifiesta la Concertación chilena.
En relación con este tema, está la supuesta ruptura del presidente Kirchner con la llamada estructura "pejotista". Este tipo de afirmación se conecta con la tradición peronista y con el propio Juan Domingo Perón, que siempre privilegió su liderazgo personal sobre las estructuras partidarias a las que sólo otorgó importancia instrumental.
Recordemos que, en febrero de 1946, el compañero de fórmula de Perón fue Hortensio Quijano, un dirigente radical correntino escindido del tronco partidario. En 1944 le había propuesto algo semejante a Amadeo Sabattini y éste le respondió que, si quería hacer política, debía afiliarse al radicalismo.
Anécdotas al margen, lo que importa destacar es que en estos temas no hay nada nuevo bajo el sol. Lo que Kirchner intenta hacer se entronca con una genuina tradición peronista cuyos contenidos son un tanto complejos, pero que, en el tema que nos ocupa, tiene como rasgo distintivo la construcción del poder a partir de un liderazgo personal y excluyente.