La Iglesia, los judíos y la historia

Continuando con la línea iniciada por Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI visitó Polonia y estuvo en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, oportunidad en la que condenó el genocidio cometido por los nazis contra los judíos. La visita del Papa a Polonia se propone fortalecer las relaciones de la Iglesia Católica con los judíos, en un tema que en los últimos años ha sido muy polémico.

Benedicto XVI oró ante el llamado "Museo de la muerte", conversó con algunos sobrevivientes y en un tramo de su discurso sostuvo que estaba en ese lugar en su carácter de hijo del pueblo alemán. La opinión pública valoró este gesto de la más alta autoridad de los católicos, pero como un signo de las antiguas controversias, algunos dirigentes de la comunidad judía manifestaron su desaprobación a la caracterización que hizo el Papa del nazismo, responsabilizando del genocidio a "un grupo de criminales", una manera sutil de liberar de su responsabilidad al pueblo alemán, según el punto de vista de estos críticos.

Importantes dirigentes de la comunidad judía, por otro lado, manifestaron su aprobación por la actitud del Papa y su presencia en el lugar que representa hoy el emblema del genocidio, con lo que se demuestra que la polémica histórica no se ha clausurado, más allá de las señales visibles de acuerdo que se han manifestado en estos últimos años.

Desde el punto de vista de la investigación histórica sigue abierto el debate acerca de la actitud de la Iglesia Católica durante los años del nazismo y, muy en particular, la responsabilidad del Papa Pío XII. El tema es controvertido porque incluye varios tópicos que no pueden dejar de tenerse en cuenta a la hora de evaluar conductas y actitudes o de arribar a alguna conclusión.

Los documentos disponibles no son uniformes y lo que en principio está fuera de debate es que hubo católicos que enfrentaron al nazismo y, en más de un caso, dieron la vida, en tanto que otros católicos fueron condescendientes y, en algunos casos, cómplices de la dictadura nacional socialista. Esta responsabilidad alcanza a la Iglesia Católica, pero también incluye a las religiones protestantes, ya que también hubo pastores que alentaron la guerra y el exterminio mientras otros pastores morían en los campos de concentración, como, por ejemplo, Dietrich Bonhoffer.

Lo cierto es que el Vaticano ha elaborado una lectura autocrítica de su actuación durante los años del nazismo y, más allá de que algunos objetores consideren que es incompleta, lo que no se puede negar es que en los últimos años ha existido una seria y sincera preocupación de los católicos y de sus máximas autoridades por resolver este litigio histórico en consonancia con los valores evangélicos y el humanismo cristiano.

Los debates históricos no se clausuran y siempre están abiertos a nuevas interpretaciones y lecturas. Lo que importa desde el punto de vista religioso y político es la lectura que hoy hace la Iglesia Católica del nazismo. Las declaraciones del Papa no dejan ninguna duda respecto de la condena al genocidio de judíos, gitanos, Testigos de Jehová y disidentes políticos.